EL CASTILLO EMBRUJADO DE EGAÑA
El castillo San Francisco fue construido por estanciero y arquitecto Eugenio Díaz Vélez quien fue uno de los nietos que tuvo el general Eustoquio Díaz Vélez, prócer de la Independencia Argentina.
Esta mansión debe su nombre a que fue la casa principal de la «estancia San Francisco». El importante casco fue levantado en los terrenos donde, desde antes de 1890, ya se encontraban las primitivas construcciones de la estancia, que por entonces formaba parte de la enorme «estancia El Carmen», de propiedad del hacendado Eustoquio Díaz Vélez (hijo), padre de Eugenio.
Al fallecimiento de Eugenio, el 20 de mayo de 1930, la propiedad había alcanzado su esplendor. La estancia San Francisco y su castillo eran un importante establecimiento de producción agropecuaria y dador de mano de obra y trabajo en el Partido de Rauch.
El imponente castillo fue heredado por la hija mayor de Eugenio, María Eugenia Díaz Vélez. Cuenta la leyenda que el día de la inauguración ocurrió una tragedia, estaban todos los invitados en el castillo a la espera del dueño, que llegaría de Buenos Aires. Esperaron por varias horas hasta que llegó la noticia que nadie quería escuchar, el dueño no llegaría debido a que había fallecido… La noticia fue tan trágica e inoportuna que todos los invitados se fueron de golpe dejando todos los preparativos para la fiesta, inclusive las mesas servidas. Por algún motivo, su única hija y heredera, nunca más volvió al lugar.
En principio esa sería la historia que explicaría la actividad fantasmal en el castillo. Pero hay un inconveniente: todo el relato es una mentira , o sea, un producto de la imaginación colectiva. Nunca hubo fiesta de inauguración, ni mesas abandonadas con el servicio listo a ser consumido, menos aún invitados y, por sobre todas las cosas, tampoco existió el accidente en la ruta. Don Eugenio Díaz Vélez murió en Buenos Aires en su palacio de avenida Montes de Oca (Barracas). Nunca hubo viaje, ni choque, ni muerte violenta.
María Eugenia, prácticamente no habitó la casa que permaneció cerrada durante largas temporadas. Ello inició el comienzo de un período de estancamiento de la estancia y de la edificación, a la que si bien se le sumaron nuevas construcciones, continuó siendo conservada adecuadamente por su propietaria.
En 1958, a causa de la reforma agraria impulsada por el gobernador provincial Oscar Alende, que consistía en colonizar con pequeños propietarios rurales, la estancia San Francisco -con el castillo incluido- fue expropiada innecesariamente por el estado provincial. El fino mobiliario fue subastado y ante la falta de una solución al respecto el castillo empezó a sufrir el deterioro del paso del tiempo y la falta de mantenimiento.
En 1965, durante la gobernación de Anselmo Marini, la propiedad fue transferida al Consejo Provincial del Menor con intenciones de convertirlo en un hogar granja, aunque acabó siendo un reformatorio que alojó a jóvenes con problemas de conducta. Hacia mediados de la década de 1970, a causa de un asesinato que comprometió a uno de los internos, todos los menores fueron reubicados y el castillo quedó abandonado hasta el día de hoy.
Según dicen, en el viejo casco de la estancia San Francisco, suelen escucharse por las noches ruidos extraños, pasos y lastimeros sollozos que espantan a los siempre anónimos testigos que arriesgan sus pasos por las ruinas. Naturalmente, esta actividad paranormal siempre afecta a personas difíciles de encontrar, testigos ausentes y nunca directos. Y aún cuando estos últimos aparecen las pruebas que dan son tan endebles como las historias en las que esos fenómenos se apoyan.
Fuente: https://miniturismorudy.blogspot.com.es/