Los 4 vasos Vicarello o Apollinares

En enero de 1852, cuando se hacían unas reformas en el depósito de aguas termales del balneario de Vicarello, a orillas del lago Sabatini, se produjo un hundimiento que dio acceso a las ruinas de unas termas romanas en las que aparecieron miles de monedas y objetos metálicos, que se remontaban en los estratos más antiguos a instrumentos líticos de época tardo-prehistórica.
Aquel tesoro de Vicarello hoy considerado de valor histórico excepcional y, en cuanto a las monedas, el más numeroso e importante encontrado jamás en Italia.
Pero en aquel tesoro también había vasos y objetos votivos de oro, plata y bronce, que se suponía eran ofrendas a Apolo que se llevaban a cabo en ese sanatorio-santuario de aguas termales.
Todos estos objetos fueron descubiertos en unas excavaciones faltas de un rigor académico y control, donde no faltaron los hurtos de piezas, muchas de las cuales terminaron fuera de Italia dispersas por colecciones y museos.
Algún tiempo después, un trabajador le ofreció al director del museo una colección de vasos que «había encontrado», de oro, plata y bronce, por unos 20.000 escudos pontificios.
Descubierto inmediatamente que el origen de aquellas piezas era Vicarello, aquel hombre fue llevado ante el Papa Pio X, que, al saber que se trataba de un necesitado padre de familia, no lo denunció, autorizó que se le pagara lo que pedía y ordenó que los vasos se llevaran a museos vaticanos.

Los 4 vasos Apollinares
Entre aquellos vasos había cuatro de plata con forma de columna miliaria de cuatro tamaños diferentes y donde estaban grabados los nombres de las ciudades del trayecto que iba desde Gades a Roma, indicando el número de millas de cada etapa entre ciudad y ciudad.
Los nombres de Gades y Roma figuraban, en mayor tamaño y con también diferentes grafismos, junto al borde de la boca de los vasos, cubriendo así el resto de las inscripciones toda la superficie exterior de los cilindros.
Unos vasos que seguramente fueron llevados durante el viaje a Roma por un personaje de gran relevancia social, que después de estar en la Urbe y tras un día de camino fue a la estación «de Apolo» (Aquae Apollinares Novae) para procurar la curación de alguna enfermedad o dolencia.
Dejando en agradecimiento a la divinidad de las aguas aquellos preciados vasos que no solo le habrían servido para beber, sino también como mapa viario del itinerarium.

El itinerario que aparece en uno de los vasos Apollinares
Lidio Gasperini, de la Universidad de Roma, escribe: «Si gaditano debió ser el devoto oferente de los vasos, también debió ser gaditano el taller donde se fundieron y donde se hicieron las inscripciones a punzón».
En 1952, el académico Antonio García Bellido estuvo en Roma donde llevó a cabo su estudio y fotografió estos vasos se enteró de que había variedad de reproducciones para una exposición por un prestigioso orfebre.
Poco después, a través del director del Instituto Español en Roma, la Real Academia encargó esas reproducciones que llegaron a Madrid en abril de 1953.
Los originales vasos de Vicarello se exponen actualmente al público en el Museo Nazionale Romano, mientras que las reproducciones de la Academia están en las vitrinas de sus salones, junto a una selección del inmenso fondo que atesora en sus depósitos.
Fuente: https://terraeantiqvae.com/m/group/discussion?id=2043782%3ATopic%3A168927