La misteriosa desaparición de Ettore Majorana

El físico siciliano Ettore Majorana despareció en marzo de 1938 bajo misteriosas circunstancias, dejando sólamente dos cartas redactadas con su puño y letra.
Una la escribió para su familia, mientras la segunda tenía como destinatario a Antonio Carrelli, un amigo de Majorana y por esos tiempos director del Instituto de Física de Nápoles.
En ambos escritos señalaba sus intenciones de quitarse la vida el 28 de marzo a las 11 p.m. lanzándose desde barco el que transportaba correspondencia entre Nápoles y Palermo.
A Carrelli le escribió: “la decisión es inevitable. No es nada egoísta, pero sé los problemas que causará así mi repentina desaparición a usted y los pupilos. Por esto les pido perdón, pero especialmente por traicionar la confianza, simpatía y amistad incondicional que me dieron en los últimos meses”.
Aunque después envió un telegrama indicando que había cambiado de parecer, y entonces Majorana subió así pues a la embarcación que se dirigía a Nápoles y jamás se le volvió a ver.
Majorana pertenecía a la cúpula científica italiana, por lo que la policía dio prioridad al caso bajo una constante presión del gobierno fascista de Mussolini para que se cerrara el caso.
Jamás encontraron el cadáver, pero en base a las dos cartas escritas por Majorana la policía determinó entonces que se había suicidado generando una avalancha de preguntas incómodas para el gobierno, incluida así la duda de cómo una persona saltó de una embarcación sin ser vista o el paradero del cuerpo.
Otras pistas sugieren que todo habría sido un montaje para que Majorana fingiera su muerte, incluidos reportes de un hombre idéntico al científico desaparecido.
Uno de los informes más sólidos provino de un jesuita encargado de administrar una iglesia en Nápoles, quien afirmó ser abordado por un hombre que más tarde identificaría en las fotografías como Majorana.
Tan sólo algunas semanas después de la desaparición del físico, este hombre había solicitado información para poder ingresar a la orden religiosa para “poner a prueba su vocación”.

Izquierda Ettore Majorana y derecha su presunta imagen en 1955
Aunque el jesuita le dijo que regresara después para ver si aún tenía la vocación religiosa, el desconocido jamás volvió pero las especulaciones sobre el paradero de Ettore Majorana no terminan aquí.
Nacido en el año de 1906 en Catania, Sicilia, Ettore Majorana decidió seguir los pasos de su tío al estudiar física pues en 1921 ingresó en la universidad en 1921 donde pasó a formar parte de “los chicos de la Vía Panisperna”, un grupo de jóvenes promesas liderado por Enrico Fermi.
Incluso entre los más inteligentes, Majorana destacaba como un chico brillante pues llegó a convertirse en uno de los alumnos estrellas de Enrico Fermi y acumularía así múltiples reconocimientos por su investigación en la espectrografía atómica.
Tras concluir su doctorado en la Sapienza Universidad de Roma en 1928, a los 23 años, mantuvo un ritmo constante de descubrimientos y aportes a la física.
Ettore Majorana fue pionero en sugerir la existencia de los neutrones, aunque se negó a publicar sus ideas y también él amplío gran parte del trabajo realizado por Enrico Fermi a la estructura atómica y realizó descubrimientos importantes en matemáticas.
En 1933 Enrico Fermi lo invitó a trabajar en Leipzig, Alemania donde conocería a Werner Heisenberg, que se convertiría en su segundo mentor y Majorana también estuvo una época en Copenhague colaborando con Niels Bohr.
Tras regresar a su tierra natal, la personalidad de Majorana cambió de forma radical, o sea, se convirtió en un hombre hostil con familia y amigos, además se alejó de casi todos sus conocidos.
También abandonó su trabajo sobre física nuclear y se limitó a publicar algunos artículos en áreas relacionadas, como las matemáticas e ingeniería eléctrica y dejó de visitar el laboratorio de Fermi, situación que preocupó al renombrado científico.
Pese a su extraño comportamiento, su reputación era tan sólida que, en 1937, que le permitió trabajar como profesor de física teórica en la Universidad de Nápoles y desapareció un año después.
¿Entonces, qué le sucedió a Ettore Majorana? Su familia, al igual que las personas que lo trataron, jamás pues aceptó la versión del suicidio y la falta del cuerpo contribuyó a germinar toda clase de especulaciones sobre los motivos que lo llevaron a fingir su muerte.

El pasaporte de Majorana
En la historia reciente, la desaparición de Majorana figura entre los más grandes misterio de Italia y surgieron rumores de que se había instalado en un monasterio para pasar el resto de su vida de forma anónima. Otros decían que huyó a Argentina y que habría muerto allá en 1950.
Sin embargo, la teoría más atractiva sobre la desaparición de Ettore Majorana era la que estaba centrada en su trabajo sobre física nuclear.
Aunque para ese entonces el tema no era conocido por el público, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial como el papel protagonista que tuvo la tecnología en el conflicto surgieron algunas especulaciones espeluznantes, incluida una donde se supone que Majorana fue secuestrado para obligarlo a construir una bomba atómica, siendo ejecutado después.
En 1975, el escritor Leonardo Sciascia planteó la posibilidad de que el físico había decidido fingir su muerte para evitar que lo forzaran a trabajar en la investigación nuclear y es que, dada su brillantez, ya había concebido la construcción de armas nucleares por lo que decidió recluirse en un monasterio para mantener el mundo a salvo.
El caso Ettore Majorana se reabrió en 2011 por un relato donde se aseguraba que estuvo en Argentina tras guerra y así tras una extensa investigación, incluido un minucioso análisis de las fotografías de esa época, determinaron al final que el científico había vivido al menos hasta 1959, aunque jamás encontraron pistas sobre su paradero.
Independientemente de esto, no hay indicios de que lo pudieran haber secuestrado y es probable que se exiliase pues de forma voluntaria.
Fuente: https://marcianosmx.com/desaparicion-ettore-majorana/