Robo a Lufthansa

El robo a Lufthansa fue un robo en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy el 11 de diciembre de 1978 y se estima que US$5.000.000 en efectivo y US$875.000 en joyas fueron robados, por lo que es el mayor robo de efectivo cometido en suelo estadounidense de esa época.
El 11 de diciembre, a las 3:12 de la mañana, cuando el agente de carga Kerry Whalen regresó de llevar a cabo una transferencia en American Airlines, vio una furgoneta negra de Ford Econoline apoyada en la puerta de la rampa.
Whalen caminó hacia la furgoneta para investigar, y dos hombres sin máscaras o guantes le golpearon con las pistolas en la cabeza y entonces Whalen fue arrojado a la furgoneta, donde un tercer ladrón estaba esperando
Otra persona tomó su cartera y dijo que sabían dónde estaba su familia y Whalen asintió con la cabeza para indicar que cooperaría con los ladrones. Pero más tarde, cuando los investigadores mostraron a Whalen una serie de fotos de archivos de la policía, identificó positivamente a Angelo Sepe como la persona que lo había golpeado.
El agente mayor Rolf Rebmann oyó un ruido por la rampa de carga y fue a investigar pues los seis atracadores armados y enmascarados entraron y lo esposaron.
Entonces utilizaron una llave proporcionada por Werner y caminaron a través de un laberinto de pasillos y tras maniatar a los otros dos empleados dos de los atracadores se aventuraron abajo para haber si había más emplados que fustrasen su atraco.
Los hombres armados irrumpieron en la sala de almuerzos donde había dos empleados pues como sabían como se llamaban les obligaron a tirarse al suelo.
Ellos hicieron que John Murray, el principal agente de carga de la terminal, llamara a Rudi Eirich a través del intercomunicador y los ladrones sabían que Eirich era el único guardia esa noche que conocía la combinación de la bóveda de doble puerta.
Murray fue hecho prisionero para fingir a Eirich que había un problema con una carga de Fráncfort, y le dijo a Eirich que quedaría con él en la cafetería. Cuando Eirich se acercó a la cafetería, fue recibido entonces por cuatro hombres con escopetas y vio a los otros empleados atados y amordazados en el piso de la cafetería.
Como consecuencia de ello, uno de los atracadores vigilaba a los diez empleados, y los otros tres tomaron así a Eirich a punta de pistola hasta llegar a la bóveda de doble puerta.
Eirich dijo más tarde que los ladrones fueron informados y sabían todo sobre los sistemas de seguridad en la bóveda, incluyendo el sistema de doble puerta, por lo que una puerta debe ser cerrada para que el otro se abra sin activar la alarma.
Los ladrones ordenaron a Eirich que abriera la primera puerta a una habitación de 10 por 20 pies y además sabían que, si abría la segunda puerta, activaría una alarma a la unidad de Policía de la Autoridad Portuaria en el aeropuerto.

