El caso del niño Carlos Vicente Vegas Pérez

A las 4:30 de la tarde del 22 de febrero de 1973 el niño Carlos Vicente Vegas Pérez salió de su casa, la Quinta Algarrobo, en la avenida principal de Lomas del Mirador, a comprar unas revistas deportivas en un quiosco del cercano Centro Comercial Santa Marta.
Eran menos de 800 metros de distancia y su madre le dio el dinero para que fuera solo a comprarlas revistas, o sea, esa simple caminata se convirtió en uno de los crímenes más sonados de la historia del país.
Ese niño, hijo del reputado arquitecto Martín Vegas, aparecería muerto ocho días después en el fondo de un barranco y nadie sería condenado por eso.
No hubo culpables por el secuestro y muerte del pequeño Carlos Vicente pues sólo Omar el Chino Cano y Gonzalo Fafa Capecci lo hicieron por cargos relacionados con las drogas y aún hoy insisten en que son inocentes.
Al caer la noche de ese 22 de febrero de 1973 los padres de Carlos Vicente Martín Vegas y Trina Pérez empezaron a preocuparse por su prolongada ausencia y salieron a buscarlo en las zonas cercanas.
Después de un par de horas de búsqueda sin ningún resultado e interrogar a vecinos y conocidos regresaron al hogar para decidir qué hacer y esperar noticias.
Al poco rato sonó el teléfono y una voz confirmaba que al niño le había pasado algo: estaba secuestrado y pedían por él un rescate de 150.000 bolívares.
El secuestrador les dio instrucciones muy precisas, incluso un poco excéntricas sobre el rescate: debían ser 2200 billetes, 800 de 100 y 1400 de 50 usados y entregarlos en un maletín desgastado.
El secuestrador se despidió advirtiéndoles que no se comunicaran con la policía y les aseguró que pronto les daría fecha y hora para concretar el pago del rescate.
Martín Vegas comunicó lo sucedido a la Policía Técnica Judicial, pero les advirtió que pagaría el rescate, pidiéndoles que no interviniesen para preservar la vida del pequeño Carlos Vicente.
No fue sino hasta la noche del 24 de febrero cuando volvieron a llamar a la quinta Algarrobo y dieron instrucciones precisas sobre cómo se iba a pagar el rescate: lo haría la señora Trina, sola, la noche del 26.
La señora se marchó junto a uno de sus hijos mayores a cumplir las instrucciones del secuestrador, y llegó hasta el restaurante Don Sancho en la avenida principal de El Rosal. Llamaron al sitio y le dejaron un recado: “Váyase a su casa, no está sola”.

Dos de los presuntos implicados en el secuestro del niño
Al poco de haber vuelto llamaron de nuevo y le ordenaron que dejara el dinero en un pipote azul de basura, que estaba frente a una fuente de soda ubicada en las inmediaciones de la Plaza Altamira.
La angustiada madre cumplió la orden y regresó a su casa, pero apenas entró volvió a sonar el teléfono pues de nuevo eran los secuestradores recriminándole:
-No cumplieron , eso estaba lleno de policías.
-Noooo, yo dejé el dinero. ¡Por favor devuélvame a mi hijo!
Después de unos instantes de tensa negociación los captores le ordenaron que recogiera el dinero y lo llevara hasta La Castellana, donde dejaría su coche con el rescate oculto debajo del asiento y se marcharía en taxi.
Si cumplía lo que le pidió el secuestrador que hiciera en esta ocasión le dijo: “le devolveremos a su hijo a las siete” sin especificar si era de la mañana o de la noche.
Ocho días después, el 2 de marzo de 1973, viernes de Carnaval, el cuerpo del niño Carlos Vicente Vegas Pérez fue localizado en un matorral en la Cortada del Guayabo y al parecer había muerto el mismo día del secuestro.
El cuerpo del pequeño, hallado por unos campesinos, estaba atado con una cadena con dos candados y había sido lanzado al barranco desde unos 20 metros de distancia, según lo determinaron los peritos forenses.
Sobre la muerte del niño se manejaron tres hipótesis: que había fallecido por asfixia por monóxido de carbono dentro de la maleta del coche en el que lo trasladaron; que los secuestradores lo habían estrangulado, y la tercera y más descabellada, que los secuestradores estaban filmando una película snuff y para darle “realismo” lo habían matado.

Alfredo Parilli Pietri cuando es puesto en libertad
Finalmente, tras la autopsia realizada por los forenses se comprobó que murió en la maleta del coche de los secuestradores y el mismo día del secuestro.
A partir de ese momento se aceleró la investigación y a mediados de abril fueron detenidos José Luis Caramelo Branger, Javier Paredes, Julio Morales, Diego Rísquez Cupello, Gonzalo Rafael Capecci, Alfredo Parilli Pietri y Omar el Chino Cano Lugo.
Además salieron a relucir otros nombres como Nicomedes Zuloaga, Orietta Cabrices y hasta el propio hermano del niño Federico Vegas.
El escándalo sobrevino en enero de 1974, casi un año después de la muerte del niño, cuando la Corte Superior II en lo Penal del Distrito Federal y Estado Miranda, revocó los autos de detención de los siete detenidos por el caso Vegas, alegando “fallos sustanciales en la instrucción y sustanciación del proceso”.
Fuente: https://www.radio-orinoco.com/wordpress/2016/07/06/el-caso-vegas-el-cangrejo-de-los-ninos-bien/