Apariciones marianas: Nuestra Señora de Cubas de la Sagra

La historia de este recinto monacal comienza en el siglo XV, en particular en el año 1449, con las apariciones de la Virgen María a la niña Inés Martínez Sánchez.
Inés, hija de Alfonso y de Mari, era una chiquilla de doce años cuando el lunes 3 de marzo de 1449 mientras cuidaba cerdos en el lugar conocido como Fuente Cecilia, se le apareció por primera vez la Virgen María en forma de una hermosa señora ricamente vestida que mantuvo con ella la siguiente conversación:
–¿Qué faces aquí, fija?- pregunta la Señora.
–Guardo estos puercos- responde Inés.
–¿Por qué ayunas los días de Santa María en viernes?
– Porque me lo mandaron mis padres.
–Faces bien; pero poco tienes que ayunar este año. Ayúnalo después en los días que cae Santa María, que quien lo ayuna gana ochenta mil años de perdón. E te mando que digas a todas las gentes que se confiesen e aderecen sus ánimas, que sepan que ha de venir gran pestilencia del dolor de costado e de piedras roñas envueltas en sangre, de lo cual morirá mucha gente.
–¿E de esta pestilencia moriré yo en mi padre e mi madre? -preguntó la niña.
-Eso será como Dios quisiese- respondió la señora.
Inés guardó silencio y no contó a nadie lo que le había ocurrido pero al día siguiente, el martes 04 de marzo, a mediodía, en El Arroyo de Torrejon, se volvió a aparecer la Virgen:
-Fija, ¿por qué no dijiste lo que te mandé ayer decir?
–No lo he osado decir por recelo que no sería creída.
–Cata que te mando que lo digas, e si no te creyeren, yo te daré señal para que te crean.
–Señora, ¿quién sois?
–Eso no te diré agora.
La tercera aparición de la Virgen fue el mediodía de ese mismo viernes 7 de marzo en Prado Nuevo:
– V. M.: Fija, ¿has dicho lo que te mandé decir?
– I.: Sí, Señora, lo he dicho a mi padre e a mi madre e otras personas.
– V. M.: Lo has de decir e publicar al clérigo e a todas las gentes sin ningún miedo ni temor.
Una vez de vuelta en su casa, Inés repite esta conversación a sus padres, reaccionando éstos de manera muy distinta, pues mientras que el padre la ordena callar acusándola de mentir, la madre la animaba para que se lo contara a todo el pueblo.
Lo cual no era tan necesario porque la mayoría de la población ya se había enterado, acudiendo hasta su hogar muchos vecinos, entre los que se incluye el clérigo Juan González, quien le dice que fuera en ese mismo momento hasta el lugar de las apariciones y que le pidiera una señal para poder creerla.
La cuarta aparición tuvo lugar el domingo, 9 marzo 1449, por la mañana, en la Ciroleda, donde luego se construiría la iglesia y el monasterio
– V. M.: No hayas miedo.
– I.: Señora, ¿quién sois?
– V. M.: Yo soy la Virgen Santa María.
La Virgen se acercó a la niña, le tomó la mano derecha y, apretándosela, le dejó todos los dedos juntos y el pulgar formando cruz con los demás y le dijo:
– V. M.: Anda, vete con esta señal porque crean, e aquesto pasarás tú por ellos, e vete a la iglesia, e llegarás cuando salgan de Misa, en enséñalo a todas las gentes porque te crea lo que dijeres, pues que llevas señal.
Inés dejó los cerdos a su hermano, fue a la iglesia, llegó a tiempo para la bendición final y enseñó a todos cómo le había quedado la mano y entonces los parroquianos, que conocían a la niña, lo aceptaron como un signo divino, crearon una cruz improvisada y salieron en procesión al lugar de la aparición.
Es ya mediodía de este domingo, 9 de marzo, cuando Inés, tras llamarla dos veces Santa María, marcha hacia donde la llama la Virgen, caminando ambas juntas hasta el lugar donde, arrodillándose, Santa María le coge la Cruz y la clava palmo y medio en el duro terreno, diciéndole:
– V. M.: Fija finca las rodillas de cara a la procesión, e ten la Cruz fasta que llegue. En han de facerme aquí una iglesia que llamen Santa María. Tú fas de volver agora a la iglesia con la procesión. E con algunas criaturas inocentes estará ante mi altar hoy con la noche. E me han de decir dos Misas de Santa María ante mi altar, e te han de poner bajo de los evangelios de dichas Misas. E dichas las dos Misas te han de llevar a la iglesia de Santa María de Guadalupe, e llevarás cuatro libras de cera. Estarás dos días, e a la venida te han de traer acá; en faciendo oración la señal será desfecha.
Los parroquianos vieron a Inés arrodillada ante la cruz donde la niña les explicó lo que había visto y algunos paisanos se quedaron guardando la Cruz y recogiendo arena de las pisadas de la Virgen. La pequeña vidente volvió a la parroquia para explicar las peticiones de la Señora.
Al día siguiente, lunes, ante cuatro notarios, el capellán de Humanes, los alcaldes de Cubas y Piedrahíta, el vicario parroquial, Juan González, y vecinos de otros pueblos lo explicó todo con detalle.
Después de declarar, siguiendo las instrucciones de la Virgen, salió con su padre hacia el santuario mariano de Guadalupe llegando el viernes 14 hacia las tres de la tarde y permanecieron en el santuario hasta el domingo 17 y hablaron con los frailes-médicos.

Lugar exacto donde la Virgen clavó la Cruz
Ellos examinaron la extraña forma de la mano con los dedos en forma de cruz pero consideraron que era algo de nacimiento. Dejaron a Inés y sus acompañantes dormir una noche más en el santuario pero al día siguiente, por la mañana, ¡la mano estaba completamente curada! Los frailes no salían de su asombro.
Inés y los demás regresan de inmediato a Cubas, adonde llegan el 19 de marzo por la tarde. La chiquilla va enseguida hasta el lugar en el que se encuentra clavada la cruz, apareciéndosele de inmediato la Virgen y contestándole a su pregunta de por qué se le había curado la mano en Guadalupe y no en Cubas que:
La sexta y última aparición tiene lugar miércoles 19 de marzo por la tarde, en el lugar de Cubas donde se clavó la cruz pues de inmediato se aparece la Virgen contestándole a su pregunta de por qué se le había curado la mano en Guadalupe y no en Cubas que:
– V. M.: Eso la enviara a Guadalupe.
En el lugar donde se plantó la cruz se celebró misa diaria junto a ella, hasta que el 7 de abril de 1449 el arzobispo ordena construir una iglesia y para el 9 de marzo de 1450 ya se ha terminado.
Una vez terminada la Ermita de Santa María de la Cruz, también conocida entonces como Casa de la Virgen, el número de visitantes fue creciendo, existiendo un número de piadosas mujeres de Cubas de la Sagra que deciden irse a vivir en comunidad junto a la Ermita de San Blas, de este mismo municipio, mientras se construye su beaterio junto a la Casa de la Virgen.
Fuente: https://www.unaventanadesdemadrid.com/comunidad-de-madrid/monasterio-de-santa-maria-de-la-cruz.html