El asesinato del payaso de Palm Beach.

Marlene Warren estaba terminando de desayunar, junto a su hijos y sus amigos, el 26 de mayo de 1990, cuando un Chrysler Lebaron blanco aparcó afuera de su casa en West Palm Beach, Florida.
El payaso sostenía un ramo de flores y dos globos, uno de ellos con una imagen de Blanca Nieves y otro que decía “¡Eres la más grande!” y entonces, sin mediar palabra, el extraño le cedió los globos a Marlene, sacó un pistola y disparó a su cabeza. La mujer cayó al suelo al instante y varios testigos salieron de sus casas al oír el disparo.
Unos segundos después se asomó del interior de la casa el hijo adolescente de Marlene (Joey), que tras acudir a la zona del crimen se encontró con su madre tendida en un charco de sangre.

El Chrysler LeBaron blanco
El joven gritó desesperado, salió al pasillo, y vio como la silueta extraña se alejaba con paso tranquilo pero además recordaría siempre esa mirada de ojos marrones subiéndose a un Chrysler LeBaron blanco y dos días después la señora Warren murió en el hospital.
Si la persona que había asesinado a la mujer ya era de por sí extraña por sus atuendos, las vueltas que iba a tomar el caso lo convertirían en un rompecabezas durante más de dos décadas. “Es lo más extraño que he visto en mis 19 años de policía”, dijo a los medios el sheriff Bob Ferrell.
Según la descripción que Joey alcanzó a hacer a los investigadores, el payaso asesino llevaba una peluca naranja, una prominente nariz roja, guantes blancos, globos, flores y la cara pintada de blanco con una sonrisa dibujada.
La policía se centró en el marido de Marlene, Michael y en Sheila Sheltra Keen, su presunta amante de 27 años, quien había sido contratada para que trabajara con ellos en el exitoso negocio de venta de automóviles.
En el caso de Sheila Keen, la policía le seguía la pista y dos semanas después del asesinato habían pinchado los teléfonos de su casa e investigaban los registros telefónicos de Keen y su entonces marido, Richard.

Los agentes de la policía frente a la casa de Marlene Warren
Había otra línea clara de investigación: el marido de Marlene, Michael Warren pues cinco meses después del asesinato, Warren se entregó a las autoridades, quienes le acusaron a él y a uno de sus empleados de operar en una tienda que vendía partes de vehículos robados para luego cobrar por reclamos de seguros.
Como consecuencia de ello, Michael fue declarado culpable de extorsión, hurto mayor y falsificación en 1994 por lo que cumplió casi cuatro años de pena en la cárcel.
A través de las investigaciones policiales se supo que Sheila Keen trabajaba para el concesionario de Warren y entonces los detectives creían que tanto Keen como Michael eran sospechosos del asesinato.

Las flores en la escena del crimen
Entre las posibles razones es que ambos tenían una aventura en secreto pero se cree que el principal motivo era el pago de un seguro de vida que cubría a la víctima junto a la propiedad completa para Michael Warren.
Además, también se incluía el concesionario de automóviles, una agencia de alquiler de coches, la lujosa casa de Wellington y propiedades de alquiler en West Palm Beach.
Sin embargo, fueron pasando los años y el caso se convirtió en un laberinto sin salida para las autoridades sobre todo debido a las precarias pruebas que tenían, no había testigos fuertes, no existían huellas dactilares en la escena y el ADN no se podía analizar como se hace hoy en día.

Michael Warren durante el juicio
Empleados de una tienda de venta de disfraces de West Palm Beach dieron información a los oficiales, o sea, dos días antes del asesinato una mujer había comprado un traje de payaso, una nariz roja, una peluca naranja, guantes y maquillaje.
Además, empleados de la tienda Publix indicaron que una mujer similar a Keen había comprado globos y flores esa mañana., apenas una hora y media antes del crimen.
Los investigadores registraron su casa y encontraron fibras de una peluca naranja que podría ser la que se había utilizado para matar a Marlene. Pero las pruebas no eran contundenets y no hallaron ninguna causa probable para el asesinato, ya que solo tenían las sospechas de que era amante del marido de la víctima.

Marlene Warren
Las cosas en el matrimonio no estaban bien y Marlene tenía pensado dejar a su marido, por las sospechas de que Michael tenía una doble vida con su empleada.
La confesión se la había hecho a sus padres y a su hijo pues además temía por su vida ya que creía que él sería capaz de matarla pues ante este pánico en una ocasión le imploró a su madre Shirley: «Si algo me pasa, fue Mike».
Todas estas conversaciones fueron expuestas en el juicio que siguió al crimen, pero ninguna sirvió para condenar su marido por lo que doce años después, Michael y Sheila se casaron mundándose a Tennessee.
El caso permaneció cerrado hasta que en 2014 la Policía del Condado de Palm Beach reabrió la investigación e iniciaron un minucioso examen de las pruebas existentes, nuevas entrevistas con testigos y una nueva prueba de ADN fue realizada.
Ahora no había dudas, quien se había disfrazado como un payaso y había tocado a la puerta de la lujosa mansión en Aero Club había sido Sheila Keen que fue detenida en la casa que compartía con Michael en la localidad de Abingdon (Virginia).
Desde el comienzo de las investigaciones, el móvil del asesinato fue el romance que estaba teniendo Sheila Keen con el marido de la víctima en el momento del homicidio.
Según la detective Paige McCann que llevó el caso, el trabajo realizado en 1990 sentó las bases para el arresto de Keen donde la policía pudo cerrar el caso del payaso asesino con las nuevas tecnologías y el ADN de la mujer 27 años después completaban el rompecabezas.
Fuente: https://es.gizmodo.com/27-anos-despues-resuelven-el-caso-del-payaso-asesino-q-1818989583