Los asesinatos de Pablo García Cejas

En enero de 2015, Pablo García visitaba un chalet en Punta del Este llamado «Los Picaflores», donde conoció pues a Claudia von Graevenitz, de 56 años pues ella le dio su número de teléfono y le dijo que tenían algo importante que discutir.
Después de conocerse, Von Graevenitz le ofreció 90.000 pesos y un trabajo a cambio de matar a su hermano, o sea, Alejandro von Graevenitz, de 58 años, un delincuente con condenas previas, para que pudiera adquirir la casa familiar.
Al principio, García se negó a aceptar, pero se le permitió pensar en ello, y Von Graevenitz le dijo que la contactara en persona y el 2 de abril García viajó a la residencia Von Graevenitz para traer a Alejandro algunos artículos de un amigo suyo.
Lo invitaron a pasar, y en el momento en que Alejandro le dio la espalda para lavar unos platos en el fregadero, García recordó así la oferta de Claudia y decidiendo que lo mataría allí mismo, agarró una barra de hierro que encontró cerca y comenzó a golpear así a Alejandro en la cabeza repetidamente, dejándolo gravemente herido.
Posteriormente, arrojó la barra de hierro a un vertedero, que luego fue encontrado por las autoridades pues cuando lo encontraron, Alejandro von Graevenitz aún respiraba, pero murió poco después de ser trasladado al Hospital Pan de Azúcar.
Una vez que Pablo realizó el homicidio, Claudia le entregó la suma prometida a García y lo contrató entonces como empleado en Los Picaflores.

La policía en el lugar de los asesinatos
El 12 de junio, el Departamento de Policía de Maldonado recibió una llamada de Marianella González, informándoles que su hija, la prostituta de 19 años Koni Silva, con quien se mantenía en contacto regularmente, estuvo desaparecida por más de una semana.
Más tarde ese mismo día, el dueño de un complejo de cabañas ubicado en Punta del Diablo llamó a la policía, informándoles que había habido un hedor nauseabundo que emanaba de una de las cabañas.
Cuando las autoridades ingresaron a la cabaña, encontraron el cuerpo desnudo y descompuesto de Silva, que había sido cubierto con unas sábanas blancas y una autopsia confirmó que la causa de la muerte fueron dos golpes en la cabeza, hechos con una piedra de la chimenea, probablemente una semana antes.
Investigaciones posteriores demostraron que fue vista por última vez con Pablo García Cejas, quien la había visitado en repetidas ocasiones para utilizar sus servicios e incluso la había invitado a quedarse en Los Picaflores, donde fumaban marihuana juntos.
Según la confesión posterior de García, él le había contado sobre el asesinato de Von Graevenitz, tras lo cual Silva amenazó con decirrselo a las autoridades a cambio de dinero.
Ante el temor de ser encarcelado, García luego agarró una piedra de la chimenea y la golpeó dos veces en la cabeza, matándola instantáneamente y después de tapar el cuerpo, tomó el teléfono de Silva y el alquiló un Chevrolet Meriva., tirando las llaves de la cabina en un contenedor de basura.
Durante la semana siguiente, siguió inventando excusas de por qué no podía devolver las llaves, antes de regresar al complejo de cabañas el 11 de junio, alegando que había perdido las llaves originales y necesitaba copias.
El empleado, Guillermo Martínez, confirmó posteriormente a las autoridades que García era efectivamente el hombre que fue visto por última vez con Silva, quien se fue para siempre luego de recoger sus pertenencias, que había dejado en la cabaña.
Luego de ser identificado como una persona de interés en el asesinato de Silva, García fue visto conduciendo su camioneta por las calles de Maldonado y entonces se produjo una persecución a alta velocidad, con disparos de la policía contra el vehículo y debido a ello estrelló el coche en Los Ceibos.
Pese a ello, García logró escapar a las montañas, evadiendo la captura y después de caminar varios kilómetros, llegó frente a una empresa distribuidora y le rogó al vigilante que llamara un taxi, alegando que se lo habían robado.
Después de ofrecerle al taxista su número de teléfono para que mañana le diera el dinero, lo llevaron de regreso a Los Picaflores y donde se bañó y comió.
Al día siguiente, Claudia von Graevenitz llegó al chalet y, tras enterarse de que se había vendido un mueble sin su permiso, fue así cuando empezó a discutir con García y ella le dio una bofetada en la cara, lo que lo llevó a subir a uno de los dormitorios, para así coger un cuchillo.

Reconstrucción de los asesinatos en la finca Los Picaflores
Mientras Von Graevenitz intentaba defenderse, golpeándolo con una lámpara, García procedió a apuñalarla varias ocasiones hasta matarla, después cerró todas las puertas y se metió en un viejo blancoNissan , con la intención de conducir hasta Chihuahua, o sea, donde vivían sus padres.
El 15 de junio, la policía realizó un registro en Los Picaflores, encontrando que todo el lugar había sido cerrado con llave y que al ver que la Sra. Von Graevenitz no respondia a ninguna llamada entraron a la fuerza y encontraron su cuerpo sin vida en uno de los dormitorios.
Al darse cuenta de inmediato de que probablemente era García quien había cometido el asesinato, o sea, la búsqueda se intensificó aún más, lo que resultó en su posterior arresto en la casa de sus padres al día siguiente.
Después del arresto de García, los asesinatos provocaron indignación en la comunidad, y los medios lo calificaron como uno de los casos penales más impactantes en la historia del departamento.
En una entrevista con Noticias de Maldonado , el jefe de policía Erode Ruíz expresó su decepción por no haber podido atrapar así al asesino antes y dijo que los agentes carecían de la información necesaria para evitar más víctimas.
En su juicio posterior, Pablo García Cejas fue declarado culpable de los tres asesinatos y sentenciado a 30 años de prisión, que aun cumple en la prisión de Libertad.
Fuente: https://en.wikipedia.org/wiki/Pablo_García_Cejas