La Noche de San Daniel, la tragedia olvidada que hizo temblar el reinado de Isabel II

Se denomina Noche de San Daniel o Noche del Matadero a la del 10 de abril de 1865 en la que la Guardia Civil, unidades de Infantería y de Caballería del Ejército español reprimieron de forma sangrienta a los estudiantes de la Universidad Central de Madrid que realizaban una serenata en la Puerta del Sol de apoyo al rector de la misma, Juan Manuel Montalbán.
Montalbán había sido depuesto tres días antes por orden del gobierno del Partido Moderado del general Narváez, a raíz de no haber destituido al catedrático Emilio Castelar tras la publicación por parte de este en el diario La Democracia de dos artículos muy críticos con la reina Isabel II, los días 21 y 22 de febrero de 1865.
El 27 de octubre de 1864, el Gobierno de Narváez había emitido una circular en la que se establecía expresamente la prohibición de que en las universidades o fuera de ellas los catedráticos emitieran opiniones por cualquier medio contrarias al Concordato de 1851 o defendieran, entre otras, las posiciones del krausismo.
El destacado dirigente del Partido Demócrata y catedrático de Historia de la Universidad de Madrid Emilio Castelar publicó el 29 de octubre un artículo titulado Declaración en el diario La Democracia, del que también era el director, en el que criticaba la circular del Ministerio de Fomento del 27 de octubre —en la que entre otras cosas se recordaba lo que decía la Ley Moyano de 1857 sobre que la enseñanza debía ajustarse a la ortodoxia católica— argumentando que era un ataque a la libertad de investigación y de docencia de los científicos españoles, es decir, era contrario a la libertad de cátedra.
En marzo de 1865 circulaban por la universidad madrileña en forma de librillos clandestinos varias obras de contenido krausista que habían sido incluidas en el Índice de libros prohibidos el año anterior. Esta situación dio lugar a las protestas en el seno universitario de los denominados neocatólicos, esto es, los miembros destacados del Partido Moderado más intransigentes a las doctrinas liberales.
Dada la grave crisis económica de carácter endémico que atravesaba la hacienda pública, el gobierno decidió hacer frente a la misma mediante la enajenación de algunos bienes del Patrimonio Real, aplicando una parte (el 75 %) como ingresos públicos, y el resto entregándolo a la reina Isabel II provocando las iras del Partido Democrático y del Partido Progresista.

Boceto de la Noche de San Daniel, 10 de abril de 1865.
Emilio Castelar, publicó el día 21 de febrero un artículo en La Democracia titulado ¿De quién es el Patrimonio Real? y, al día siguiente, otro artículo titulado El Rasgo.
En ambos se mostraba contrario a que una parte del dinero de la enajenación de los bienes fuera a parar a las manos privadas de la reina, considerando que el Patrimonio Real era propiedad de la nación.
La decisión de la reina de ceder el 75 % de los beneficios de la venta a la nación y así hacer frente al déficit del Estado, y de conservar para sí el 25 %, fue presentada en las Cortes por el presidente del gobierno el general Narváez.
Emilio Castelar, decía que la reina en realidad se había apropiado del 25 % de un patrimonio que era «del país… La casa real devuelve al país una propiedad que es del país». Así pues el supuesto “rasgo” era en realidad un «engaño, un desacato a la ley, una amenaza…, y desde todos los puntos de vista, uno de esos amaños de que el partido moderado se vale para sostenerse en el poder que la voluntad de la nación maldice»
Los artículos de Castelar «vinieron a descubrir el misterio [de la supuesta generosidad de la reina]: Isabel, agobiada por las deudas, se reservaba un 25 por 100 del producto de la venta de unos bienes que, en su mayor parte, no eran de su patrimonio, sino de la nación».
El 10 de abril, lunes, el nuevo Rector tomaba posesión de su cargo y juraba fidelidad a la reina. lo que provocó protestas entre los estudiantes y movilizó al Partido Progresista en los barrios del exterior de la capital.
Por la tarde, estudiantes, obreros y representantes del Partido Demócrata y del Progresista acudieron a la Puerta del Sol desde distintos puntos y al llegar cerca de Sol, el Ministro González Bravo ordenó a la Guardia Civil cargar contra los manifestantes.
En la zona se encontraba también una unidad de Infantería y otra de Caballería que habían sido movilizadas en la mañana para la ocasión pues eran unos mil hombres armados.
Cuando los guardias civiles a pie y a caballo llegaron a la Puerta del Sol, según relató un testigo, «sin que mediase intimación ni advertencia de ningún género, principiaron con un coraje ciego a hacer uso de las armas y a cazar a la multitud descuidada».
Se produjeron diversas cargas, con disparos y bayoneta calada. Los manifestantes se dispersaron por las calles adyacentes y trataron de colocar barricadas sin conseguirlo ante la actuación de la Caballería.

Antonio Alcalá Galiano, ministro de Fomento
La mayoría de los muertos y heridos fueron transeúntes que no participaban en la algarada estudiantil, incluyendo ancianos, mujeres y niños y estos trágicos sucesos se debieron, según Josep Fontana, “a un ataque de furor de Narváez y González Bravo, que se consideraban desafiados por los manifestantes e incitaron al brutal ataque”.
Esa misma noche en el Senado González Bravo expuso las medidas tomadas contra los manifestantes y se expulsó a la prensa de la sesión, la orden inmediata de censurar lo que al día siguiente habrían de publicar los periódicos, o sea, varios de ellos salieron en esas jornadas con las portadas en blanco.
El día 11 de abril, Narváez había convocado Consejo de Ministros extraordinario en el que Alcalá Galiano y González Bravo se enfrentaron por la dureza de la represión, sufriendo aquél una angina de pecho y muriendo poco después.
Al mismo tiempo, varios diarios como Las Novedades, La Iberia, La Democracia, El Pueblo, La Soberanía Nacional y La Nación publicaron un editorial conjunto en el que llamaban a la calma de los liberales y progresistas para evitar la provocación gubernamental. Igual ocurriría los días 12, 14 y 19 de abril.
La reacciones políticas se produjeron en los días posteriores en el Senado, pero muy atenuadas debido al temor de ser perseguidos que en ese momento tenían todos aquellos que se opusieran al gobierno Narváez.
Salustiano Olózaga, Cánovas del Castillo y Antonio de los Ríos Rosas fueron los más críticos con González Bravo, llegando a retarse en un duelo que terminó sin consecuencias Ríos Rosas y Bravo.
Las consecuencias políticas de la “Noche de San Daniel” acabaron con el gobierno Narváez pues diputados de la Unión Liberal, como Cánovas del Castillo, Posada Herrera y Ríos Rosas también dirigieron sus críticas hacia González Bravo -Ríos Rosas conmocionó al Congreso de Diputados cuando afirmó: «esa sangre pesa sobre vuestras cabezas».
Esta situación convenció a la reina de que debía destituir a Narváez, aunque aún esperó dos meses hasta que el 21 de junio de 1865 volvió a llamar a O’Donnell.
Isabel II no hizo caso a su madre María Cristina, que le aconsejó que llamara a los progresistas para que se integraran en la Monarquía y dejaran de conspirar contra ella, y ello a pesar de que O’Donnell le expresó a la reina su deseo de retirarse de la política y marchar al extranjero.
Personas tan dispares ideológicamente como Salmerón, Castelar, Cánovas u Olózaga, mostraban sin pudor la repulsa por la política gubernamental y, de una u otra manera, anunciaban el fin del reinado de Isabel II, contra quien los estudiantes y el pueblo de Madrid mostraban ya su ira.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Noche_de_San_Daniel