Aníbal y la Batalla del Tajo

La batalla del Tajo fue un enfrentamiento ocurrido en el marco de las campañas cartaginesas contra los pueblos de la Meseta Central y tuvo lugar en 220 a. C. junto a dicho río, enfrentando a un ejército comandado por Aníbal Barca contra un gran ejército carpetano, al que se habían unido contingentes vacceos y olcades.
Este enfrentamiento cuenta como la primera batalla campal dirigida por el general cartaginés –que contaba entonces con 27 años– tras los asedios de Althia, Helmantiké (Salamanca) y Arbucala (Toro).
Tras su derrota en la primera guerra púnica, Cartago dirigió sus fuerzas hacia el dominio de la península ibérica con el fin de encontrar una fuente alternativa para los recursos que le habían proporcionado los territorios de Sicilia y Cerdeña perdidos a favor de Roma, y evitar así caer en una dependencia de los comerciantes itálicos.
La actividad de sus dos primeros comandantes, Amílcar Barca y Asdrúbal el Bello, se encaminó a lograr el sometimiento, mediante la fuerza o a través de alianzas, de los territorios tartésicos e ibéricos del sur y sureste peninsulares.
Una vez dominados estos territorios, Asdrúbal, poco antes de su muerte, comenzó las acciones militares destinadas a lograr un control sobre los territorios interiores en la Meseta Central.
Tras la muerte de Asdrúbal a manos de un cliente del rey Tagus, fue elegido como comandante Aníbal Barca, quien continuó con esta estrategia sometiendo en 221 a. C. a los olcades, que se encontraban en el sureste de la Meseta, y acometiendo durante el siguiente año una campaña contra los vacceos situados en el noreste.
Sus objetivos fueron múltiples: prisioneros de guerra que trabajasen en sus minas, reservas de grano, mercenarios para su ejército y por otro lado asegurar la retaguardia de su principal territorio antes de emprender su expedición contra Roma.
Para esta campaña sobre la Meseta Central, Aníbal partió de Qart Hadasht, dirigiéndose al extremo oriental de Sierra Morena para bordearla por su vertiente septentrional, atravesando el territorio de sus aliados oretanos en dirección oeste hasta alcanzar la Vetonia, donde giró hacia el norte por la ruta que posteriormente sería la Vía de la Plata hasta alcanzar el objetivo final de su campaña: el territorio de los vacceos.
En Vacceia, Aníbal primero sitió Helmantiké, a la que logró someter tras varias luchas y negociaciones. Posteriormente asedió Arbucala para tomarla finalmente tras una dura resistencia de sus habitantes.
Durante la vuelta de esta campaña, Aníbal fue interceptado por un ejército carpetano, al que se le habían unido fugitivos vacceos y olcades que previamente habían convencido y animado a los carpetanos para atacar a los cartagineses.
Tras llevar a cabo los saqueos de Helmantiké y Arbucala, Aníbal inició el regreso hasta su base en Qart Hadasht y luego abandonó el territorio vacceo para entrar en la Carpetania atravesando el Sistema Central por el actual paso del puerto de La Fuenfría y una vez en el valle del Tajo, se dirigió a uno de los vados del río que le permitiese atravesarlo.
Tras cruzar el río, Aníbal fue informado por sus exploradores de que un gran ejército carpetano estaba situado en su camino esperando para hacerle frente.
Les acompañaban todos los olcades que habían logrado huir de la primera campaña de Aníbal en Iberia y estos habían alertado a los carpetanos de la belicidad de los púnicos creando un ejercito a los que se unieron algunos salmantinos que se habían negado a aceptar el yugo de los cartagineses.
El general púnico, sobrepasado ampliamente en número y con su movilidad reducida debido al botín que acarreaba, evitó el enfrentamiento con habilidad y prudencia retrocediendo hasta la orilla sur del río que acababan de atravesar, ordenando la construcción de un campamento defensivo que les ofreciera una protección temporal ante los enemigos.

Esquema del desarrollo de la Batalla del Tajo
Tanto carpetanos, como vacceos y olcades eran tribus de filiación céltica, estando formado por grupos de guerreros unidos cada uno a su propio jefe por lazos de dependencia, clientela o gentilidad.
Estos grupos se componían de infantería con un entrenamiento y armamento desigual, ya que gran parte de sus miembros no eran guerreros profesionales.
Su manera de combatir se basaba en formaciones densas que utilizaban la táctica de ataques iniciales masivos y muy violentos, pero carecían de la disciplina necesaria para sobreponerse a los reveses y de un mando único y estaba formado por 40.000 hombres, una escasa parte de ellos a caballo.
Con la coalición ibérica asentada frente al campamento a la espera de la batalla, el ejército cartaginés aprovechó la noche para cruzar el río pasando a la orilla norte y consiguiendo que sus movimientos no fueran advertidos por sus enemigos.
Los cartagineses habían construido su campamento defensivo y protecciones de tal manera que los carpetanos tuviesen que pasar por un sitio determinado para poder atravesar el río, provocando un efecto parecido al de la batalla de las Termópilas.
Ello obligó a un gran ejército a reducir el ancho de sus filas para poder avanzar y de esta manera anular en gran medida la desventaja de la diferencia numérica.
Con esta táctica, Aníbal conseguía evitar que los carpetanos pudiesen rebasar sus flancos aprovechando su abrumadora superioridad de efectivos.
Entre carpesios y tropas auxiliares de olcades y vetones sumaban un ejército invencible si la lucha se desarrollara en campo abierto y estos pensando que la victoria estaba asegurada se precipitaron al río de cualquier manera y sin mando alguno.
Aníbal había dado orden a la caballería de que atacasen a la columna entorpecida cuando la viesen metida en el agua, o sea, en cuanto la coalición ibérica se adentro suficientemente en el río, un enorme contingente de jinetes púnicos se lanzó al ataque.
Muchos perecieron en el río; algunos, arrastrados en dirección al enemigo por la corriente llena de rápidos, descubrieron que los cuarenta elefantes del ejercito cartaginés les esperaban en la orilla para dar buena cuenta de ellos, siendo aplastados hasta la muerte.
Los ibéricos que consiguieron regresar a su parte de la orilla se empezaron a intentar organizar pero Aníbal, que se dio cuenta de la situación, movilizó a todo su ejército metiéndose en el río en formación de cuadro obligando a huir a los hispanos de la orilla.
Se estima que murieron unos 1.200 hombres de caballería y 1.000 de infantería por parte cartaginesa y unos 8.000 de infantería por parte de la coalición ibérica
Fuente: https://proyectohistory.wordpress.com/2015/08/11/las-campanas-de-anibal-en-iberia-v-batalla-del-tajo/comment-page-1/