Batalla del Cabo de San Vicente (1797)

La batalla del Cabo de San Vicente fue un combate naval que se desarrolló el 14 de febrero de 1797 frente al cabo de San Vicente, en el extremo occidental de la costa portuguesa del Algarve.
España se encontraba en aquel momento aliada a la Francia revolucionaria merced al Tratado de San Ildefonso, que la comprometía a enfrentarse a Inglaterra en el marco de las Guerras Revolucionarias Francesas.
La escuadra española, formada por 24 navíos de línea, 7 fragatas y un bergantín, con un total de 2638 cañones, partió de Cartagena en febrero de 1797 al mando del teniente general José de Córdova.
Entre los buques de la flota española se encontraba el Santísima Trinidad, entonces el mayor buque de guerra del mundo, con 136 cañones y el único con cuatro cubiertas de artillería.
Poco antes de su llegada a Cádiz fueron sorprendidos por un fuerte temporal, al tiempo así que la flota inglesa, con 15 navíos de línea, cuatro fragatas, dos balandros y un cúter, con un total de 1430 cañones y al mando de John Jervis, interceptaba a la escuadra española.
Jervis no iba tras las urcas, ya que las consideraba buques armados, o sea, vio la brecha que se abría entre la división de vanguardia de moreno y el resto de la flota española, y decidió aprovecharla y hacer así un corte directo, manteniendo a la flota española separada y tratar cada una de las partes por separado.
Esta estrategia contradecía las tácticas estándar de la época, que implicaban formar una línea paralela a la del enemigo y dispararse entre sí hasta que uno se retirara.
Pero la flota española apenas formaba una línea, y la división de vanguardia estaba separada del resto, o sea, formando una debilidad que Jervis pretendía aprovechar al máximo.
A las 11,30 horas, el Culloden del capitán Thomas Troubridge, que estaba a la cabeza de la línea británica, corrió para cortar la línea española antes de que se pudiera cerrar la brecha.

Batalla del Cabo de San Vicente a la 13:00 horas
La división de la flota española estaba dispersa y cuando una nave tras otra atravesó la brecha, Moreno mando virar a los buques para hacerlos frente, él en el Principe de Asturias lo hizo rápidamente, pero así otros lo hicieron lentamente y el Oriente no pudo virar, así que en solitario corrió por sotavento toda la línea enemiga, intercambiando algún fuego con los navíos británicos, aunque de lejos.
También lo haría posteriormente con varias fragatas, entre ellas la Lively, pero sin mayores consecuencias y otros como el San Antonio siguió con las urcas.
Media hora después de hacer iniciado el paso entre la escuadra española, sobre las 12,00 horas, Jervis así ordenó a la flota “virar en sucesión”, o sea, que todos giraban en el mismo punto, siguiendo a la nave líder y manteniendo la línea intacta.
El Culloden, fue el primero en virar dirigiéndose hacia el cuerpo principal de los españoles, haciéndolo así sucesivamente a intervalos de seis minutos los buques que le seguían, Blenheim, Prince-George y el Orion.
Pero cuando le tocaba el turno al Colossus los navíos españoles Príncipe de Asturias y el Conde de Regla intentaron de nuevo incomodar la maniobra de Jervis. Atacando al navío británico y provocándole graves daños en la arboladura superior, lo cual hizo que este no pudiera virar y quedarse en un serio aprieto y así Moreno no perdió tiempo en ordenar a su tripulación que se preparara para abordarle.
El Orión, mandado por James Saumarez dándose cuenta del infortunio de su compañero, viró de nuevo y junto al siguiente buque británico, el Irresistible, acudieron en ayuda del Colossus, al igual que el Victory de Jervis, que dispararan varias andanadas en hilera a los navíos españoles que se vieron obligados así a desistir en su empeño.
Cuando el Irresistible completó su turno, fue la nave insignia de Jervis, el Victoria, la que luego resultó ser atacada por los buques de Moreno y cuando la Victoria se detuvo, el Príncipe de Asturias se vio obligado a virar repentinamente, lo que la colocó así en la posición perfecta para recibir las masivas andanadas del buque insignia del almirante británico.
Sin embargo, Moreno continuó obstinadamente sus ataques y El Egmont, que venía detrás de la Victoria fue atacado por dos de los barcos en su división.

