El umbral que nos conduce hacia otras dimensiones: Estancia La Aurora
Ha pasado más de medio siglo de aquel primer fenómeno espacial ocurrido en la estancia La Aurora, un antiguo establecimiento rural ubicado en el departamento uruguayo de Paysandú, y todavía no se saben los posibles motivos sobre su origen. El misterio crece y sigue latente en la actualidad a partir de nuevas e impactantes manifestaciones que involucran el cielo y la tierra con una rara mística que trasciende a la vida de las personas que habitan el lugar. Reconocidos especialistas en temas del espacio recorrieron la zona y elaboraron diferentes teorías acerca de un enigma que conmueve a todos por igual.
Entre las personalidades que visitaron La Aurora se encuentra nada menos que Neil Armstrong, el primer hombre en pisar la Luna, quien según se pudo saber estuvo allí dos veces, pero no en forma oficial. El astronauta visitó Argentina el 1 de octubre de 1969, a los pocos meses de haber regresado de su misión aeroespacial a bordo del Apolo XI. Fue una visita oficial junto a Edwin Aldrin y Michael Collins, pero en las siguientes dos ocasiones habría concurrido solo para trasladarse de inmediato a Paysandú no en carácter de investigador de la NASA, sino por cuestiones personales que tendrían que ver con el gran cambio que hubo en su vida a partir de la histórica primera exploración lunar acontecida el 20 de julio de 1969.
Alejado de la actividad profesional en la NASA, la causa espacial y los fenómenos extraterrestres pasaron a ser una obsesión para el ex astronauta, quien durante un tiempo se alistó como periodista de la revista Newsweek con el propósito de investigar el tema ovni. Esa fue la misión que lo trajo a la estancia uruguaya, donde recogió varios testimonios que le permitieron elaborar una interesante crónica que podría estar relacionada con una suerte de escala matemática hacia otras dimensiones. En sus primeros borradores se han registrado teorías sobre la procedencia de las extrañas luces que aparecían en los campos del Uruguay. Se dice que Armstrong, también ingeniero aeroespacial, piloto militar y profesor universitario, habría encontrado en ese punto una ruta muy concluyente para sus investigaciones.
Es cierto que existieron y que aún perduran muchos interrogantes en relación al denominado fenómeno de La Aurora, que en general se nutre tanto de hechos subjetivos como de experiencias personales. Sin embargo, con el paso del tiempo han surgido datos nuevos y comprobables que trataremos de enumerar y presentar de la manera más clara y precisa a nuestros lectores.
Para iniciar el relato de esta fantástica historia nos trasladaremos a una distancia de más de 400 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires para arribar a la zona del puente fronterizo Salto-Paysandú, donde se encuentra el establecimiento agrícola-ganadero que ocupa unas mil hectáreas recostadas sobre el río Dayman. A esos campos de siembra y pastoreo se accede a través de un camino de tierra que se abre en diagonal a un costado de la ruta 3, que es una de las vías principales que atraviesa el territorio de la República Oriental del Uruguay.
La Aurora es una de las estancias tradicionales de ese país. Fundada en 1918, pertenece a la familia Tonna-Ratin. Su antiguo dueño fue Ángel María Tonna y, luego de su fallecimiento, quedaron a cargo la mujer y sus tres hijos. La familia vive actualmente en el campo, pero por cuestiones de trabajo casi todos sus integrantes viajan bastante a otros departamentos. Este es un dato importante si se tiene en cuenta que el fenómeno de luces y apariciones trasciende los límites de la propiedad rural y tanto Ángel Humberto, el mayor de los Tonna, como Tulio y Elena Margarita, la hermana menor, han sido protagonistas directos de algunos de esos extraños acontecimientos.
Una de las zonas de La Aurora donde se han producido los avistamientos
A esto se suman los dichos de automovilistas y choferes de transporte de carga y de viajeros que transitan por esa zona, quienes a menudo denuncian la irrupción de objetos voladores y maniobras con luces que a veces complicarían la visión en esa ruta. También se refieren en sus dichos a las bolas de fuego que recorren los sembrados y que de pronto ascienden a toda velocidad hasta perderse de vista. Otros testigos del caso habrían detectado huellas de supuestos aterrizajes en el campo y las describen como franjas de cenizas que enmarcan círculos en la gramilla. Algunos hablan de abduciones de animales.
