La leyenda del perro negro del antiguo canódromo
El Canódromo de Barranquilla era un lugar de carreras de perros a las que asistían aristócratas y apostadores pues allí nacieron historias oscuras que están estrechamente relacionadas con los relatos de espantos que años después serían recordados como los ‘perros negros diabólicos’ que reaparecieron por los diferentes rincones de La Arenosa.
La historia de la aparición terrorífica de un perro negro con ojos rojos se ha escuchado muchas veces en los relatos fantasmales de la Costa, pero muy pocos la conocen a fondo.
Elkin Payares Pacheco, antiguo archivista de la aduana y el retirado historiador de deporte canino, Alirio Rodríguez, hablan de tres enigmáticas cartas que se encontraron en los finales del canódromo que crearon polémica e incertidumbre por la historia escalofriante y fantástica escritas por una mujer.
En ella una joven llamada Natasha Bohórquez le escribía a un desconsolado apostador llamado Ariel Rocha lo siguiente: “No te hagas ya más ilusiones, no soy la mujer para ti. A pesar de ser mi primer amor necesito alguien que cumpla con mis gastos como lo ha hecho Adolfo, y pronto me iré con él a Francia, lo siento eres pobre si cambia tu fortuna puedes que cambies esta historia”.
Esta carta reposa en mano del antiguo cronista canino Ariel Rocha, quien explica que según lo que cuenta la leyenda Ariel Rocha, después de leer esta carta lloró amargamente en la grada del canódromo una noche lluviosa cuando no habían carrera, hasta que un hombre con un perro negro le ofreció un trato contado en la última carta: “Lloraba amargamente en la oscuridad cuando un hombre con gabardina negra acompañado de un perro negro me dijo te haré rico y recuperarás tu amor, pero al ganar la decimotercera carrera me darás tu alma. Aquel señor era el diablo, que el señor me perdone, pero por ti firmé el contrato”.
Ariel apostó con reconocidos hombres adinerados grandes sumas de dinero, ganando con su perro negro ‘Hechizo’, que derrotó a grandes galgos de la época como ‘Alteza’. Estaba lleno de fortuna al punto que decidió escribirle a su amada, pero esta ya se había marchado para Francia. Desesperado en su la última carta al final cuenta lo siguiente: “De nada sirve este pacto con el diablo te marchaste con él y falta la decimotercera y última carrera, así que huiré, soltare al perro no cumpliré con este contrato”.
Los sucesos que acontecieron después harían popular esta historia. En 1969 encontraron en las afueras del canódromo a un hombre muerto, Ariel Rocha, desangrado por el cuello y al lado un enorme perro negro con ojos rojos que desapareció en la oscuridad.
Fuente: http://www.aldia.co/