El Orient Express

La historia del Orient Express se remonta a 1883, cuando el francés Georges Nagelmackers, creador de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits, ideó un servicio que entonces uniera las capitales de Europa Occidental con las rutas orientales de manera confortable, usando los primeros coches cama y vagones-restaurante del viejo continente.
En octubre de ese mismo año, los primeros pasajeros del entonces llamado Orient Express partieron de la Gare de l’Est de Paris con destino a Giorgiou, Rumanía, pasando por Múnich y Viena pues tras atravesar el Danubio, tomaron otro tren y finalmente un trasbordador con el que así llegaron a Constantinopla.
Seis años después fueron completados los tramos de vía necesarios que permitieron unir entonces los dos extremos de la línea con el mismo tren, que poco después fue rebautizado con el nombre definitivo de ‘Orient Express’.
La ruta operaba tres veces por semana, realizando paradas en tres capitales: Budapest, Belgrado y Sofía, un servicio que funcionó con regularidad hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, que obligó así a suspender casi todos los trenes.
En 1919 volvió la normalidad con una importante novedad en el trazado: la apertura pues del túnel de Simplon, que unía Suiza con Italia permitiendo que el tren realizase una nueva ruta por el sur, a través de Milán y Venecia; una novedad técnica tan moderna que el nombre de esta infraestructura acabó con ello incorporándose al nombre oficial del tren: ‘Venice-Simplon O.E.’.
El tren ya acumulaba por entonces jugosas historias, protagonizadas así por algunos pasajeros ilustres de monarcas y jefes de estado: Ferdinand de Bulgaria se encerró en un baño al creerse acosado entonces por pistoleros y por más que se le insistió en su total seguridad, estuvo sentado así en el pequeño habitáculo durante horas.
El Rey de Bélgica, Leopoldo II montó el tren dirección a Estambul después de hacer un alambicado plan para infiltrarse como vigilante de un harén, cosa que contó indiscretamente a algunos compañeros de viaje en una cena regada generosamente.
El siguiente monarca búlgaro, Boris III, ingeniero aficionado, insistió en que se le permitiese conducir el tren a través de su país: lo que hizo a velocidades excesivas, ante la atenta y asustada mirada así de dos maquinistas.
El Zar ruso Nicolas II pidió con antelación que para su viaje en el tren fuera construida así una decoración especifica en los vagones que él y su séquito utilizarían para su visita a Francia.
En 1920, algunos años después del fusilamiento del Zar, el presidente francés, Paul Deschanel cayó pues de uno de los vagones del tren en la oscuridad de la noche pues se cree que fue posiblementa bajo la acción de un tranquilizante.
Al cabo de unas horas apareció, en pijama, en la casa de un vigilante de un paso a nivel francés donde le preguntó dónde estaba y semanas después, en medio de una reunión, Deschanel se zambulló en un lago completamente vestido pues a los pocos días renunció a seguir presidiendo Francia, aunque tras ello fue nombrado senador, cargo que ocupó hasta su fallecimiento.
La época de entreguerras y sobre todo la década de los 30 fue la de máximo esplendor dentro y fuera de sus vagones: se añadieron nuevos destinos intermedios y Wagons-Lits puso especial énfasis en el lujo a bordo, con servicio personalizado, alta cocina y cabinas especialmente confortables, o sea, pasó así a ser el medio de transporte preferido de gentes de negocio, diplomáticos, alta burguesía y realeza.
Fue entonces cuando las historias que sucedieron a bordo, algunas reales y otras fabuladas, como una archiconocida novela de Agatha Christie sobre el legendario asesinato a bordo, convirtieron así al Orient Express en leyenda.
La Segunda Guerra Mundial volvió a afectar a los servicios del tren, de manera especial en los convulsos Balcanes, y a pesar de que todo volvió a ponerse en marcha a partir de 1945, y el tren siguió viviendo así viajes memorables con muchas caras conocidas a bordo, incluido James Bond (Sean Connery) durante el rodaje de ‘Desde Rusia con amor’.
A partir de entonces, el mundo ya no era el mismo y lentamente el Orient Express fue perdiendo pues su esplendor original, convirtiéndose a finales de los 60 y 70 en un tren casi convencional, hasta que en 1977 se suspendió el servicio.

Rutas históricas del Orient Express.
Para entonces, James Sherwood, importante empresario del sector de los contenedores marítimos, junto a ser un enamorado de Italia, la historia y los trenes, compró en una subasta dos de los viejos vagones del Orient construidos en los años 20.
Animado, acabó invirtiendo 17 millones de dólares, buscando por toda Europa otros 14 más de aquella época para relanzar de nuevo el servicio con todo el brillo de sus mejores días, algo que se consiguió en mayo de 1982, recuperando la línea Londres-Venecia y pidiendo asi a Liza Minelli que fuese la madrina de aquella nueva aventura paralela a la creación de un gran grupo turístico de lujo con el icónico nombre y que hoy cuenta con 45 hoteles, barcos y trenes en 22 países.
Desde 1996, con el objetivo de controlar las falsificaciones y usos abusivos de su imagen, resulta que la CIWLT (Compagnie Internationale des Wagons-Lits et du Tourisme), parte del Grupo internacional ACCOR, ha creado Wagons-Lits Diffusion SA, filial encargada de gestionar las marcas, archivos históricos y todos los derechos históricos, o sea, que cualquier uso tiene que estar autorizado por Wagons-Lits Diffusion SA, basado en París, Francia.
El 10 de junio de 2001, el trayecto se limitó a la ruta París-Viena y afines de 2009, el Orient Express realizó su último viaje, o sea, dicha retirada fue motivada, según la compañía, por el auge de los vuelos baratos y los trenes de alta velocidad.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Orient_Express