La leyenda de la niña de las escaleras
Esta leyenda tiene su origen en Ciudad de México… en una época sin identificar. Sea cuando fuera o fuese, el caso es que este enigma tiene por protagonista a una mujer viuda a la que acongojaba la soledad. Así pues, con necesidad de compañía, la mujer encontró a un hombre con el que comenzó a vivir.
La mujer era madre de tres hijos, de los cuales la pequeña, de seis años, era su preferida. La relación entre el hombre y los hijos de la mujer era buena, hasta que el vicio de la bebida pudo más. Fue entonces que comenzaron los malos tratos, las amenazas, las discusiones y, finalmente, los golpes. Día a día, era más tiempo el que este hombre pasaba en estado de ebriedad que sobrio. Estuviera en una u otra situación, lo que nos dice la leyenda es que, con frecuencia, descargaba su ira sobre la mujer y sus hijos.
El hombre bebía y bebía… y el dinero se desvanecía. Un día no hubo más dinero para alcohol y la emprendió a golpes con su mujer. En esa ocasión, la pequeña se puso en medio, intercediendo por su madre. Ciego de ira, el hombre golpeó entonces repetidas veces a la niña a pesar de los ruegos de la mujer. Las palabras desesperadas de la madre más que aplacarlo, parecían alimentar la furia del hombre. Desatado en su furor, tomó a la niña y la arrojó por las escaleras de la casa, matándola.
Al comprobar la muerte de la pequeña, la madre lloró desconsoladamente… y el hombre, aterrorizado, se fue al dormitorio, cogió una cuerda y se ahorcó. Al final, y después del funeral de la niña, la madre y los hijos sobrevivientes abandonaron para siempre la casa.
La casa pasó a ser propiedad de otra familia, que duró poco tiempo en ella. Y es que, según parece, escuchaban a menudo la voz de la pequeña pidiendo ayuda. Las siguientes personas que habitaron esa casa, se quedaron el tiempo suficiente para escucharla llorar y gritar en medio de la noche, hablar o pidiendo agua. Sin embargo, lo más inquietante ocurría cuando la niña aparecía en la escalera. Quien sabe si para avisar del peligro… o para hacer que alguien se callera escalones abajo… como le había ocurrido a ella. No se sabe. Lo que sí se sabe es que la casa ahora permanece abandonada… y con el espíritu de la niña habitándola para siempre.
Fuente: http://www.lamordida.com/