Leyendas en la Sierra de Alto Rey

En este enclave mágico perteneciente a Guadalajara encierra gran cantidad de leyendas y entre ellas podemos destacar:
Los tres hermanos
Cuentan que hace muchos años, vivió un señor que poseía riquezas, un gran territorio y tenía tres hijos los cuales se llevaban muy mal entre ellos, guiados por la envidia y la codicia.
Los enfrentamientos y peleas eran cada vez más frecuentes, causando un desasosiego y tristeza en el alma del padre, hasta que un día, harto de tantos sinsabores, en un ataque de ira, ofuscado por la frustración y el resentimiento, deseó separarlos para siempre con el único propósito de no verlos pelear nunca más y les maldijo transformándose en tres montañas: El Ocejón, el Alto Rey y el Moncayo.
El hermano mayor, el heredero del mayorazgo, se transformó en el Moncayo, el mediano en el Ocejón y el más pequeño, que era el preferido del padre, en el Alto Rey.
Al parecer esta leyenda se conoce desde hace mucho tiempo ya que, en las últimas reformas de la bóveda de la ermita se esculpieron en un incipiente bajo relieve, tres caras con una disposición semejante a como están situados en la realidad los picos anteriormente mencionados, representando a los tres hermanos a los que se refiere la Leyenda.
La Cueva del Aceite
La cueva se halla situada en la cara sur de la montaña, debajo de la ermita y junto a ésta, vivía durante todo el año un ermitaño que se encargaba de cuidar y vigilar la ermita, compartiendo quehaceres, sobre todo manuales, cuando, en el buen tiempo, subían los monjes desde Albendiego.
Este ermitaño era el encargado de recoger, diariamente, en una vasija, el aceite que gota a gota manaba de la techumbre de la pequeña oquedad que, según cuenta la leyenda, provenía directamente del altar de la ermita, aceite que se empleaba para hacer lucir las lámparas que alumbraban el altar.
Llegaron tiempos malos y de carestía y el ermitaño hubo un día que no tenía que comer pues hacia días que de la caridad no había sacado nada y tuvo la fatal tentación de untar el aceite que había recogido durante el día en un mendrugo de pan durísimo que tenía desde hace días y, desde ese mismo instante dejó de manar aceite de la cueva.
El camino del Alto Rey
Cuenta la leyenda que toda la piedra que se empleó para construir la ermita del Alto Rey se subió desde Albendiego, empleando para ello carros hasta la base de la sierra, y desde allí a lomos de caballería.
De hecho existen vestigios de un viejo camino que sube por la umbría del barranco del Bornova por el que pasaban los carros cargados de piedra, asegurando que todavía se ven las rodadas marcadas en la pizarra.
De cualquier modo lo que si es cierto es que, en la actualidad, todavía se nota que en un tiempo pasado, en la zona mencionada existió un camino, que posiblemente utilizasen para subir al Alto Rey.
Posteriormente se hizo otro que se inicia en el barranco del río Condemios, a unos cien metros de la junta de los ríos aguas arriba, y sube por la umbría hasta coronar dando vista a la «taina» de Valdemulos.
Fuente: http://www.todacultura.com/albendiego/altoreyleyendas.htm