Mujeres asesinas: Pauline Dubuisson

Francesa de 24 años, convicta en noviembre de 1953 de la muerte de su exnovio Félix Bailly.
Pauline Dubuisson había llevado desde la adolescencia una intensa vida amorosa pues a los 16 años era la amante de un coronel de 55, Von Domnick, director del Hospital Alemán en Dunkerque durante la ocupación.
En 1946 comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Lille; una amiga suya de aquella época la describe como «una muchacha bien equilibrada, pero muy orgullosa, siempre coqueta y provocativa».
Junto a la medicina dedicó una atención especial al estudio de las técnicas amorosas, escribiendo cuidadosamente en un cuaderno el nombre de sus numerosos amantes con sus correspondientes características sexuales; esta extraña lista, publicada durante el juicio, le valió la hostilidad de la opinión pública.

El juicio en la sala del Tribunal de lo Criminal del Sena.
Uno de sus compañeros de universidad era un tal Félix Bailly, que se convirtió en amante de Pauline y cuyo nombre pasó a engrosar la lista de la muchacha, cuya existencia Félix desconocía.
Dos años después de iniciar sus relaciones amorosas, Bailly, convencido de la infidelidad de su amante, la abandonó, trasladándose a estudiar a París pues hay pruebas suficientes para creer que además de desengañado estaba también cansado de Pauline y no volvieron a verse hasta marzo de 1951.
Durante aquellos 18 meses que pasaron separados, Pauline añadió muchos más nombres a su lista y Félix Bailly se enamoró de una muchacha más constante, Monique Lombard, formalizando con ella sus relaciones.
Pauline Dubuisson explicó al jurado su conducta: «Quería intentar amar a otros hombres para convencerme a mí misma de que era capaz de seguir queriéndole a pesar de todo», pero la realidad es que en todo aquel período no hizo el menor intento de ver a Félix de nuevo ni acudió a visitarle a París una sola vez. Por su parte, aquél, encontrándose casualmente con una amiga de su antigua amante, la preguntó: «¿Qué es de Pauline? ¿Sigue tan frívola como siempre?».
Cuando a primeros de marzo de 1951 Mlle. Dubuisson se enteró del compromiso de Félix Bailly, fue a París, donde, según su declaración, volvieron a reanudar sus relaciones.
El 10 del mismo mes, Pauline adquiría una pistola automática del calibre 25, explicando a la policía al solicitar su permiso de tenencia de armas que la necesitaba porque solía viajar sola por la noche.
Cinco días después salía de su pensión después de dejar una nota para su patrona explicando que pensaba matar a su exnovio y esta envió sendos telegramas a Bailly y a su familia avisándoles de las intenciones de Pauline.
Aquella noche, Félix Bailly durmió en casa de un amigo, volviendo en la tarde del 16 a su piso, que cerró con cerrojo y cadena; cuando oyó llamar a la puerta, creyendo que sería un compañero de estudios que había accedido a actuar durante aquellos días de guardaespaldas, abrió la puerta.

Imagen del jurado con la señora Gourdeau en el centro
Poco después llegaba su amigo Bernard Mougeot, encontrando el cadáver de Félix con tres heridas de bala en la cabeza y a su lado se encontraba Pauline que yacía inconsciente junto a la llave, abierta, del gas.
Fue arrestada y acusada de asesinato (que en Francia significaba pena de muerte). Mientras esperaba la fecha del juicio, intentó suicidarse abriéndose las venas.
Finalmente, se celebró la vista el 18 de noviembre de 1953 en el Tribunal del Sena, presidiendo el juez Raymond Jadín, la acusación el abogado Lindon, y Paul Baudet se encargó de la defensa.
Pauline Dubuisson se mostró imperturbable, mereciendo el apodo de «la Máscara de Orgullo»; declaró que en cierta ocasión Bailly, después de haber pasado la noche con ella, la había rechazado inexplicablemente: «…me besó…, todo volvía a ser como antes…, pensé que despertaba de una pesadilla…, pero al llegar la mañana me expulsó de su casa…. la vida ya no significaba nada para mí… En aquel momento decidí matarle y morir yo también».
No se sabe si Pauline Dubuisson actuó llevada por los celos y el resentimiento o si realmente pensó que su vida ya no tenía interés alguno para ella.
El jurado la declaró culpable del crimen, pero no de asesinato a sangre fría, seguramente influido por el único miembro femenino, Mlle. Raymonde Gourdeau, o sea, la acusada fue sentenciada a cadena perpetua.
Fuente: https://criminalia.es/asesino/pauline-dubuisson/