Tibicenas, los demonios negros de Canarias
Estos enormes perros negros, constituyen una leyenda (o realidad) de las Islas Canarias, España. Los Tibicenas en Gran Canaria, Guacanchas en Tenerife, Iruene en La Palma e Hirguan en la Gomera.
Esos son los nombres con los que, según cuentan las leyendas de los aborígenes canarios, llamaron a los demonios en forma de perros oscuros, siniestros y lanudos con ojos rojos brillantes que aparecieron hace ya mucho tiempo en las islas sin que nadie haya podido averiguar, hasta el momento, su procedencia.
Pronto buscaron el abrigo de los barrancos y las sombras de lo profundo y desde allí sembraron el pánico atacando a personas o a sus animales de manera imprevista. Para evitar este temor y como adoración, les hacían ofrendas de comida y miel, en las grietas elevadas del suelo, donde vivían estos cánidos altivos y en especial, les llevaban ovejas y cabras llamadas aras .
Aunque los Tibicenas eran seres demoníacos en forma de perro, los aborígenes en algunas ocasiones los representaron en estatuillas de barro con forma de cerdos, osos, tortugas e incluso de mono. También, en algunas crónicas, se habla de los Tibicenas como seres que salían del mar.
En yacimientos del Barranco de Santos y las Cañadas del Teide (en Tenerife) y en el Barranco de Guayadeque (en Gran Canaria), se han encontrado cráneos de perros desconocidos de gran tamaño, por lo cual la mitología en torno a los Tibicenas pudo haber tenido una base real.
En la isla de La Palma, la morada de Iruene o de los Iruenes era el espacio profano situado en las cimas volcánicas de Cumbre Vieja (desde Llano Amarillo hasta Los Canarios), territorio de espanto y terror que provocan las estruendosas erupciones volcánicas, muy común en todas las regiones volcánicas del mundo. Todo el reborde superior está vacío de elementos religiosos y no se ha encontrado ningún resto arqueológico, lo cual es bastante significativo.
No debemos desdeñar sin más los numerosos testimonios existentes que hablan de la presencia de estos perros negros y sanguinarios en las Islas Canarias actualmente. Al menos, eso parece indicar la cantidad de casos referentes a ataques a ganado que se han venido produciendo en territorio insular y que llevan la impronta del moderno chupacabras que podría asemejarse a la visión clásica de Tibicenas.
Al menos coinciden en su súbito y misterioso modo de desmaterializarse, en la elección de sus víctimas (cabras, ovejas, conejos,…) y en su modo sanguinario, oscuro y misterioso de actuar. Así pues, viene a la memoria la oleada sucedida en Tenerife en 1979, o sea, una sucesión de ataques a animales que se iniciaron con el famoso episodio conocido como la matanza de Taco. El protagonista (o protagonistas) de las fechorías nunca pudo ser localizado a pesar del amplio rastro de cadáveres encontrados en extrañas circunstancias que dejó a su paso y del fuerte dispositivo policial que las autoridades destinaron a resolver el misterio.
Fuente: http://enigmaps.com/