Las infantas más desconocidas de la Historia de España: Las cuñadas de Isabel II

Isabel Fernandina, Luisa Teresa, Josefina Fernanda ‘Pepita’, María Cristina y Amalia Filipina eran hermanas de don Francisco de Asís, rey consorte de la reina Isabel II de España, y por tanto las hijas de Francisco de Paula Antonio María de Borbón y Borbón (hijo de Carlos IV) casado así con Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, hija del rey Francisco I de las Dos Sicilias.
Por tanto, estas mujeres que fueron las cuñadas de Isabel II tuvieron destinos diferentes y poco conocidos que son:
Isabel Fernandina, la rebelde enamorada

Mientras estuvo internada en un convento agustino parisino se enamoró de un conde polaco arruinado llamado Ignacy Gurowsky, con el que se fugó, o sea, la infanta se disfrazó de hombre, enlazó luego varias sábanas y salió por la ventana mientras su amado la esperaba disfrazado de sirviente.
La vida del noble antes de casarse con la cuñada de Isabel II II mantuvo un trío con Astolphe de Custine, marqués de Custine quien, a su vez, era pareja de Eduard Sainte-Barbe.
La pareja se casó en secreto en Inglaterra y se exiliaron a Bélgica, donde gozaron de ciertos privilegios y sus relaciones con la Casa de los Sajonia-Coburgo-Gotha provocó el origen del rumor sobre la infidelidad de la infanta Isabel con el rey viudo Leopoldo I de Bélgica, de quien se dijo entonces el que había tenido una hija ilegítima.
Su alto tren de vida los llevó a la ruina rápidamente y ante esta situación, Isabel Fernandina fue la primera infanta en vincular su nombre a la publicidad para una casa de corsés que había sacado al mercado unas prendas denominadas cintura regente.
A pesar de la astronómica cifra que recibió, sus vicios acabaron por desterrarla a la absoluta pobreza y muriendo en un hotel donde dejó muchas facturas impagadas que el dueño del establecimiento intentó cobrar.
Algunos de los descendientes de esta infanta son la actriz Marisol Ayuso, conocida popularmente por ser la madre de Paco León en Aida, y los descendientes del doctor Gregorio Marañón, cuyo primogénito, el jurista y político Gregorio Marañón fue el I marqués de Marañón casado así con Patricia Bertrán de Lis y Pidal, VI condesa de Retamoso.
Luisa Teresa, la despilfarradora

Le encantaba estar rodeada de lujo y entre sus vicios estaba la ludopatía, perdiendo ingentes cantidades de dinero en el casino de Biarritz, localidad de moda a finales del siglo XIX y principios del XX porque allí veraneaban algunas monarquías y aristócratas.
Tuvo la suerte de casarse con José María Osorio de Moscoso y Carvajal, XVI de Sessa, perteneciente a la Casa de Sessa que era la más rica y con más títulos nobiliarios de España.
Sin embargo, debido a su tren de vida en poco tiempo logró arruinar a los Sessa, o sea, la obsesión por comprar joyas, palacios, castillos y objetos de arte fue la perdición del matrimonio que tuvo que vender los palacios de Villamanrique y Altamira y el castillo de Cabra.
El escándalo surgió cuando varios joyeros madrileños publicaron la millonaria deuda que tenía la cuñada de Isabel II porque había estado comprando diamantes y otras piedras preciosas sin tener fondos.
Con tal de llevar a cabo su estrategia incapacitó a su esposo hasta encerrarle en el castillo de Cabra, en el que murió completamente aislado, sin los cuidados necesarios y resulta que uno de sus descendientes es Ioannes Osorio, XIX duque de Alburquerque
Pepita, la fogosa

La pasión desaforada que sentía por los hombres la llevó a enamorarse de José Güell y Renté, un poeta cubano con el que se casó en secreto en Valladolid, o sea, eso no gustó nada en la corte porque supuso un escándalo tremebundo, por lo que su cuñada la reina Isabel II la desterró en 1848 y la desposeyó de su título real.
Se trasladaron a Francia, pero cuando regresaron lo hizo con premeditación y alevosía al ser una especie de adalid en Valladolid para ir en contra de Isabel II a causa de la revolución de 1854.
Cuando volvieron de Francia, Josefa Fernanda fue en contra de su prima cuando encabezó la revolución de 1854 en Valladolid pues finalmente recuperó su título unos años después.
A pesar de todo, la íntima relación que tenía con la reina de cuando solían dar largos paseos por el Retiro mientras se contaban sus confidencias fueron motivos más que suficientes para que volviera así a tener el título. Sin embargo, de poco le sirvió, porque al igual que una de sus hermanas falleció en la pobreza.
María Cristina, la boba

Nació con cierto retraso intelectual, era poco agraciada y estaba abocada a la eterna soltería. Pero aún así, los tejemanejes de la corte conllevaron así un matrimonio orquestado con el infante Sebastián de Borbón y Braganza.
La infanta tuvo una vida plena y llena de lujos en su palacio de la calle Alcalá y además estaba bastante alejada de la realidad debido a sus problemas mentales.
Cuando los Borbones se exiliaron en 1868, al bajarse del tren en Sebastián para retomar entonces otro en dirección a París, María Cristina se dedicó a saludar a una multitud de personas que se encontraban en la estación porque pensaba que se alegraban de verla.
Tras su regreso a España, las Cortes decretaron retirarle la asignación como infanta porque era una de las mujeres más ricas del país, o sea, ello no le preocupaba ya que con su fortuna podía hacer y deshacer a su antojo.
Sus vástagos protagonizaron las crónicas de sucesos porque su primogénito, Francisco María, murió tras practicársele electroshock para curarle la homosexualidad y la esposa de Luis de Jesús, duque de Ánsola, se había quedado embarazada del diputado y diplomático Manuel Méndez de Vigo y Méndez de Vigo, por lo que quería que su esposo reconociera al niño para evitar perjuicios futuros.
El tataranieto es Íñigo Méndez Vigo, exministro de cultura durante el gobierno de Mariano Rajoy. El otro hijo de la infanta, Fernando Sebastián de Borbón, II duque de Dúrcal tuvo así un romance con la bailaora gitana Pastora Imperio, cuya biznieta es la actriz Pastora Vega.
Amalia, la bien casada

La más cabal de todas las hermanas fue Amalia que se casó con Adalberto de Baviera, miembro de la familia que gobernaba el segundo reino alemán más poderoso tras el de Prusia y entonces a raíz de este matrimonio, la infanta de España se convirtió en cuñada del rey Maximiliano II, y dio origen a la dinastía Borbón-Baviera.
La vida de doña Amalia transcurrió sin sobresaltos, vivía con gran ostentación y recibía en el palacio de Nymphenburg de Múnich a grandes personajes de la época como los Habsburgo, los Saboya o los Hesse, además de codearse con los zares de Rusia.
Cuando regresaba a Madrid frecuentaba lugares elitistas acorde a su rango, le encantaban pasear así por Aranjuez, los espectáculos del Teatro de la Zarzuela y el Teatro Real.
Fuente: https://elcierredigital.com/cultura-y-ocio/205766591/infanta-desconocidas-cunadas-reina-isabel-espana.html