El crimen de la calle de la Montera

Corrían las once de la noche del 6 de octubre de 1849, cuando en la calle Montera se escuchó el grito de ¡¡Ladrones, ladrones!!! y como es de esperar el sereno más próximo corrió raudo hasta el lugar del griterío.
Allí pudo observar junto con la propietaria de un negocio de loza colindante a la casa, como desde el número 56/58 un cuerpo caía desde la ventana del segundo piso.
Rápidamente el sereno con la colaboración de otros compañeros que ya habían llegado a la zona subieron escaleras arriba y comenzaron a golpear la puerta para que les dieran acceso a la vivienda.
Casi un cuarto de hora después les abrió la puerta los hermanos Clara y Antonio Marina que rápidamente fueron detenidos y llevados a dormir bajo el Ángel, al descubrir que el cuerpo de otro hombre se encontraba tendido sobre el suelo con signos de haber sido asesinado con violencia.

El juez de Instrucción en el lugar del suceso
Esa misma noche el juez de instrucción se personó en el piso para recoger pruebas de lo acontecido, dentro lógicamente de lo limitado de los medios de la época.
Tras un rápido reconocimiento de la vivienda, el juez tomó declaración a los testigos, los cuales por separado declararon que Clara la mujer servía en la casa del fallecido y que su hermano Antonio solía acompañarla cuando su patrón no se encontraba en la casa.
Que al llamar su jefe, José Lafuente, esta acudió rauda a abrirle y que en ese preciso momento dos hombres entraron en la casa empujando al sastre e hiriéndole con el cuchillo que uno de ellos llevaba en la mano.
El otro hombre redujo a ambos hermanos y los llevó a otra sala dejándoles allí atados para que no estorbaran y que ya no pudieron ver nada más, hasta que escucharon los golpes de los serenos en la puerta.

El periódico «El Católico» haciéndose eco del asesinato
Una vez los serenos en el interior de la vivienda encontraron a los dos hermanos atados que no pudieron concretar quién era el otro hombre que había caído por la ventana.
Al día siguiente los periódicos publicaron los hechos ocurridos y decían que el hombre caído por la ventana era el amante de Clara, la cual se quería casar con su jefe el sastre.
Por ello, al enterarse de las intenciones de este de casarse con otra, tramó un plan para robarle y matarle con la colaboración de su hermano y de su amante.
Tras el asesinato del sastre y debido a una desavenencia con el reparto del botín llevó el hermano de Clara estranguló al amante y a arrojarle por la ventana.

Los hermanos Marina son conducidos a la cárcel
Aunque la historia de los periódicos tenía tantas posibilidades de ser cierta como que no, el caso es que a la mañana siguiente ya todo Madrid la había dado por cierta y sentenciada.
Cuatro días después el juzgado sin más pruebas de las indicadas y sin haberse hallado botín alguno en posesión de los hermanos ni reunido por ninguna parte de la casa, se inició el juicio contra los dos hermanos.
Lamentablemente fueron condenados sin pruebas fehacientes que dejaran claro qué había ocurrido y el último día del mismo mes, fueron ajusticiados ambos a garrote vil en la Puerta Toledo.
No será fácil decir si los hermanos fueron culpables, estuvieron implicados o tan solo fueron utilizados para calmar la sed de venganza de la población, pero cuando menos parece evidente que por muy limitados que fueran los medios de investigación de la época, se llevó con demasiada premura.
Fuente: http://www.demadridalanube.com/2016/10/el-crimen-de-la-calle-montera.html