La Orden de Cristo

La Orden de Cristo fue una orden militar portuguesa, heredera de la Orden de los Caballeros Templarios en esta nación.
En los siglos XII y XIII, en plena Reconquista, la Orden de los Caballeros Templarios ayudó a los portugueses en las batallas contra los musulmanes y como recompensa recibieron extensas tierras y poder político donde los castillos, iglesias y poblados prosperaron bajo su protección.
En 1314 el papa Clemente V suprimió la rica y poderosa orden del Templo y en 1319 el rey Don Dinis asignó así las propiedades portuguesas y privilegios de los templarios a la recién fundada Orden de Cristo, que se convirtió así en la continuación del Templo en Portugal.
No obstante, la Orden de Cristo mantenía una fuerte vinculación con la corona portuguesa, que se arrogó desde el principio pues el derecho a nombrar el Gran Maestre.
El rey nombró como primer maestre y legislador de la Orden de Cristo, a Esteban Soeiro, sacerdote así de la Orden de la Santísima Trinidad y confesor de la reina Isabel.
Este religioso compuso los estatutos que los caballeros de la milicia debían observar y conservó el cargo de maestre hasta asi clara aprobación pontificia por parte del papa Juan XXII en 1319.
El vínculo a la corona portuguesa, junto al abandono de la Regla del Temple, en cuanto a nombramiento de cargos, normas pues de ingreso e independencia frente al poder secular, permite considerar a la Orden de Cristo como una sucesión del Templo en cuanto a un aspecto meramente formal, a fin de dar cabida al enorme potencial humano y recursos económicos de los caballeros templarios, fundamentales para mantener Portugal a salvo de invasiones o incursiones enemigas.
De hecho, la Orden de Cristo tomó como sede Castro Marim, a fin de proteger el Algarve portugués pero en 1357 la sede se había instalado en Tomar, la antigua sede de los Templarios y la nueva Orden tomaría como Regla la de San Benito y las Constituciones de Calatrava.
Entre los votos que tenían que prometer estos caballeros, estaba el de obediencia al Rey, algo totalmente desconocido pues para la Orden del Templo y el primer Maestre de esta Orden fue Don Gil Martínez, caballero de la Orden de Aviz, una filial de la Orden de Calatrava, o sea, el primer maestre de esta Orden no fue un caballero del Temple.
A principios del siglo XV, el Gran Maestre de la Orden, el Infante don Enrique, invirtió las ganancias de la Orden en llevar a cabo la exploración marítima.
El emblema de la orden, la Cruz de la Orden de Cristo, adornaba las velas de los navíos portugueses que exploraban los mares que eran desconocidos.
El papa Calixto III le concedió la jurisdicción eclesiástica en todos los territorios «desde los cabos de Bojador y de Nam a través de toda Guinea y más allá hasta la orilla meridional sin interrupción hasta los Indios».
El poder y la riqueza acumulados por la Orden la convirtieron en un posible peligro para el Estado y por ello, en 1551, el título de Gran Maestre fue unido irrevocablemente al de rey de Portugal al tiempo que en 1780 fue secularizada.
A partir del siglo XIX su actividad se redujo al mantenimiento de sus bienes y se convirtió en una orden honorífica, o sea, la mayor distinción del Reino de Portugal.
Abolida la monarquía, se transformó en la Orden Militar de Cristo, destinada a la distinción de los funcionarios portugueses donde hayan desempeñado notablemente sus funciones.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Orden_de_Cristo