La furgoneta con la que se perpetró el robo de Lufthansa Airlines en el aeropuerto JFK
Una vez dentro, ordenaron a Eirich que se tumbara en el suelo y comenzara a examinar las facturas y todos los manifiestos de carga para determinar qué parcelas querían entre los muchos envueltos de forma similar.
Finalmente, comenzaron a lanzar paquetes de dinero a través de la puerta donde así alrededor de 40 parcelas fueron removidas y Eirich se hizo entonces para cerrar la puerta interior antes de desbloquear la puerta del exterior.
Dos de los hombres armados empezaron a cargar los paquetes en la furgoneta mientras que los otros ataron Eirich y a los empleados se les dijo que no llamaran a la Autoridad Portuaria hasta las 4:30 de la mañana.
Cuando los ladrones se fueron, eran las 4:16 de la mañana y así según el reloj de la cafetería, no se hicieron llamadas hasta las 4:30, cuando se supo del robo.
Este intervalo de tiempo de 15 minutos fue crucial porque la información privilegiada de Werner hizo que los ladrones supieran que la Policía de la Autoridad Portuaria podría cerrar el aeropuerto entero en 90 segundos.
A las 4:21 de la mañana, la furgoneta que contenía los ladrones y el dinero robado salió de la terminal y dejó el aeropuerto JFK, pues el robo se realizó en tan sólo 64 minutos y fue considerado el mayor robo de moneda nunca cometido en suelo estadounidense en el momento.
Los ladrones se dirigieron a un garaje en Canarsie, Brooklyn, donde Jimmy Burke estaba esperando. Allí, el dinero fue cambiado a un tercer vehículo del que se encargarían Burke y su hijo Frank.
El resto de los ladrones se fueron y regresaron a casa, excepto Paolo LiCastri, quien insistió en tomar el metro para ir hasta su casa y Parnell «Stacks» Edwards fue quien puso las matrículas robadas en la camioneta tras el atraco.
Burke y su hijo Frank condujeron el tercer coche con todo el dinero robado a una casa segura para realizar el recuento y entonces es cuando Burke se dio cuenta del verdadero alcance del robo: esperaba traer no más de US$2.000.000 y se sorprendió por los cerca de US$6.000.000.
Parnell «Stacks» Edwards tras realizar el atraco se llevó la furgoneta hasta el apartamento de su novia donde la aparcó en una zona de estacionamiento prohibido aparentemente con la intención de entregar la furgoneta a la chatarrería al día siguiente.
A la mañana siguiente, mientras Edwards todavía dormía en el apartamento de su novia, la policía descubrió la furgoneta, la confiscó y rápidamente la identificó como el vehículo utilizado en el robo.
Pese a ello, Edwards consiguió huir de la cas de su novia, pero sus huellas dactilares fueron encontradas en el volante, y una huella de fango encontrada en el aeropuerto fue comparada con un par de zapatos deportivos de Puma AG que Edwards poseía.
El FBI tenía dos sospechas inmediatas de quién tenía las conexiones y la habilidad organizativa para conducir un ataque tan audaz en el área de Nueva York, siendo la primera la banda de John Gotti y la segunda la banda de Jimmy Burke.
El FBI identificó al equipo de Burke como los posibles autores a de los tres días del robo, en gran parte debido al descubrimiento de la furgoneta, junto con las conexiones de Edwards con la banda de Burke en el conocido Salón Robert.
Entonces, el FBI esbleció una dura vigilancia, siguiendo a la pandilla en helicópteros, escuchando los teléfonos en el Salón Robert, e incluso las cabinas de pago más cercanos al bar.
El FBI logró grabar algunos fragmentos de charla tentadora a pesar de los fuerte sonidos de fondo del rock y la música disco, como Angelo Sepe diciendo a un hombre no identificado acerca de «un caso marrón y una bolsa de Lufthansa» y lo contando a su novia Hope Barron «[…] Quiero ver […] mirar donde está el dinero en […] cavar un agujero en el sótano [inaudible] césped trasero […]» pero esto no fue suficiente para el conectar definitivamente a la banda de Burke al robo.
Según Henry Hill, Jimmy Burke se volvió paranoico y se agitó una vez que se dio cuenta de cuánta atención había tenido el fracaso de Edwards, y entonces decidió matar a cualquiera que pudiera implicarlo en el robo, empezando por Edwards mismo.
Con las muertes violentas de la mayoría de los asociados y planificadores del robo, poca evidencia y pocos testigos seguían conectando a Burke o a su banda con el robo.

Jimmy Burke, en el momento de su detención, en agosto de 1980.
Dos años después del robo, Hill fue arrestado por tráfico de drogas y entonces para evitar así la cárcel y por temor a que Burke le matara para silenciarle, decidió entrar en el programa de protección de testigos del FBI.
Allí empezó a delatar uno a uno a todos los implicados y unas 50 personas acabaron en prisión gracias a su colaboración, entre ellos el propio Burke, que fue condenado en primer lugar a 20 años de cárcel por varios delitos y, más adelante, a cadena perpetua por un asesinato.
Sin embargo, nunca se le condenó por el golpe del aeropuerto, ni por las más de 50 muertes que el propio Hill le atribuía y en 1996, Burke murió a los 64 años en la cárcel a causa del cáncer de pulmón.
El caso del robo a Lufthansa tardó 37 años en cerrarse y el 23 de enero de 2014, fue detenido Vincent Asaro, o sea, líder del clan de los Bonano, acusado de participar también en el atraco fue absuelto un año después y el único que estuvo en la cárcel por este caso fue Werner, el informador endeudado. Hill, por su parte, murió en 2012 en un hospital de Los Ángeles a los 69 años.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Robo_a_Lufthansa