La leyenda del “piano inmortal”

«El piano inmortal» es un piano que construido en Turín a principios del s. XIX, estuvo presente en la Feria de París de 1867, sobrevivió a la II Guerra Mundial y también se conoce como «El piano del rey», «El piano de Siena» y «El piano de arpa de David».
El fabricante de clavecines Sebastiano Marchisio comenzó a fabricar un piano vertical a principios del S XIX en Turín y fue terminado por sus hijos y nietos hacia mitad de siglo.
A simple vista era un piano normal, pero se dice que su sonido era distinto al de cualquier otro. Se decía del sonido que emitía que «era como el de un harpa, cristalino y más suave que el de un clavicordio».
Sebastiano Marchisio utilizó las madera de las vigas de cedro libanés de una iglesia local que se había derrumbado tras un terremoto, o sea, los lugareños afirmaban que esa madera venía del mismísimo Templo del Rey Salomón de Jerusalén.
El piano acabó en manos de Rebecca, nieta de Marchisio, como regalo de bodas y a medida que el piano iba ganando fama, empezó a decirse que su aspecto no estaba a la altura de su sonido, así que se decidió dotarlo de una nueva apariencia.
El escultor Nicodemo Ferri y el arquitecto Carlo Bartolozzi fueron los encargados de darle un nuevo diseño a la cubierta que incluía símbolos clásicos, arabescos, máscaras, animales, querubines y los retratos de los maestros Mozart, Händel, Gluck y Cherubini.
Bajo el teclado, se encuentra uno de los motivos principales del piano, el arpa de David. Este ornamento es el que le da otro de sus nombres: «El piano del arpa de David».
En 1868 la ciudad de Siena adquirió el piano y se lo regalo al Principe Heredero Umberto como regalo de bodas y el encargado de tocar en la presentación oficial del piano fue el mismísimo Franz Liszt.
Umberto se llevó el piano al Palacio del Quirinal, en Roma y años después, viajaría a Jerusalén, donde le contó la historia de su piano al pianista Mattis Yanowski.
Umberto invitó a Yanowski a tocar su piano en Roma, pero en 1900 fue asesinado, así que Yanowski jamás pude ver ese piano pero en su lecho de muerte, le contó la historia del piano a su nieto Anver Carmi que era afinador de pianos y que jamás pudo entrar en el Quirinal. Anver Carmi fue el escritor que contó la historia del piano.
Durante la II Guerra Mundial se le perdió la pista a este piano pues tras la batalla de Alamein, los aliados dieron con un gran alijo de objetos de arte saqueados por los nazis.
Entre todos los objetos había un piano con una cobertura de yeso y Anver Carmi, que servía en el ejército británico, se encontraba allí y convenció a los mandos de quedarse el piano.
Finalizada la guerra, Carmi adquirió el piano y se lo llevó a su taller de Tel Aviv para restaurarlo pues tras quitar el yeso descubrió que el piano tenía un acabado extraordinario, hasta que lo relacionó con la historia que le había contado su abuelo, o sea, se trataba del Piano del Rey Umberto.
En 1953, Carmi se llevó el piano a EEUU y lo reconstruyó por completo pues muchos pianistas pudieron tocar «El piano Inmortal» en EEUU, entre ellos Arthur Rubinstein.
Fuente: https://malditopiano.com/historias-musica/leyenda-del-piano-inmortal/