Concilio de Constanza (1414-1418)

Fue el XVI Concilio ecuménico de la Iglesia Católica convocado por Juan XXIII en diciembre de 1413 para la ciudad de Constanza. Este se inicio el 5 de noviembre de 1414 y finalizo el 22 de abril de 1418.
Los temas principales del concilio fueron la eliminación de la herejía husita, poner fin al gran cisma y también el de promover la esperada reforma de la Iglesia.
El concilio de Concilio de Constanza se realiza en un momento crítico para la Iglesia de Occidente debido a la gran división que existía en su cúpula de poder debído a la presencia de tres papas de forma simultanea: Gregorio XII (1406-1415), Juan XXIII (1410-1415) y Benedicto XIII (1394-1423).
En esta época también se desarrolló el movimiento nacionalista bohemio capitaneado por Juan Hus (1369-1415) y que era considerado una herejía (herejía husita) y que planteaba sobre todo grandes problemas políticos para los territorios alemanes.
El concilio comenzó el 5 de noviembre de 1414, ese día el Papa Juan XXIII pronunció una misa del Espíritu Santo en la iglesia catedral y en la cual la participación al evento fue muy numerosa, ya que no solo se convocó a los obispos y prelados (más de 300), sino que también se permitió el derecho a voto de los representantes de príncipes, doctores y a los procuradores de universidades y cabildos.
Las cifras finales reflejan la participación de unas dieciocho mil personas lo que produjo que los organizadores acordaran finalmente expresar el voto por naciones.
Segismundo no estuvo presente en la inauguración del concilio llegando a Constanza en la Navidad de 1414 y poco después de su llegada a la ciudad comenzaron a oírse acusaciones contra Juan XXIII.
Ante los comentarios en su contra, el papa se fugó a Schaffhausen el 20 de marzo de 1415, para estar bajo la protección de Federico de Austria, o sea, con esta acción Juan XXIII buscaba la disolución del concilio, hecho que no se produjo gracias a la oportuna intervención de Segismundo, junto con la de Ludovico, conde del Palatinado.
Juan Gerson, canciller de la Universidad de París, pronunció el 23 de marzo un gran discurso en favor de la continuidad conciliar, fundándose en ideas tomadas del conciliarismo.
Esas ideas fueron recogidas por el concilio en su decreto Sacrosancta del 6 de abril, donde se afirma claramente la superioridad del concilio sobre el papa.
En la sesión duodécima el fugitivo Juan XXIII fue depuesto de forma oficial al ser hallado culpable de cisma, simonía y vida escandalosa y dos sesiones después, el representante de Gregorio XII, cardenal Juan Dominici, legitimó el concilio, convocándolo de nuevo, y confirmó cuanto se hiciera de ahí en adelante.
En dicha sesión Gregorio XII presentó su renuncia al pontificado por medio de su legado Carlos Malatesta quedando solo Benedicto XIII, que se negaba a renunciar al cargo de Papa por lo que se decidió, el 26 de julio de 1417, el de deponerlo del cargo en cuestión, o sea, ahora quedaba libre el camino a la elección de un nuevo papa.
El 8 de noviembre de 1417 se reunieron en cónclave los 53 electores, donde estaban los cardenales y seis representantes por cada nación conciliar. El 11 de noviembre resultó elegido Otón Colonna, quien tomó el nombre como el nuevo Papa de Martín V (1417-1431).
En cuanto a la herejía husita se realizó un proceso en contra de Juan Hus, quien se encontraba en Constanza con salvaconducto imperial pues el 6 de julio de 1415, la decimoquinta sesión, el concilio lo declaró hereje y luego lo entrego al brazo secular quien lo condenó a la hoguera y también se llevo a cabo la reprobación de las tesis del franciscano Juan Petit acerca de la clara licitud del tiranicidio.
En cuanto a la reforma interna de la Iglesia, los estudiosos de este concilio afirman que no fue abordada en profundidad y por ello se hizo en próximo concilio.
Martín V, en la sesión 43.a (21 de marzo de 1418), promulgó un total de siete artículos de reforma sobre los beneficios, la tonsura y hábito eclesiástico y el de los diezmos papales y los impuestos de otras autoridades eclesiásticas.
También destacan los llamados «concordatos» estipulados entre Martín V y las naciones de Francia, España e Italia, con una duración de cinco años, excepto el firmado con Inglaterra, que era por tiempo indefinido.
En ellos se estipulaba, entre otras cosas, el reconocimiento por el papa de las elecciones de obispos y abades, la restricción de las indulgencias, el pago de las contribuciones a la curia romana por la colación de dignidades, etc.
En la sesión 44.a del 19 de abril de 1418 se determinó que sería Pavía sede del próximo concilio ecuménico y por último, Martín V clausuró el concilio el 22 de abril de 1418.
El carácter ecuménico del Concilio de Constanza fue al final el objeto de una declaración de Eugenio IV (1431-1447) en 1446, en la que se precisaba, en la que frente a posibles veleidades conciliaristas, que esta aprobación la hacía el papa «sin perjuicio del derecho, dignidad y de la preeminencia de la Sede Apostólica». Un buen resumen de lo que fue este concilio lo encontramos en el diario del cardenal Fulastre, cuando escribió:
El Concilio de Constanza fue más difícil de convocar que todos los concilios precedentes, su marcha fue más singular y admirable, pero también más peligrosa; por último, también los sobrepasó en duración.
Fuente: https://www.ecured.cu/Concilio_de_Constanza_(1414-1418)