Los habitantes de ese departamento uruguayo que han sido testigos de estos y otros acontecimientos emparentados al fenómeno ovni a la vez se convierten en receptores de las diversas teorías que algunos investigadores se encargan de difundir. Una de las más recientes explica que en la estancia La Aurora y sus alrededores está ubicado aquello que los chamanes llaman axis mundo o eje del mundo, una especie de apertura hacia otras dimensiones.
La misma tesis asegura que por ese medio existiría la observación de ovnis se repite en otros sitios de Uruguay. Nivel siete Así se califican los epicentros energéticos como más poderosos. la posibilidad de comunicarse con las diferentes regiones del Universo. Para elaborar esos argumentos se basan en experiencias visuales y también en la riqueza del suelo, con un alto porcentaje de cuarzos y cristales que, según explican, hace que se concentre un potente radio de energía, que operaría como un foco de atracción aeroespacial.
Se dice que en ese portal energético en el que colapsarían las categorías del espacio y del tiempo puede abrirse un canal a través del cual seres de otras dimensiones lograrían acceder a nuestras coordenadas. En principio sería esta una de las interpretaciones del fenómeno cuya perspectiva podría alcanzar una infinidad de cuestiones que desde hace mucho son estudiadas por los expertos espaciales.
El primer acontecimiento raro en La Aurora data de 1976. Según se pudo averiguar, una noche de febrero de ese año, Ángel María Tonna se encontraba en la estancia y alrededor de las diez de la noche uno de sus trabajadores le fue a avisar que había visto una potente luz en el cielo. Acompañado por el mismo empleado y su familia, Tonna se acercó hasta donde le había indicado y vieron una fuerte luz de unos tres metros de diámetro que descendía en forma pendular. Poco después se elevó en forma vertical introduciéndose en otra figura luminosa de mayores dimensiones en forma de triángulo. Cuentan que mientras se alejaba se produjo un apagón en Salto, a 10 kilómetros de la estancia ubicada en Paysandú. A partir de entonces se han sucedido manifestaciones similares.
De acuerdo con los testimonios de la familia Tonna y del resto de los pobladores, la actividad es muy intensa durante algunas noches. Todo lo expuesto por testigos quedó más explícito con las secuelas en el campo, con decenas de rastros en la hierba, animales y árboles quemados en un radio donde, al parecer, habrían descendido extraños objetos voladores. En otras zonas de Uruguay también habrían detectado las denominadas entradas al inframundo. Según revelaciones, se registraron denuncias de avistamientos en varios puntos del país: lo mismo que en Paysandú sucedió en Durazno, en San Ramón en Canelones, en las Sierras de Minas, en Piriápolis, en la laguna Negra en Rocha y en la Estación Margat en Canelones. Pero, a diferencia de los nombrados, la zona de La Aurora se convirtió en uno de los puntos turísticos más místicos del Uruguay.
Pablo Warmkraut y el resto de los miembros de El Grupo Aurora
Una de las teorías se centra en una suerte de conexión de otras realidades coexistentes con la de nuestro planeta, pero ubicadas en niveles diferentes de la vida terrestre. Se dice además que La Aurora no es la única zona que posee esta energía dominante: las experiencias científicas revelaron que existen muchos epicentros energéticos como este en el planeta, aunque de diferentes escalas.
Según Pablo Warmkaraut, del grupo Aurora, los más poderosos son los del nivel siete, como Erks y Azgar en Rusia, el Tíbet, el Triángulo de las Bermudas y la antigua capital de los mayas. El hoyo energético de la estancia La Aurora, en cambio, como el de Isidris en Mendoza y otros sitios de Brasil, Colombia, China, Estados Unidos y Europa es apenas de segundo nivel.
El investigador se refirió a las experiencias en el lugar: “Las sensaciones se parecen a las que se viven en las apariciones marianas, donde todo está conectado en forma directa con el tema ovni. Aunque nos cueste creerlo, son portales que se abren hacia otras dimensiones. Aurora es un sitio mágico y decidimos bautizar con su nombre a nuestro grupo de investigaciones”, concluyó Warmkaraut.
Fuente: http://www.cronica.com.ar/