Accidente ferroviario de Arévalo de 1944

El Accidente ferroviario de Arévalo de 1944 tuvo lugar el 11 de enero de 1944 en la estación de Arévalo, situada en la línea férrea de Madrid a la frontera francesa en Irún.
Se produjo al chocar dos trenes de viajeros por alcance en el interior de la citada estación y en el accidente fallecieron 41 personas y además unas 78 personas resultaron heridas de gravedad.
Los trenes implicados en el accidente fueron el correo número 21 Madrid – La Coruña y el expreso número 1 Madrid – Hendaya, que tenía el trayecto Madrid – Medina del Campo del Surexpreso.
El correo partió de Madrid formado por una locomotora y unos diez coches (furgón, dos furgones postales -uno con destino Coruña y otro Vigo-, coche mixto primera clase/camas, dos mixtos primera/segunda y cuatro coches de tercera clase), y por otro lado estaba el expreso que tenía locomotora y trece coches (furgón, coche correo, dos coches – cama, uno de segunda clase, dos mixtos de primera/tercera clase y cuatro coches de primera clase).
El tren correo número 21 había partió de la madrileña estación de Príncipe Pío a las 22:15 horas, 45 minutos antes de que desde esa la misma estación efectuase también su salida el expreso número 1.
El trayecto del tren correo se desarrolló con normalidad hasta que llegó a la estación de Sanchidrián, donde a la salida uno de los ambulantes que iba prestando servicio en el primero de los dos furgones postales y que llevaba dicho tren (JT-10 y JT-5), tiró de un aparato de alarma al notar un ruido raro procedente de la parte baja de dicho coche.
Igualmente un viajero del coche de primera también activó un aparato de la alarma al observar que de debajo de uno de los coches salían unas chispas y saltaban piedras.
El tren correo llegó a Arévalo a las 02:25 del día 11 de enero, con 16 minutos de retraso sobre su horario normal. Al detenerse el tren, el maquinista fue a ver al visitador en ruta de servicio en el tren donde le dijo que el sistema de freno de vacío al tren no funcionaba correctamente y era necesario hacer la revisión.
El personal de los furgones postales también comunicó la anormalidad que habían detectado en el coche que ocupaban. El visitador, tras comprobar los frenos del referido coche, observó que efectivamente se había desprendido parte de la timonería del freno de uno de los ejes del boggie delantero del primer furgón postal.
Resulta que se había soltado un tornillo y como consecuencia de ello venía arrastrando una pieza y de ahí las chispas y las piedras saltando que vieron los viajeros del coche de primera clase.
El visitador comunicó al maquinista que tardaría en arreglar la avería unos diez minutos por lo que el tren correo quedó de esta forma así detenido en la vía de circulación descendente (vía I de la estación), a la espera de que la avería fuese reparada para continuar su viaje.

El tren siniestrado en el estación ferroviaria de Arévalo
Entretanto, el tren expreso número 1 efectuaba su viaje con normalidad; no tenía paradas comerciales programadas hasta Ávila y en Navalgrande hubo de efectuar una parada técnica ya que en la vía estaba el mercancías 1025, y qu eal llegar a la estación de Guimorcondo el expreso adelantó así al tren de mercancías y llegó a Ávila con algunos minutos de retraso.
La parada en la capital abulense se desarrolló sin incidencias pues cuando el expreso pasó por la estación anterior a Arévalo (Adanero), su retraso ya había disminuido, pero aun iba con algunos minutos de demora respecto al horario previsto.
El expreso no tenía establecida parada comercial en Arévalo, siendo pues la siguiente parada de la ruta Medina del Campo, estación donde se producía la unión de la rama procedente de Madrid con la de Lisboa.
El plazo de diez minutos que el visitador en ruta del tren correo necesitó al reparar la avería detectada en el primer furgón correo se alargó por lo que el tren continuó detenido en la vía de circulación descendente de Arévalo.
Ésta era la vía que de ordinario se utilizaba para la parada de los trenes que circulaban en sentido hacia la frontera francesa, pues no existían más vías de ese lado de la estación.
El correo no fue apartado fuera de la vía de circulación ya que esa parada prevista no era muy larga y por el peligro que entrañaba circular sobre los desvíos con la pieza del freno desprendida, pues ello podía dañar todos los cambios de agujas y provocar el descarrilamiento del coche afectado.
A las 02:45, según declaró el personal que se encontraba de servicio en la estación en ese momento, así como varios otros testigos el expreso entró a gran velocidad en la estación y chocó contra la parte trasera del tren correo.
Según la declaración de los testigos, la locomotora del expreso venía dando contravapor, con los areneros abiertos y de las ruedas salían chispas debido al sobrecontacto de las zapatas de freno sobre las ruedas.
Además, éstos pudieron oír la explosión de los petardos de aviso colocados sobre los carriles a la altura de la señal de entrada que advertían del rebase no autorizado de la misma.
Debido a la colisión resultaron aplastados los dos últimos coches del correo, -unidades de tercera clase de caja de madera-, originando gran cantidad de víctimas.
El proceso penal por el accidente comenzó dos semanas después del mismo en Madrid, ante el Juzgado Especial de todos los Accidentes Ferroviarios de la Primera Región Militar, por procedimiento sumarísimo ordinario.
Otros quince días después, el 11 de febrero, el juzgado dictó sentencia en la que culpó al maquinista de la locomotora del expreso por cometer el delito de negligencia, al entender que el accidente se debió a que no había podido frenado a tiempo.
Es extremadamente dudoso que se pudiera realizar una investigación en profundidad en un periodo tan breve de tiempo y menos con los limitados medios de la época.
Según concluyó la apresurada investigación, tanto la señal avanzada de la entrada a Arévalo del lado Madrid como la de entrada del mismo lado se hallaban convenientemente cerradas, al hallarse ocupada por el correo la vía que el expreso debía utilizar para efectuar su paso por la estación.
Por ello, debió haberse detenido el expreso a la entrada de la estación hasta que se hubiese producido la salida del correo o bien se le hubiese permitido su entrada para adelantar al mismo utilizando otra vía.
Según el sumario del juicio, antes de llegar a Arévalo no se produjo ninguna incidencia en el sistema de freno del expreso, habiéndose podido detener el tren normalmente en las dos paradas que hizo (la de Navalgrande y la de Ávila).
Además, dicho sumario concluyó que cabía poca posibilidad de un fallo en el sistema de freno entre Ávila y Arévalo, pues la locomotora que remolcaba el expreso (la Norte 4608, luego RENFE 241-4008), hacía solo dos meses que había salido de efectuar una operación de revisión completa.
El sumario, sin embargo, no indica si el sistema de freno de la locomotora fue revisado tras el accidente para comprobar si había existido o no fallo en él.
Tan solo expresa que no existía mal funcionamiento en el freno de ninguna de las unidades remolcadas del tren, las cuales parece que fueron probadas al día siguiente del accidente con otra locomotora que funcionaba de forma normal.
Ademá, al maquinista se le abrieron diligencias por el mismo juzgado y así determinar si el resto del personal de la estación y del tren correo también podían haber incurrido en algún tipo de responsabilidad por el accidente.
Sin embargo, las investigaciones concluyeron que dicho personal no había cometido falta alguna, o sea, en el juicio se concluyó que el accidente había sido causa de un descuido del maquinista, descartando toda posible acción cometida deliberadamente por éste o por otras personas para provocar el accidente.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Accidente_ferroviario_de_Ar%C3%A9valo_de_1944