Elena de Céspedes

Elena nació 1545 en Alhama de Granada era mulato, hijo de una esclava negra y su propietario, Benito de Medina, y al nacer se le identificó como mujer, pasando por esa condición toda su juventud.
Fue manumitida a los 8 años, recibiendo el nombre de Elena de Céspedes en homenaje a la difunda esposa de su padre y más tarde contrajo matrimonio a los 15 o 16 años con Cristóbal Lombardo con quien tuvo un hijo que entregó a una familia de Sevilla.
Concretamente fue en Sanlúcar de Barrameda durante su trabajo que por una disputa apuñaló a un hombre llamado Heredia, pues estuvo encarcelada y al salir tuvo que marcharse debido a que los familiares del chico le amenazaron.
Como consecuencia de ello, cambió el atuendo de una mujer por un hombre, poco a poco sintió que en verdad era un hombre y así comenzó a llamarse Eleno, incluso en varios documentos aparece su firma con el nombre de Eleno de Céspedes.
Antes de ser cirujano trabajó en diferentes profesiones como camarera, tejedora, y también fue un soldado durante la Guerra de las Alpujarras en Granada (durante su estancia en Arcos de la Frontera), estuvo en varios pueblos o incluso en ciudades como Jaén.
Desde entonces desarrolló una vida laboral y también sexual propia de un varón bajo el nombre de Eleno de Céspedes; trabajó así como sastre y calcetero, consiguiendo incluso titularse como cirujano y según la documentación existente durante parte de su vida se hizo pasar por hombre, de modo que algunos especialistas le consideran transexual.
Para resolver las dudas en cuanto a la procedencia o no de conceder a esta persona una licencia de matrimonio para legalizar así su vida marital con una mujer, el vicario de Madrid (Neroni) solicitó en 1586 su examen genital, que fue encargado así al prestigioso Francisco Díaz de Alcalá, médico y cirujano del rey Felipe II, que dictaminó que Eleno era varón.
Vivió durante un año en Yepes como marido de María del Caño, trabajando como cirujano en esa localidad y en otras de la zona y la rareza de su historia fue muy difundida, y terminó suscitando la denuncia de un antiguo conocido ante el Gobernador y Justicia Mayor en junio de 1587.
Su condición fue revisada por un tribunal civil, en Ocaña; donde fue examinado por varios médicos, cirujanos y matronas, donde dictaminaron que era mujer.
Fue acusado de lesbianismo, sodomía y bigamia (al considerársele mujer, su forma de relación con otras mujeres era en sí misma un problema jurídico y de moral sexual) y sometido a juicio por la Inquisición, que le trasladó a Toledo en 1587 (inquisidor Lope de Mendoza).
Vuelto a examinar por el mismo Francisco Díaz y por el licenciado Juan de las Casas (médico de Yepes), se dictaminó que Eleno no era ni varón ni hermafrodita, sino mujer (por tanto, debía ser llamada Elena de Céspedes), y que había obtenido la apariencia genital masculina gracias a una manipulación quirúrgica que se habría realizado sobre sí misma en los pechos y la vagina, con tal habilidad que pudo engañar al ilustre experto en su primer examen.
Se repitieron los informes, por otros médicos, que reafirmaron su condición femenina, y se le acusó de hechicería y de herejía o de apostasía (5 de octubre de 1587).
Eleno siempre negó todas las acusaciones, manteniéndose en su versión inicial y finalmente fue condenado (o condenada) en 1588 a pena de doscientos azotes y a reclusión durante diez años en un hospital, trabajando gratis en su enfermería.
Hasta cierto punto, su peripecia vital tiene alguna similitud con casos posteriores, los de Catalina de Erauso, la monja-alférez, y el de Fernanda Fernández, mucho más afortunados (o afortunadas), a los que consintieron proseguir su vida como varones.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Eleno_de_C%C3%A9spedes