Ibn Marwan y la fundación de Badajoz

Ibn Marwán al-Yiliqi, Ibn Marwán, «el hijo del gallego» o «el gallego» que es como se denominaba a los cristianos del norte de la Península en esa época fue un señor hispanomusulmán que dominó el Guadiana Bajo y Medio y el sur del actual Portugal en la segunda mitad del siglo IX.
Pertenecía a una familia de muladíes (conversos) del norte del moderno Portugal que se habían instalado en Mérida pues era nieto de Yunus al-Yiliqi y su padre, Marwán ben Yunus fue nombrado entonces walí o gobernador de Mérida por el emir omeya de Córdoba Muhámmad I.
Badajoz, situada a poca distancia de Mérida, era una pequeña aldea llamada Batalius, donde parece ser el que había una población visigoda y una pequeña fortaleza abandonada donde la aldea no tuvo durante los primeros siglos de su historia un gran desarrollo permaneciendo a la sombra de la poderosa y bella Emeritilia romana, Mérida.
Con la llegada del Islam, algunos habitantes de la Península mantuvieron su fe cristiana, pasando así a ser mozárabes, mientras que otros abrazaron el Islam, llamados muladíes que protagonizaron entonces pues algunos alzamientos sonados contra los primeros emires Omeya.
Hacia mediados del siglo IX tuvo lugar una sublevación muladí en Mérida donde ibn Marwan, fue hecho prisionero y enviado como rehén a Córdoba permaneciendo alrededor de siete años, durante los cuales se ganó la confianza del emir, gracias a su discreción y otras habilidades.
Se convirtió así en capitán de guardias reales y este ascenso de su estatus social, le aportó pues muchas satisfacciones, pero también algunos enemigos, como el hayib Hashim ibn abd al-‘Aziz.
Según dicen, ocurrió un incidente entre ambos, delante del emir, o sea, el abuso de poder del hayib y la humillación que sufrió ibn Marwan provocó que éste decidiera abandonar Córdoba acompañado de unos cuantos fieles compañeros.
Hacia el año 874 estaba ibn Marwan con sus amigos cabalgando camino de Mérida, hasta que llegaron al castillo de Alange donde se atrincheraron ya que está situado sobre un cerro rocoso junto al río Matachel y a orilla del embalse de Alange.
Por aquel entonces el emir omeya era Muhammad I, éste ordenó enviar un ejército hasta la zona para así reducir al rebelde, o sea, sitiaron el castillo durante tres meses hasta que los insurrectos debieron así pues capitular.
Ibn Marwan pidió retirarse a vivir a la zona cercana a la aldea de Batalius, eligió un enclave frente al cerro de la Muela, sin embargo el emir sólo autorizó que se estableciera sobre el mencionado cerro.
Este promontorio, por su situación estratégica, cumplía las condiciones óptimas de defensa natural y con ello el añadido de las fecundas tierras de la vega del río Guadiana, o sea, los cronistas hablan de tierras de labranza, ganadería y pesca pues en este momento se sitúa el origen de la ciudad de Badajoz.
Ibn Hayyan: “abd ar-Rahman, hijo de Marwan, conocido por el Gallego fue quien hizo nacer esta ciudad, y fue el primero que construyó en ella en la hégira 261 … (874 de la era cristiana)”
Sobre el cerro de la Muela, Ibn Marwan mandó construir una mezquita, una nueva fortaleza y también la muralla, sobre algunas edificaciones ya existentes.
La fortaleza estaba situada en la parte más elevada y septentrional rodeado por el Guadiana y el Rivilla pero además, Ibn Marwan se las ideaba para combatir a los emires, realizando razzias en los dominios emirales y expandiendo su territorio poco a poco pues el verano del año 876 se libró una batalla crucial, la de Montsalud.
En la sierra de Montsalud se encontraba la fortaleza del mismo nombre, donde ibn Marwan se refugió en más de una ocasión ya que se trataba de un baluarte estratégico clave en la zona.
El emir Muhammad I, no podía permitir este comportamiento y envió un ejército al mando de su hijo al-Mundir y el visir Hashim pero a pesar de ello, Ibn Marwan tenía informadores en la capital del emirato y fue avisado con antelación de la llegada de este ejército.
