Diego García de Paredes «El Sansón Extremeño»
Vídeo que narra la historia de Diego García de Paredes que luchó junto a Gonzalo Fernández de Córdoba el «Gran Capitán» para atemorizar a los franceses.
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La historia de los cuatro papas españoles
Dámaso I (366- 384). Hijo de los españoles Antonio y Laurencia, se desconoce su lugar de nacimiento aunque los datos apuntan a que fue en Galicia. El 1 de octubre del año 366 con 62 años accedió a la silla de San Pedro.
Dámaso se enfrenta a dos problemas fundamentales durante su papado. El primero, el de reivindicar y consolidar la primacía de la iglesia y el segundo erradicar la lucha contra las numerosas herejías.
El papado de Dámaso ha sido uno de los grandes de la historia. Dámaso fue un papa riguroso y docto. Murió el 11 de diciembre del año 384. Dámaso ha sido además, el único papa español que ha sido beatificado.
Hubo que esperar más de mil años para que otro español ocupase la silla de San Pedro. Calixto III, Alfonso de Borja accedió a la silla pontificia en 1455. Nació en Játiva, Valencia su formación como jurista y su vida austera le sirvieron para ganarse el respeto y la confianza del resto de los cardenales que, posteriormente de auparon como Papa.
Su papado se caracterizó por iniciar una cruzada para reconquistar Constantinopla que resultó ser un fracaso. Además fue quien anuló en 1456 el juicio a Juana de Arco que había sido condenada por bruja.
Durante su pontificado llamó a Roma a numerosos familiares suyos. Dos de sus sobrinos, Rodrigo de Borja, fututo papa y Luís Juan entraron en el colegio cardenalicio. Rodrigo de Borja hizo, de hecho una rápida carrera eclesiástica a base de intrigas y bajo la protección del papa Calixto III. En 1.431 fue nombrado papa bajo el nombre de Alejandro VI. Quizá sea el papa más famoso por su nepotismo y por utilizar los recursos de la iglesia para enriquecer a su familia.
Alejandro VI fue el papa de la conquista de América y el responsable del Tratado de Tordesillas entre Portugal y Francia, donde demostró sus cualidades para la diplomacia. También, asumió el mal momento de los Estados Italianos que estaban en peligro ante las potencias extranjeras y por el complejo sistema de alianzas que había entre ellos. Sin embargo, no todo fue diplomacia. Con su hijo César Borgia, férreo guerrero quería unificar todos los estados Pontificios bajo el mando de Roma.
Alejandro VI murió a los 73 años, en agosto de 1503, después de una cena en la que, según algunos historiadores, fue envenenado, aunque por error. Todos los asistentes a esa cena cayeron gravemente enfermos. Junto con la teoría del envenenamiento, cogió fuerza la de unas fiebres producidas por un cambio de tiempo, si bien esto tampoco ha quedado nunca confirmado.
El cuarto papa, aunque hay quien no lo considera como tal, fue Benedicto XIII, más conocido como el ‘Papa Luna’. Fue conocido como el ‘antipapa’ por haber sido elegido durante el Gran Cisma de Occidente o Cisma de Aviñón, uno de los periodos más lamentables de la Iglesia Católica donde todos los países católicos tuvieron que posicionarse. Fue sin duda, uno de los sucesos más lamentables de la historia del cristianismo, una crisis religiosa que salpicó a todos los países católicos que tuvieron que posicionarse sobre la validez de elección del anterior papa Urbano VI.
En 1409 fue condenado por hereje y se retiró a Aragón, a su fortaleza de Peñíscola donde murió en 1.423 sin renunciar jamás a la convicción de él era el auténtico vicario de Cristo.
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El mayor enigma de los Borgia: ¿ Quién mató al hijo mayor de la familia?
La familia valenciana que dio dos papas al mundo es recordada por su leyenda negra como ejemplo típico de nepotismo, corrupción e intrigasen el corazón de Roma. El malvado Rodrigo Borgia, nombrado Papa como Alejandro VI, la lasciva Lucrecia Borgia, el ambicioso César Borgia… son algunas de las etiquetas, en su mayor parte injustas, que la historiografía y la literatura asignaron a una familia vista como extranjera y hostil entre los italianos. Entre los crímenes y misterios que rodearon a los Borgia llama especialmente la atención la extraña muerte del hijo mayor y capitán de las tropas papales, Juan Borgia, el cual fue asesinado en un callejón de Roma sin que se conocieran nunca los culpables.
Juan de Borgia y Cattanei era hijo de Rodrigo Borgia y de su amante favorita, Vannozza Cattanei. Se dice que era el hijo mayor y preferido de los que Rodrigo tuvo con esta amante, pero los historiadores ni siquiera tienen del todo claro cuál es su fecha de nacimiento, probablemente 1474. A diferencia de su hermano César Borgia, frio y calculador cuando era necesario, Juan era de carácter inestable y dado a ataques de ira, aunque también un inteligente conversador y un buen camarada en tiempos de guerra. Heredero del ducado familiar de Gandía, Juan fue nombrado por Alejandro VI capitán general de los ejércitos papales. Participó en la campaña contra los Orsini, con modestos resultados, y fue derrotado en Soriano en 1497. También luchó en la conquista de Ostia junto a Gonzalo Fernández de Córdoba, «El Gran Capitán».
Los malintencionados rumores apuntaron como autores del asesinato al propio Alejandro VI y al hermano de Juan, César Borgia, celosos padre e hijo del amor que Lucrecia profesaba a Juan. El canciller papal, el alemán Johann Burchard, afirmó que el pontífice «tras secarse las lágrima, se consoló entre los brazos de madame Lucrecia, la causa del asesinato». Una apreciación sin fundamento que recogió la leyenda negra, surgida a mediados del siglo XVI: el asesino estaba dentro de la familia y la causa estaba vinculada con Lucrecia. Pero los argumentos de esta teoría eran meramente literarios (el mito de Caín y Abel con una mujer de por medio), puesto que la relación entre los dos hermanos era excelente y la relación incestuosa es una falacia vertida por los enemigos del Papa. Además, César Borgia no se benefició a ningún nivel de la muerte de su hermano, ya que sus títulos nobiliarios, como el Ducado de Gandía, pasaron directamente al hijo del fallecido.
Disputa de Santa Catalina en los Apartamentos Borgia
En opinión de los autores del libro «Un inédito Alejandro VI liberado al fin de la leyenda negra», «no hay razón alguna para imaginar un fratricidio. Sí hay razones, sin embargo, y muchas, para pensar en lo más lógico: una venganza de los enemigos de los Borgia, una trampa, una emboscada». Además de los Orsini y el resto de enemigos declarados de Juan Borgia, entre los que estaba incluso Fernando «El Católico», el principal sospechoso durante mucho tiempo fue el vicecanciller Sforza, investigado a fondo a cuenta de sus encontronazos recientes con el hermano mayor de los Borgia. No se pudo demostrar su implicación, como tampoco se pudo encontrar nada contra los maridos y familiares de las muchas amantes de Juan.
Solo un mes después del asesinato, el Papa dio orden de interrumpir las investigaciones policiales porque es mejor callar para preservar la paz, según declaró él mismo. Su rápida reconciliación con los Sforza, a los que eximió públicamente del crimen, advierte en qué dirección iba la conciliadora frase del patriarca de los Borgia.
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