El espectro de Trujillo sale en la tercera planta del Palacio Nacional
Una joven empleada del Palacio Nacional afirma haber visto dos veces al dictador ajusticiado en el amplio salón dela tercera planta de este edificio donde estaba antes la cabaña al estilo italiano, ocupado actualmente por las oficinas de Bienestar de la Comunidad.
La joven empleada estaba sentada junto a su máquina de escribir, absorta en su trabajo cuando, en un gesto involuntario, miró hacia abajo, a su derecha. y vio primero los zapatos lustrosos de una persona que estaba junto a ella, como si estuviera mirando lo que ella escribía. Su mirada curiosa recorrió entonces el filo de un pantalón de gabardina amarilla, muy bien planchado, dándose cuenta de que el curioso era un militar.
Cuando buscó el rostro de éste para identificarle, la joven dio un grito de estupor. En aquella cara dura y silenciosa había visto los rasgos fisonómicos del dictador ajusticiado.
No me haga daño… No me haga daño, repetía la muchacha al apartarse de la figura, que seguía inmóvil, mirando sin mirar, hacia un punto lejano. Aquel grito era una súplica pero también una demostración de miedo. Tan grande fue la maldad que en vida ejerció el dictador contra todos, que aún en la muerte se le teme.
La joven se lanzó a los pasillos y luego descendió a la segunda planta, donde contó a unas cuantas personas, lo que le había ocurrido. Sin embargo, nadie o muy pocos, por supuesto, le creían. Le dijeron, entre sonrisas escépticas, que ella había padecido de una alucinación, originada en circunstancias tales como las que se había quedado sola trabajando en una oficina apartada, en tanto oscura y seguramente se había puesto a pensar en la tontería de que se le apareciese el espectro del dictador.
Tal vez ella misma pensó que había sido víctima de su propio temor y que, en realidad su imaginación había construido el espectro de Trujillo al encontrarse sola en aquella habitación tan grande y semi oscura. Pero alucinación o videncia, ambos fenómenos psíquicos suelen ser hijos de la emoción, con la diferencia de que el primero es elaborado por la mente y el segundo reside en ella.
Unos días después tuvo una segunda aparición, o sea, cuando entraba a la oficina con un legajo de papeles en las manos advirtió que en el fondo del salón había una persona de pie, de espaldas. Vestía traje oscuro, lustrosos calzados negros y en el extremo de las mangas del saco se advertía los puños de una camisa blanca que lucían gemelos dorados. Estaba trajeado como todo un dandy.
La persona se volvió lentamente hacia la muchacha. Era él, otra vez. Él Trujillo, se la había vuelto a aparecer. La muchacha dejó caer el legajo que llevaba en las manos y echó a correr deteniéndose en la segunda planta y en esta ocasión estaba totalmente segura de la aparición del dictador Trujillo.
La vez anterior no había padecido de ninguna alucinación. Había visto a Trujillo, primero en uniforme militar y ahora lo volvió a ver en pero con traje civil. Era él, recordaba su rostro duro, pero esta vez no tenía la mirada escrutadora que a tantos echaba a temblar. Esta vez su mirada se perdía en la nada y sus ojos parecían más bien dos concavidades.
¿Qué mensaje quería transmitir el dictador? ¿A qué se debían esas apariciones? Para muchos tales apariciones eran un fatal anuncio. Esas creencias creyeron los que opinaron así verla justificada en un hecho que se produjo después de las apariciones: la explosión de los polvorines del destacamento militar 27 de febrero.
Por supuesto, hay mucha gente que no creen en las apariciones pero otros afirman que esta no es la primera que el espectro del dictador se aparece a alguien en el Palacio. Así pues, un técnico en radiorecepción que prestaba servicio en la dirección de prensa del palacio afirmó que sintió también el hálito de una presión extraña que llenó el ambiente de frío, una tarde que subió al tercer piso a buscar unos grabadores.
Algunos afirman que el empleado sintió miedo al percatarse de la soledad en que se hallaba, en el mismo lugar en que días antes la joven empleada del Palacio Nacional afirmó que había visto el espectro del dictador. Otros dicen que sienten pisadas y ruidos nocturnos. Hasta se afirma que un sacerdote echó agua bendita al salón de las apariciones, pero, por supuesto, nada de esto ha tenido confirmación oficial.
Fuente: http://www.alcarrizosdigital.net/