El caso de Natascha Kampusch

Natascha Kampusch (Viena, 17 de febrero de 1988) es una joven austríaca que fue secuestrada por Wolfgang Přiklopil el 2 de marzo de 1998 y permaneció en cautividad por su secuestrador durante más de ocho años, hasta el momento de su fuga el 23 de agosto de 2006.
El 2 de marzo de 1998, Natascha dejó su residencia en el distrito vienés de Donaustadt para ir a la escuela, pero no volvió a casa, o sea, al principio se especuló con la hipótesis de que la desaparición fue fruto de discusiones entre la niña y su madre, Brigitte Sirny.
Sin embargo, un testigo declaró haber visto a Natascha subir a una furgoneta blanca y otros dos testigos manifestaron que habían visto las letras G o GF (de Gänserndorf, un distrito de la Baja Austria) en la placa del vehículo. Se llevaron a cabo intensas búsquedas, pero sin éxito.
Se examinaron unos setecientos automóviles, incluido el del secuestrador Přiklopil, quien vivía en Strasshof an der Nordbahn en la Baja Austria, cerca de Gänserndorf, a tan sólo unos 30 minutos de Viena en coche, como parte de un esfuerzo masivo por entrevistar a dueños de furgonetas blancas.
Aunque él indicó que en la mañana del 2 de marzo de 1998 estaba solo en casa, no se emprendió ninguna investigación adicional ya que como afirmó poseía la furgoneta blanca para transportar escombros, ya que Přiklopil hacía trabajos de construcción en su casa. Además, carecía de antecedentes penales.
La policía austriaca investigó posibles conexiones de este caso con los crímenes del asesino francés Michel Fourniret, o sea, en 2001, un político de la región de Estiria, Martin Wabl, acusó a la familia de la niña de complicidad en el caso.
Apesar de las las afirmaciones vertidas por este político la policía federal austriaca no encontró ninguna prueba para dar credibilidad a lo que había dicho.
Durante su confinamiento vivió en un zulo a 2,5 metros de profundidad y sólo 5 m² (2,78 m de largo por 1,81 m de ancho y 2,37 m de alto) en el sótano de la casa de su captor.
A Kampusch no se le permitió salir durante sus primeros años de cautiverio pero luego el secuestrador le permitió subir a la casa para que se pudiera lavar.

La casa de Wolfgang Přiklopil
A los dos años del secuestro tuvo acceso a una radio para escuchar noticias, o sea, tenía más «libertad» hasta el punto que desde junio de 2005 tenía permitido salir al jardín de la casa.
Durante su cautiverio, Přiklopil le suministró libros y la educó, o sea, Kampusch dice estar orgullosa de haber escapado de las tentaciones del mundo exterior, como las drogas, las malas compañías y el alcohol.
Přiklopil amenazaba a Kampusch con matar a quien ella le pidiera ayuda y también amenazaba con suicidarse si ella escapaba y Kampusch en una ocasión dijo haber imaginado y hasta soñado que si hubiese tenido un hacha le habría cortado la cabeza a su captor, aunque ella desechó rápidamente dicha idea.
El 23 de agosto de 2006, Natascha estaba en el jardín de la casa limpiando el automóvil de su secuestrador, un BMW 850i, y aprovechó un momento de distracción de Přiklopil para escapar.
Eran las 12:53 del día y en ese momento pidió ayuda a una mujer de 71 años incluso ante el temor de que Přiklopil asesinara a esa mujer, o a mí, o a ambas».

El zulo donde Natascha Kampusch permaneció secuestrada
Sin embargo, al percatarse de la situación en la que se encontraba la niña dio parte a las autoridades y tras ser rescatada Kampusch fue llevada a una estación de policía en la ciudad de Deutsch Wagram.
Cuando estuvo ante la policía, se presentó diciendo: «Soy Natascha Kampusch, nacida el 17 de febrero de 1988» y la joven fue identificada por una cicatriz en el cuerpo, así como por su pasaporte y una prueba posterior de ADN.
Fue encontrada en un estado físico relativamente bueno, si bien estaba pálida y pesaba sólo 42 kg, el mismo peso que tenía al desaparecer ocho años antes. Su estatura había crecido tan sólo unos 15 cm.
Sabine Freudenberger, la primera oficial de policía que habló con ella, dijo estar impresionada por «su inteligencia, su vocabulario» y mientras tanto Wolfgang Přiklopil fue buscado intensamente y antes que lo encontraran se suicidó saltando a las vías de un tren de las afueras de Viena.
Hubo especulaciones de que Kampusch sufría del Síndrome de Estocolmo pero ella lo negó rotundamente y calificó a Wolfgang Priklopil como un «criminal».
Poco después de la liberación de la joven, su padre abrió una cuenta en un banco austriaco con el fin de recaudar fondos para Natascha, ya que ésta requerirá durante años un tratamiento psicológico para superar los traumas sufridos durante su cautiverio.
Fuente: https://criminalia.es/asesino/el-caso-de-natascha-kampusch/