El misterio de “La Casa de la Palmera”
En 1930, Doña Catalina Espinosa de Galcerán, que estaba casada con un prestigioso médico, enviudó y compró la casa, ubicada en Riobamba 144. Allí, se mudó junto a sus cinco hijos varones y su única hija, Elisa. Desde aquel entonces ya se conocía a la propiedad con el nombre de “La Casa de la Palmera” por la palmera que se encuentra en el jardín frontal del hogar.
Según cuenta la leyenda, todos los hijos de Galcerán eran profesionales. Entre ellos había un médico, un abogado, un arquitecto, un ingeniero y un escribano. Además, todos ellos eran mujeriegos, deportistas y amantes de la noche. Por el contrario, Elisa, era ultra religiosa y no había estudiado ninguna carrera universitaria. Solo trabajaba en el Congreso de la Nación durante todo el día.
La vida que llevaban los hermanos Galcerán, molestaba la moral de su hermana, que no podía tolerar más dicha situación. Tras fallecer Doña Catalina, su hija decidió clausurar la habitación de su madre para que nadie vuelva a ingresar. Sin embargo, ante la ausencia de la madre, los hermanos delegaron todas las responsabilidades de la casa a su hermana.
Poco tiempo después del fallecimiento de la madre fallece uno de los hermanos de manera sorpresiva. De todos, la única que no mostraba signos de congoja era Elisa, quien sin decir nada, solo decidió clausurar la habitación de su hermano, tal como había sucedido con la de Doña Catalina. Con otro muy poco tiempo de diferencia, los otros hermanos también murieron en circunstancias inusuales.
Elisa cerró todos los cuartos de sus hermanos y no subió más a las plantas superiores, sino que decidió vivir en el sótano. Todos los días iba hacia su trabajo y llevaba una vida normal. A diario también asistía a misa en la Parroquia de Balvanera. Por eso, el día que faltó, el párroco decidió ir a su casa a ver que sucedía. Cómo no pudo entrar llamo a la policía que se encargaron de ello encontrándola en el sótano, muerta en la cama.
Tiempo después se supo que ingirió el mismo veneno con el que mató a sus hermanos. Además, ya nada en la casa funcionaba y parecía abandonado, por más que la mujer haya vivido allí por más de 40 años. Para muchos, esta historia inspiró a Julio Córtazar para realizar “Casa Tomada”, sin embargo, no hay confirmación al respecto.
Los vecinos de la casa, ubicada en Riobamba al 144, afirman que las puertas se cierran solas, de manera violenta, provocando un ruido que logra escucharse desde sus propiedades. Además rumorean sobre un malestar que ataca a los hombres que visitan el lugar, siempre y cuando tengan el perfil que tenían los varones Galcerán.
La muerte de Elisa se produjo en 1992 y en 1997, la casa reabrió con una escuela llamada “puertas abiertas”. Sin embargo, en 2008 se instaló el Instituto del Pensamiento Socialista que funciona hasta la actualidad. La propiedad pertenece al traumatólogo Carlos Rossi, que la heredó de su madre, una íntima amiga de Elisa (quien se la dejó ya que no tuvo descendencia).
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