Leyendas de Ávila

La ciudad de Ávila al igual que muchas otras que hay en España cuenta con infinidad de leyendas y entre ellas podemos destacar:
La leyenda de San Vicente, Sabina y Cristeta
Vicente, Sabina y Cristeta hermanos cristianos, de Talavera de la Reina, sufrieron la represión y persecución a causa de su fe, lo que les llevo a convertirse en mártires y santos.
Hacia el 303 d.c el emperador Diocleciano decretó un edicto de persecución a los cristianos, desencadenando una cruel represión por parte de los funcionarios romanos.
En el caso de la península Ibérica, Diocleciano ordenó al prefecto Publio Daciano que realizara una dura persecución que le valieron su fama de cruel y temido.
Durante esta represión Vicente el hermano, es apresado por Daciano y obligado a rendir culto a los dioses romanos y ante la negación de este, Daciano entra en cólera, y somete al joven a horribles torturas que no consiguen su fin.
En algún momento, sus hermanas consiguen contactar con él y convencerlo para huir con ellas ya que era la única solución para conseguir salvar la vida.
En esta su huida los tres hermanos llegan a Ávila en busca de refugio, pero sin éxito pues de nuevo son apresados por los funcionarios romanos de Daciano.
Y según cuentan, en un barranco situado al noreste de la ciudad, son maltratados, torturados y asesinados hasta la muerte aplastándoles los cráneos contra dos grandes losas.
Los cuerpos fueron abandonados en el barranco, con la intención de que fueran pasto de las alimañas pero en ese momento un judío que había presenciado y disfrutado con el martirio de los jóvenes, se dispone a profanar los cuerpos.
Momento en que una serpiente salió de un agujero y comenzó a estrangularlo por lo que el judío lo entendió como un castigo del dios cristiano.
Como consecuencia de ello, la serpiente volvió a su agujero, el judío salvo la vida y cumplió con sus promesas, o sea, se convirtió al cristianismo, enterró a los hermanos y construyó un primer lugar de culto, sobre el que nació y se edificó San Vicente. A su muerte fue enterrado junto a los hermano.
El tostado de Ávila
Alonso Fernández de Madrigal, nacido en Madrigal de los Altos Hornos fue un clérigo, académico y escritor español que llego a ser Obispo de Ávila y conocido por su espectacular sepulcro.
Fue un célebre personaje de la época, reconocido por su sabiduría y prolifera escritura, se dice que escribía tres pliegos al día, dando lugar a el dicho; “Escribes más que el Tostao” apodo que hacía referencia a su tez morena.
Estas anécdotas son solo anécdotas banales en la vida de este personaje, que fue llamado por el papá acusada de hereje, y al final de su audiencia, fue elogiado y admirado por todo el vaticano.
Los cuatro postes
En el 1157 Ávila había sido asolada por una horrible epidemia de peste, cuando por fin fue atajada, los habitantes de la ciudad en agradecimiento realizaron una romería hacia la ermita de San Leonardo.
Como consecuencia de ello, Ávila quedó desprotegida, y entonces fue cuando los musulmanes aprovecharon la ocasión para saquear por completo la ciudad.
Los regidores de la ciudad deciden dar alcance a los saqueadores pues organizan la batida en dos grupos, uno de ellos regresa a Ávila y se encierra tras sus muros.
Mientras el otro grupo da alcance a los musulmanes y recupera el botín pero a su regreso se encuentran las puertas de la ciudad cerradas, o sea, los traidores se habían hecho con el mando y exigían su parte del botón para abrir las puertas.
Esta situación, obligó a que el rey Sancho III de Castilla acudiera a mediar, y una vez que entró en la ciudad de Ávila consiguió expulsar a los caballeros traidores.
Decretó para ellos, que siempre vivieran extramuros, sin ningún privilegio. o sea, que se cree que éste podía haber sido el origen de los arrabales medievales.
Otras versiones cuentan que mucho de ellos marcharon a Ciudad Rodrigo, que en aquellos momentos estaba siendo repoblada por el rey Fernando II de León.
Otra versión, es la que marca el lugar de los cuatro postes como el lugar donde Santa Teresa de Jesús y hermano Rodrigo son alcanzados por su tío, frustrando la huida de los jóvenes hacia tierra de infieles para la evangelización de estos.
Años después cuando Santa Teresa es “despachada” de Ávila por su desacuerdos con la forma de entender la religión, es aquí donde mirando a la ciudad, sacude sus sandalias y pronuncia la célebre frase “de Ávila ni el polvo.”
Fuente: https://masviajesyescapadas.com/historias-leyendas-y-curiosidades-de-avila/