Como aún no se habían terminado los trabajos de construcción de la nueva fortaleza y la muralla, decidió salir de Badajoz, o sea, pidió ayuda al leonés Alfonso III y también a otro rebelde Sa’dun, que controlaba el territorio del Algarve.
En un momento dado, la columna del ejército al mando del visir Hashim marchó así hacia la fortaleza de Montsalud, accediendo por aquella zona escarpada de la sierra y cayó en una emboscada, o sea, que Ibn Marwan que conocía bien el terreno, casi no tuvo que combatir, sino tomar prisioneros y hacerse con el botín.
Entre aquellos prisioneros se hallaba el propio visir Hashim y entonces Ibn Marwan aprovechó la ocasión para vengarse de su enemigo pero en vez de maltratarlo o ejecutarlo, se lo envió como prisionero al rey leonés Alfonso III, éste pidió un rescate gigantesco, tanto que el visir Hashim permaneció recluido allí casi dos años hasta que pudo saldar el precio de su libertad.
La batalla de Montsalud fue una victoria muy sonada y supuso para ibn Marwan un reconocimiento y un incremento de poder. No sólo la población de la zona acudió a Batalius en busca de protección, sino que aquel pequeño grupo de amigos y afines al muladí, se convirtió en un ejército bien pertrechado que así seguían a su caudillo con fidelidad.
Ibn Hayyan: “… tenía fama de caudillo temible. Sus victorias eran muy celebradas; sus actos crueles le valieron gran reputación y respeto entre los emires sus rivales, que terminaron por colocarlo por encima de ellos …”
Ibn Marwan regresó a Badajoz después de aquella victoria y prosiguió con la consolidación de la nueva ciudad, cuya población iba en aumento en detrimento de Mérida, o sea, que a su prestigio se le unió la expansión de su territorio.
Realizó campañas de castigo contra los dominios emirales, se apoderó del castillo de Talyata (Tejada), de Niebla, llegando hasta las inmediaciones de Sevilla, Faro, Monchique y demás territorios del Algarve.
El emir Muhammad I volvió a enviar un ejército, que sitió Badajoz pues resulta que en los intramuros se habían presentado algunos conflictos internos, por lo que ibn Marwan decidió poner tierra de por medio y marchó hacia León, en cuya corte estuvo viviendo durante ocho años, junto a su aliado Alfonso III.
Desde aquella corte cristiana, planeó su regreso a Badajoz, o sea, organizó una estrategia atacando, junto con el rey de León, una serie de fortalezas en el territorio de Badajoz y Mérida.
Una vez más el emir envió tropas a Badajoz, nuevamente fue sitiada e ibn Marwan otra vez, huyó y así se refugió en fortalezas de la zona pero finalmente hacia el año 884 decidió firmar un tratado de paz con los emires cordobeses con amplias ventajas para los habitantes de Badajoz, tales como eximir entonces a sus habitantes del pago de tributros.
Dos años después falleció Muhammad I y con su hijo, al-Mundhir, firmaron un nuevo tratado con muchas más ventajas aún para la gente de Badajoz.
La ciudad ya estaba fortificada, cuando al-Mundhir murió y su sucesor abd Allah, le otorgó autoridad total sobre el territorio de Badajoz a cambio de fidelidad, o sea, así se selló ese pacto.
Ibn Marwan protegió a los mozárabes de la zona rural y de Mérida, ciudad que había quedado pues casi indefensa, después de tantos asedios y en los intramuros de Batalius convivían mozárabes, que según los expertos había al menos un templo mozárabe, donde hoy se alza la Iglesia de San Juan Bautista.
Está documentado también la presencia de un obispado procedente de Mérida hacia 852 y la población musulmana la componían muladíes y beréberes pues a partir del siglo XI cuando sí se puede documentar la presencia judía en la ciudad.
Ibn Marwan murió antes del año 912, siendo su sucesor su hijo Zaid y nieto abd Allah, hasta que al final el territorio fue absorbido por abd ar-Rahman III estableciendo el califato en 929.
Fuente: https://andalfarad.com/ibn-marwan-al-yilliqi-fundador-de/