La matanza de Tóxcatl

La Matanza de Tóxcatl, también llamada la Matanza del Templo Mayor, fue un episodio de la Conquista de México en que los españoles dieron muerte a los aztecas mientras estaban haciendo una ceremonia en honor a los dioses Tezcatlipoca y Huitzilopochtli.
El responsable de la masacre fue Pedro de Alvarado que estaba a cargo de las tropas españolas ya que Hernán Cortés estaba en las costas del Golfo de México combatiendo a Pánfilo Narváez que zarpó desde Cuba con la misión de capturarlo.
Pedro de Alvarado llevó a cabo una autentica masacre en el Templo Mayor ya que pensaba que se trataba de una trampa por parte de los aztecas sobre las tropas españolas.
La fecha varia entre el 20 de mayo y el 22 de mayo de 1520, último día del mes Toxcatl, además de existir dos versiones de los hechos ocurridos en el conflicto.
Una es proporcionada por los cronistas de Indias, escritores de formaciones diversas que participaron de una u otra forma en la conquista de las que serían durante tres siglos posesiones españolas.

Pedro de Alvarado
La otra quedó olvidada por mucho tiempo en textos indígenas como el Códice Ramírez, el Códice Aubin y la XIII Relación de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl y estos textos indígenas han sido compilados por Miguel León-Portilla en su obra Visión de los vencidos.
Desde la perspectiva de los españoles, Bernal Díaz del Castillo justifica la agresión contra la nobleza mexica en el Templo Mayor debido a que estos se habían propuesto asesinar a Pedro de Alvarado a causa de lo que hizo en México-Tenochtitlan.
El asesinato sería efectuado en el contexto de la celebración de Tóxcatl. y a ello habría que añadir el disgusto de los españoles por la celebración de un rito considerado pagano por ellos, que implicaba la remoción de la efigie de la Virgen María y la Cruz que los españoles habían colocado en el Templo de Huitzilopochtli, con el propósito de la celebración indígena.
Sin embargo, las fuentes indígenas señalan que los mexicas solicitaron el permiso a Alvarado para la realización de una de sus ceremonias religiosas más importantes.

Matanza del Templo Mayor. Pintura contenida en el Códice Durán.
Pedro de Alvarado la autorizó pero cuando los señores mexicas estaban bailando y desarmados, los españoles cerraron todas las salidas del Templo Mayor y abrieron fuego contra los pipiltin tenochcas.
Los informantes indígenas de Bernardino de Sahagún describíiron así el episodio:
Al momento todos [los españoles] acuchillan, alancean a la gente y les dan tajos, con las espadas los hieren. A algunos les acometieron por detrás; inmediatamente cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la cabeza: les rebanaron la cabeza, enteramente hecha trizas quedó su cabeza.
Pero a otros les dieron tajos en los hombros: hechos grietas, desgarrados quedaron sus cuerpos. A aquéllos hieren en los muslos, en las pantorrillas, a los de más allá en pleno abdomen. Todas las entrañas cayeron por tierra Y había algunos que aún en vano corrían: iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse en salvo, no hallaban a donde dirigirse
Los mexicas intentaron defenderse del inesperado ataque de los españoles, pero como estaban desarmados no pudieron hacerlo y el resultado final fue una auténtica masacre y luego los españoles pusieron preso a Moctezuma.
Más tarde, los mexicas sitiaron a los invasores y cuando Cortés volvió del Golfo de México, encontró los ánimos caldeados en Tenochtitlan a causa de los sucesos ocurridos, y preparó la evacuación de Tenochtitlan, que se llevó a cabo el 1 de julio de 1520.
Veintidós años después, el dominico Fray Bartolomé de las Casas, en la relación que hizo al emperador Carlos —y que luego se divulgó por toda Europa— de las atrocidades cometidas por los conquistadores, reflejó lo que conocía del suceso por testimonios ajenos.
Aunque con alguna imprecisión, la descripción no difiere en lo esencial de la indígena, y su predicción del recuerdo perpetuo fue acertada:
[…] e comienzan con las espadas desnudas a abrir aquellos cuerpos desnudos y delicados, e a derramar aquella generosa sangre, que uno no dejaron a vida […] Fue una cosa ésta que a todos aquellos reinos y gentes puso en pasmo y angustia y luto e hinchó de amargura y dolor; y de aquí a que se acabe el mundo o ellos del todo se acaben, no dexarán de lamentar y cantar […] aquella calamidad e pérdida de la sucesión de toda su nobleza […]
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_T%C3%B3xcatl