Las armas de guerra de Arquímedes

Arquímedes de Siracusa (287 – 212 a. C.) fue un brillante ingeniero, astrónomo, matemático, físico e inventor griego de la ciudad de Siracusa, en la isla italiana de Sicilia y a menudo considerado como «uno de los principales científicos de la antigüedad clásica» debido a sus numerosos descubrimientos.
En verdad, no se sabe mucho sobre la vida temprana de Arquímedes, o sea, sólo así gracias a los escritos sobre él provenientes de Tito Livio, Polibio y Plutarco.
Además de señalar sus muchos logros en ingeniería, estos autores escribieron sobre todas las armas que Arquímedes desarrolló durante el sitio de Siracusa en 215 a. C., por el ejército y la marina romanos. Para defender su ciudad, se decía que Arquímedes había creado armas de guerra únicas que, según se decía, aterrorizaban las almas de los soldados romanos.
Por tanto, entre ellas podemos destacar:
La garra de Arquímedes

A veces denominado «el sacudidor de barcos», este dispositivo se usaba para destruir, hundir o arrojar hombres y armas para que no atacaran los barcos romanos.
La Garra de Arquímedes estaba montada en las paredes de Siracusa y aparentemente era un brazo con forma de grúa con un gran garfio con forma de garra colgando del extremo, o sea, que los soldados de Siracusa desde lo alto del malecón dejarían caer la garra sobre los barcos atacantes.
Una vez que se dejaba caer la garra, el brazo del dispositivo se balanceaba hacia arriba levantando así el barco fuera del agua para luego volcarlo o hundirlo.
Esta arma de guerra podría haber existido ya que Arquímedes tenía conocimiento de palancas, equilibrios e hizo poleas contrapesadas por objetos pesados como piedras puesto que habría entendido las fuerzas involucradas y cómo manejarlas.
Sin embargo, podría no haber sido un dispositivo de usos múltiples. Los materiales naturales y las técnicas de construcción en ese momento significaban que la Garra podía desmoronarse fácilmente, y ningún autor escribió sobre la cantidad de veces que se usó el dispositivo, las alturas a las que se levantaron las naves con la garra o qué tan grandes eran las garras.
Es probable que se usaran inventos como la Garra, pero que se malinterpretaran los principios de su funcionamiento y en lugar de sacar los barcos del agua, es más probable que se hayan utilizado para arrojar rocas sobre los barcos.
El Architronito

Por supuesto, hay formas mucho más efectivas de catapultar rocas a los barcos atacantes, y aquí nuevamente Arquímedes tenía algunas ideas muy avanzadas pues uno de ellos era conocido como el Architronito.
Esta arma de guerra es aparentemente una especie de cañón a vapor, pero se desconoce si Arquímedes realmente construyó este invento, o incluso si realmente lo inventó.
La única fuente que tenemos para el diseño del cañón pertenecía a Leonardo da Vinci, o sea, era fanático de Arquímedes y quien atribuyó los diseños al inventor griego.
Las notas de Da Vinci revelan que el Architronito era un cañón de avancarga, o sea, el cañón se colocaría sobre un fuego con un tubo de metal fuerte conectado al área donde normalmente se coloca la mecha y el otro extremo del tubo de metal estaba unido a una caldera de cobre.
La caldera se llenaba de agua y se colocaba sobre un fuego, luego se colocaba una tapa en el extremo del cañón la cuál se usó para generar presión y forzar el agua hirviendo por el tubo hacia el cañón.
Cuando se retira la tapa del extremo del cañón, el agua del cañón puede así entrar en contacto con las paredes abrasadoras de la boca del cañón, lo que provoca un repentino y violento destello de vapor, o sea, la liberación del vapor lanzaría los proyectiles de arcilla llenos de «fuego griego» al enemigo.
Estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) construyeron modelos a escala del cañón según el boceto de da Vinci pues cuando se probó, el cañón funcionó y el proyectil salió disparado del cañón viajando a más de 670 mph (300 m/s).
Los estudiantes calcularon que la energía del proyectil era pues casi el doble de la energía de una bala disparada por una ametralladora M2 y la conclusión fue que un cañón de vapor habría sido muy efectivo pero en cuanto a si Arquímedes construyó y usó esta arma de guerra, eso se desconoce.
Rayo de la muerte

Una de las armas de guerra más creativas atribuidas a Arquímedes es el Rayo de la Muerte y se dice que esta arma consistía en un solo espejo grande o varios espejos más pequeños que se montarían entonces nuevamente en el malecón de Siracusa donde los espejos proyectarían y magnificarían la luz del sol sobre una nave enemiga, provocando que estallara en llamas.
Al igual que las pruebas del Architronito, los estudiantes del MIT en 2005 querían probar si la idea del Rayo de la Muerte de Arquímedes era posible, o sea, colocaron 127 espejos ajustables en una serie de curvas y cinco personas apuntaron cada espejo hacia una X en una nave objetivo y luego cubrieron así cada espejo.
Cuando los espejos se destaparon al mismo tiempo, el barco comenzó a humear casi de inmediato pues los espejos se dejaron en su lugar y después de diez minutos, una llama se encendió y pudo mantener la quema, creando un pequeño agujero en la madera en el objetivo y carbonizando el área alrededor del agujero.
El arma podría haber funcionado, pero difícilmente podría engullir todo el recipiente en llamas como se decía, o sea, para que los espejos funcionen, se necesitan condiciones climáticas perfectas y la presencia de viento o humedad en la madera podría reducir seriamente la efectividad de esta arma.
Fuente: https://www.ancient-origins.es/mitos-leyendas/armas-guerra-arquimedes-007662