El atleta negro que enfureció a Hitler en sus Juegos

A Franklin Roosevelt, presidente de los Estados Unidos, no le interesaba recibirlo ya que estaba en plena campaña de reelección y tenía miedo que los estados del sur, conservadores y segregacionistas, lo condenaran.
Venía de dar uno de los grandes batacazos de la historia del deporte y propinarle un duro cachetazo a la propaganda nazi de los Juegos Olímpicos de Berlín 36, pero a su país poco le importó.
Producto de estos Juegos Olímpicos de Berlin el atleta negro Jesse Owens humilló a Hitler y se convirtió en leyenda pero rápidamente volvió a «ser negro».
Con sólo 22 años, consiguió cuatro medallas doradas: ganó en los 100 y 200 metros libres, salto de longitud y en los 4X100 metros siendo ovacionado por más de 100 mil personas en el Estadio Olímpico de Berlín.
En las pálidas y reprimidas calles de la ciudad alemana, le pedían autógrafos, o sea, estaba exento de la Ley de Ciudadanía del Reich, que sólo permitía personas arias, y se hospedó en hoteles con blancos.

Luz Long y Jesse Owens
Los Juegos Olímpicos de Berlín era uno de sus grandes aparatos propagandísticos y el irrespetuoso Owens se animó a arruinarlo pues justo él, de raza negra, le faltaba el respeto a todos los atletas blancos que, para el discurso nazi, eran hasta superiores físicamente.
Ganó la competencia de salto de longitud y se abrazó a Luz Long, símbolo del deporte alemán, quien, aún como rival, le había dado algunos consejos previos.
La marca de cuatro medallas doradas en unos Juegos Olímpicos no fue igualada hasta Los Angeles 84, cuando Carl Lewis sacudió al mundo con su potencia y velocidad.
«Cuando volví a mi país natal, después de todas las historias sobre Hitler, no pude viajar en la parte delantera del autobús. Volví a la puerta de atrás. No podía vivir donde quería. No fui invitado a estrechar la mano de Hitler, pero tampoco fui invitado a la Casa Blanca a darle la mano al Presidente», dijo Owens.

Victoria de Owens en los 100 metros lisos
Tras los Juegos, la Federación de Atletismo lo obligó a hacer un tour por Europa para recuperar sus propios gastos. Además, fue bailarín, jugó en los Globetrotters y participó de carreras contra caballos.
Tras realizar todos estos trabajos volvió a su antiguo puesto de maletero en el lujoso hotel Waldorf-Astoria y como empleado de una estación de servicio.
No fue hasta 1976, cuatro años antes de su muerte por un cáncer de pulmón y 40 después de su gesta cuando lo premiaron con la Medalla Presidencial de la Libertad y en 1990 el Congreso le otorgó una Medalla de Oro.
Pero para todo el mundo quedó la historia de Jesse Owens, la historia de aquel 9 de agosto de 1936 en el que el deporte superó las trabas racistas de la sociedad gracias a un atleta, a una leyenda.
Fuente: https://tn.com.ar/deportes/hazanas/owens-el-atleta-negro-que-humillo-a-hitler-y-volvio-a-ser-negro_264782