La leyenda del fraile que no se mojaba

Fray Agustín de San José nació en el año de 1700 en la Provincia de Ávila, España pues fue un religioso que entró en el convento desde muy joven, casi un niño, a los diez y seis años, renunciando a la forma de vida de su familia.
En cierta ocasión fue enviado a la Nueva España, en donde fue asignado un convento en la Ciudad de Toluca, donde fue igualmente apreciado por los fieles que acudían a su iglesia a oír misa y a confesarse.
Una noche en que caía una tremenda tormenta, una persona acudió al curato para pedirle que fuese al poblado de Lerma, que quedaba relativamente cerca de Toluca, a confesar a un cristiano que se hallaba en agonía y Fray Agustín se aprestó para acudir con el moribundo.
Fray Agustín de San José echó a andar por esos caminos de dios, cuando de repente se cruzó con el médico que se dirigía a visitar al mismo hombre que debía confesar el sacerdote y al ver que el religioso caminaba bajo ese torrencial aguacero, le invitó a subir a su carreta para llevarlo hasta Lerma.
Sin embargo, el fraile no aceptó, agradeció el ofrecimiento y siguió su marcha pues en seguida, el médico se dio cuenta que a pesar de la tormenta que no paraba y más parecía que se incrementaba, el religioso llevaba la túnica completamente seca, al igual que su cara, manos y pies. ¡El agua no lo mojaba!
Ambos continuaron su camino: el médico en su carreta y el fraile a pie. El doctor no se explicaba cómo era que su compañero de camino estuviese completamente seco algo que también sorprendió a los moradores de la casa al ver a fray Agustín sin una gota de agua sobre su ropa ni su cuerpo.
Este santo padre, que no se mojaba, murió el 3 de enero de 1778 en la ciudad de Toluca, donde aún se sigue hablando de este extraordinario caso.
Fuente: https://www.mitos-mexicanos.com/leyendas-cortas/agua-no-lo-mojaba.html