El exorcismo de Salvador Dalí

Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí i Domènech, primer Marqués de Dalí de Pubol (1904-1989), mejor conocido como Salvador Dalí, fue sin lugar a dudas una de las personalidades más destacadas del arte del siglo XX.
Si bien su vida y su obra son ampliamente reconocidas y comentadas, una pequeña porción de Salvador Dalí permanece en el más absoluto misterio, como una sombra difusa, surrealista, que recién trascendió el terreno de lo anecdótico hace apenas unos años.
Todo comenzó en 1940, durante la Segunda Guerra Mundial y mientras Eropa estaba devastada Salvador Dalí y su esposa, Elena Ivanovna Diakonova, más conocida como Gala Dalí, viajaron a los Estados Unidos, donde vivieron casi de ocho años.
La llegada de Salvador Dalí a Nueva York causó un fuerte revuelo pues fue uno de los motivos principales por el cual la ciudad se convirtió en la capital del arte durante la post-guerra.
Durante este período, Salvador Dalí retornó misteriosamente al catolicismo y según la mayoría de sus biógrafos, por aquellos años también se volcó intensamente a la escritura.
Durante un viaje a París, ya finalizada la guerra, Salvador Dalí comenzó a manifestar ligeras alteraciones de la personalidad, desde luego, disimuladas por su genio y sus gestos y ademanes afectados.
Algunos biógrafos sostienen que Salvador Dalí empezó a experimentar horrorosos sueños, visiones y pensamientos obsesivos, que poco a poco lo fueron llenando de vagas inquietudes que se desplazaban hacia la vigilia.
Aterrorizado, incapaz de conciliar el sueño por más de unas pocas horas, seguidas de un despertar gélido y tembloroso, Salvador Dalí se recluyó en su fe.
Un párroco de Notre-Dame lo asistió, con resultados deplorables pues a finales de 1947 las autoridades eclesiásticas francesas convocaron a un joven fraile italiano llamado Gabriele Maria Berardi que ya había realizado con éxito dos exorcismos.
El exorcismo de Salvador Dalí se realizó en París con la mayor discreción posible y aunque la historia trascendió sus detalles siguen siendo un gran misterio.
Salvador Dalí jamás admitió haber estado poseído, y mucho menos haberse sometido a un exorcismo, e incluso el fraile Berardi, por su parte, nunca admitió públicamente su participación en el caso.
En 2005, se halló una pequeña escultura de Cristo entre sus pertenencias y también se encontró una carta sentida y llena de gratitud por la “ayuda” recibida pues la caligrafía coincide claramente con la de Salvador Dalí.
Durante algunos años la historia del exorcismo de Salvador Dalí estuvo recluida al ámbito de las anécdotas apócrifas. No obstante, aquella escultura de Cristo en la cruz fue estudiada por varios expertos, quienes coincidieron en que su autor, sin lugar a dudas, fue Salvador Dalí.
Fuente: http://elespejogotico.blogspot.com/2014/06/el-exorcismo-de-salvador-dali.html