Los increíbles objetos sobrenaturales del Rey Salomón
Por todos es conocida la figura del rey Salomón, personaje que aparece no sólo en los textos bíblicos sino al que también se alude en el Corán y en el Talmud. Tercer rey de Israel, hijo del rey David, era considerado un mandatario de excepcional sabiduría, poseedor de grandes riquezas y responsable de la construcción del templo de Jerusalén.
Según se relata en los textos, este monarca contaba en su haber con una serie de objetos de peculiares características que facilitaban sus empresas al servicio de Dios y que otorgaban un inmenso poder a su poseedor. No en vano, según las profecías de diferentes pueblos semitas, el que tuviera estos objetos bajo su posesión tendría el poder para dominar el mundo.
Otro de los objetos en posesión del monarca era el denominado ‘’Sello de Salomón’’. Una suerte de anillo mágico en el que también estaba inscrito el nombre de Dios y que Yahvé le dio a Salomón directamente del cielo. Este anillo otorgaba al rey una serie de poderes asombrosos tales como el control sobre genios y demonios, la autoridad sobre el viento y el agua o la capacidad de comunicarse con los animales.Por ello, parece que Yahvé sentía una especial predilección por Salomón al que, además de otorgarle un gran poder, le hizo poseedor de una avanzada tecnología divina de la que era incapaz el ser humano.
El anillo del Rey Salomón
Otros excepcionales objetos mencionados en los textos antiguos son ‘’El Urim y el Turim’’, unas piedras engarzadas a un pectoral sacerdotal que debían situarse sobre el corazón mediante las cuales se transmitía la voluntad divina y que se utilizaban para cuestiones en las que se consideraba necesaria una respuesta de Dios, como decisiones de interés nacional ya que Yahvé era el legislador de Israel.
Y la presencia de Yahvé cerca del arca no era solo percibida por los hebreos sino que según se narra en Samuel, uno de los pueblos enemigos, los filisteos, pudieron constatarlo, al encontrarse el arca en el campo de batalla:
‘’Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! Pues antes de ahora no fue así. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda la plaga en el desierto’’. 1 Samuel 4:6-8
Por último, el arca era también el contenedor de otros objetos que Dios otorgó al pueblo hebreo: las tablas de la ley entregadas por Dios a Moisés, la vara de Aarón con la que realizaba los milagros de Dios y la fuente de maná, que era el alimento que Dios hacía llegar a su pueblo mientras les guiaba por el desierto.
Este dios celoso e iracundo, que encontraba un especial deleite en el oro, en algún momento hizo entrega a los hombres de una tecnología tan avanzada que sus poderes eran interpretados como voluntad divina pero que sólo otorgaba a unos pocos elegidos como el rey Salomón, o como medio para obtener un cierto fin.
El paradero de estos mágicos objetos que casi parecen venidos de otros mundos se desconoce a día de hoy; aunque no son, ni han sido pocos los que incansablemente tratan de dar con ellos.
Cabe destacar que la última mención que se hace del arca en el texto bíblico aparece en el Apocalipsis de Juan:
‘’Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo’’. Ap 11:19