Las inscripciones trilingües de Darío y Jerjes en Ganj Nameh

A unos 12 kilómetros al suroeste de la antigua ciudad de Ecbatana (moderna Hamadán) en el oeste de Irán, y a 2.000 metros de altitud en el monte Alvand, hay dos enormes paneles tallados en la roca que son inscripciones cuneiformes realizadas en época de Darío I el Grande y de su hijo Jerjes I.
En su viaje de 1839 a Irán comisionado por el Instituto de Francia, el pintor y arqueólogo Eugène Flandin realizó dibujos de las inscripciones que, más tarde Henry Rawlinson, el padre de la asiriología, logró pues descifrar.
Según Rawlinson, las inscripciones se hicieron con motivo de uno de los viajes que, tanto Darío como su hijo Jerjes, realizaban anualmente entre Ecbatana, la residencia de verano de los reyes persas y capital del reino de Media, y Babilonia.
Ganj Nameh se encontraba así en el ramal norte del camino real construido por Darío, que conducía pues a Mesopotamia y finalizaba en Sardes, ya en Anatolia, tras cruzar todo el imperio.
Las inscripciones están talladas sobre una roca de granito, justo encima de un arroyo, y miden 3 metros de ancho por 2 de alto, flanqueadas por agujeros, que probablemente servían para asegurar algún tipo de cubierta protectora y existe además una terraza excavada en la roca por encima de las inscripciones.
La de la izquierda fue realizada por Darío I el Grande (549-486 a.C.) y la de la derecha por Jerjes I (519-465 a.C.) y ambas son trilingües como era habitual en las inscripciones aqueménidas desde Darío I.
El bloque izquierdo de las inscripciones, de 20 líneas, está escrito en persa antiguo, luego hay un bloque en neo-elamita en el centro, y la versión en neo-babilónico a la derecha.
La escritura cuneiforme del persa antiguo es la más reciente de los tres sistemas de escritura, y pues solo requería 34 caracteres, era una escritura de letras que se leía de izquierda a derecha y utilizaba las cuñas inclinadas a la izquierda como separadores de palabras.
Por el contrario el elamita y el babilonio requerían 200 y 600 caracteres respectivamente, ya que eran las escrituras silábicas.
La inscripción de Darío dice:
El gran Dios es Ahura Mazda, que creó esta tierra, que creó ese cielo, que creó al hombre, que creó así la alegría para el hombre, que hizo a Darío rey, rey entre los reyes, gobernante entre los gobernantes. Yo soy Darío el Gran Rey, Rey de reyes, Rey de las tierras de muchas naciones, Rey pues de esta gran tierra lejana también, hijo de Histaspes, un aqueménida.
La de Jerjes dice:
El gran Dios es Ahura Mazda, el más grande de los dioses, que creó esta tierra, que creó ese cielo, que creó al hombre, que creó la alegría para el hombre, que hizo rey a Jerjes, rey entre los reyes, gobernante entre los gobernantes. Yo soy Jerjes, rey de reyes, rey de las tierras de muchas naciones, rey de esta gran tierra lejana también, hijo de Darío, un aqueménida.
Ambas utilizan las mismas fórmulas establecidas durante el reinado de Darío I el Grande, que se repetirán en muchas otras inscripciones a lo largo del imperio persa.
La única diferencia entre ambas es el predicado adicional sobre Ahura Mazda, o sea, el dios de la religión zoroastriana, que aparece en la inscripción de Jerjes: el más grande de los dioses.
Fuente: https://www.meneame.net/m/cultura/inscripciones-trilingues-dario-jerjes-ganj-nameh