Ritos y magia en una basílica neopitagórica subterránea en Roma
Veinte siglos de misterios, de cultos esotéricos entre sacralizad y magia, estuvieron celosamente custodiados bajo nueve metros de tierra. Se trata de la basílica neopitagórica pagana de Porta Maggiore, que se ha abierto recientemente al público mediante visitas guiadas. Hay una Roma subterránea, con maravillas, que ofrece muchas oportunidades para quienes desean aventurarse en la atmósfera mágica de los antiguos cultos y religiones esotéricas. Esta «basílica neopitagórica», del siglo I d.C., que fue descubierta casualmente en el año 1917 en las cercanías de «Porta Maggiore», durante las obras de modernización de la línea ferroviaria Roma-Nápoles.
«Es un monumento único en el mundo occidental romano, por su planta de tres naves y ábside, similar a las sucesivas iglesias cristianas», afirma la arqueóloga Ida Sciortino de la Superintendencia Arqueológica de Roma. Sus techos y paredes están lujosamente decorados, alternándose frescos y relieves de estuco con escenas mitológicas que representan la salvación del alma y los secretos de la tradición iniciática: hay dioses, panteras, querubines alados y pigmeos; Ganímedes raptado por un genio alado; Medea ofreciendo una poción mágica al dragón para ayudar a Jasón a apoderarse del Vellocino de oro; la poetisa griega Safo mientras se lanza al mar; los signos zodiacales de Tauro y Géminis, así como representaciones de héroes clásicos como Aquiles, Orfeo, Paris y Hércules. Sin duda, es el monumento más rico de estucos decorativos del mundo romano. Casi todos ellos pueden ser interpretados en clave esotérica y algunos debían tener un papel iniciático y en los misterios del rito pitagórico.
Una opinión diversa tiene el historiador Gilles Sauron, profesor de arqueología romana en París, quien identifica el monumento como tumba de otro Tito Statilio Tauro, cónsul, general y político romano colaborador de Augusto.
Con los nuevos trabajos, las dos teorías se podrían conciliar, sugiriendo dos fases con un cambio de uso de la basílica en la primera mitad del siglo I d.C. Para la arqueóloga Ida Sciortino no se debe excluir que el monumento fuera dedicado a una mujer, porque «en las decoraciones predominan los elementos femeninos».
Fuente: http://www.abc.es/