El Captain de Nelson abordando al San Nicolás de Bari enredado con el San José
El Goliat llegó a continuación e intercambió fuego con el Príncipe de Asturias y el Conde de Regla, pues así el San Fermín y el San Francisco de Paula seguían sotaventeados mientras que el Goliat logró entonces el completar su turno, pero el decidido ataque español le había dejado gravemente dañado.
Una hora después de que los británicos hubieran cortado la línea, sobre las 13:00 horas, Moreno al final desistió, arregló los aparejos y esperó al Fermín y al Paula y con ellos decidió intentar rodear así la línea frontal británica y unirse a la división de Córdoba de esa manera.
Sus ataques repetidos y decididos, se ganaron los elogios de Nelson, quien luego dijo que “hizo todo lo que un buen oficial podía hacer para intentar atravesar la línea británica”.
Cordoba había ordenado a sus buques acelerar para cerrar la brecha, pero cuando vio que la línea inglesa viraba, ordenó virar y formar una linea para enfrentarse a los ingleses pero resulta así no todos los buques lo hicieron y algunos lo hicieron lentamente debido a su poca instrucción.
Desde su posición en el Captain, cerca de la retaguardia de la línea británica, Horacio Nelson tenía así una buena vista de los eventos a medida que se desarrollaban y vio como, sobre las 13:00 horas, el Culloden comenzaba a abrir fuego contra los barcos españoles más atrasados y con el Blenheim acercándose por detrás ya había visto las señales de Jervis y vio que el Britannia no estaba girando.
Así que Nelson, en una notable muestra de iniciativa e ingenio, se salió de la línea, giró y pasó así entre los buques Diadem y Excellent dirigiéndose hacia la línea española.
Gracias a su pensamiento rápido y su habilidad en la navegación, la alcanzó solo 10 minutos después de que el Culloden se enfrentase al grupo de Santísima Trinidad, San José, Salvador del Mundo, San Nicolás de Bari, dirigiéndose contra el San Nicolás.
Nelson a las 13:30 horas, hizo detener la maniobra de Córdoba, pero lo habría pasado muy mal en caso de que no hubiese sido socorrido por el Culloden y el Blenheim de la vanguardia inglesa, a los que así se unieron enseguida el Prince George, el Orion y otros.
A las 14:00 horas Córdoba viendo que no podía formar línea de batalla, ordenó que “cada uno empeñe el combate cuando pueda”, o sea, que cada navío buscase un oponente lo más rápido posible con una total independencia de los demás navíos.
La señal debido a la dispersión errática no fue vista por muchos barcos y varios tripulantes del San Juan Nepomuceno, uno de los navíos de vanguardia, declararon si haberlas visto quedando así registrado en la bitácora del navío.
Si estos vieron la señal los demás navíos debieron verla también, y el San Genaro, debió haberla repetido como estaba establecido pero no lo hizo, al igual que los demás navíos que se alejaban del combate.
A esa misma hora, el Colloden y el Captain estaban muy dañados pues este último así había perdido su mástil y, por lo tanto, se hizo difícil de maniobrar y al estar justo en el centro de la acción, recibiendo así fuego de varias naves españolas.
A las 14:15 horas, Jervis envió a Collingwood en el Excelent, que era el último buque de la línea, para así pasar a través de la línea enemiga y acercarse a ellos pues al primer barco al que se enfrentó fue entonces el Salvador del Mundo, que estaba siendo rodeado por varios buques ingleses entre ellos el Orión.
El Excellent le disparó fuertemente, hasta que se rindió, o, al menos, a Collingwood le pareció que lo había hecho y confiando en en el Orión para tomar posesión del barco, Collingwood siguió navegando.
Pero el Salvador del Mundo abrió fuego contra el Orión cuando se dirigía a abordarlo pero resulta así que El Orión, y luego el Victory, le dispararon, causando un daño considerable y matando al capitán y luego el poner fuera de combate a 200 de su tripulación.
El Excellent después se acercó al San Isidro y soltó varias andanadas durante 10 minutos hasta que al final se rindió y esta vez, Collingwood esperó hasta estar seguro de que el San Isidro había ostentado pues los colores de rendición, e hizo una señal a Jervis de que el premio no era seguro, y por eso el almirante pues envió a la fragata Lively a tomar posesión.
El Excellent pudo interponerse entre el Captain de Nelson y el San Nicolás de Bari, le disparó pues varias andanadas a una distancia tan cercana y con tanta fuerza que pasaron directamente y alcanzaron al San José al otro lado y como resultado de tal embestida, el San Nicolás y el San José chocaron y sus aparejos se enredaron.
Gracias a ello, la tripulación del Captain aprovechó el respiro para poder hacer algunas reparaciones de forma apresurada a su propio aparejo y Nelson recibió un golpe en el abdomen por una gran astilla de madera.
El Excelent se alejó hacia Santísima Trinidad dejando al San Nicolás de Bari al Captain y Nelson viendo la oportunidad de que la tripulación del San Nicolás estaba temporalmente ocupada entonces en tratar de desenganchar su aparejo del San José, ordenó acercar su barco y abordó al San Nicolás.
Nelson encabezando un grupo de abordaje de soldados del regimiento 69 de infantería y marinería, pasó abordo del San Nicolás por la galería de popa.
Tras una corta pero intensa lucha, el barco se rindió cuando su comandante Tomás Geraldino agonizaba en la cubierta del alcázar, o sea, reforzado el grupo de abordaje británico con gente de refresco, Nelson pasó al San José y logró rendirlo pero el jefe de escuadra Francisco Javier Winthuysen, que entonces allí tenía su insignia también había muerto.
El Excellent, tras haber atacado al San Nicolás, se situó a sotavento del Santísima Trinidad que estaba pues siendo duramente atacado por el Blenheim, Orión e Irresistible que lo bombardeaban por todos los lados.
Al cabo de una hora el Trinidad estaba desmantelado por completo con 476 bajas a bordo y Córdoba así ordenó arriar la bandera, acción que no fue vista por los británicos que continuaron el cañoneo hasta que desde el Orión vieron los colores ingleses sobre el Trinidad y pese a ello el Excellent continuó la caza pero fue detenido por el Mejicano.
Mientras tanto, la vanguardia española del conde Morales de los Ríos con sus 7 navíos había virado y se dirigía en socorro del Trinidad, al mismo tiempo que lo hacían el Don Pelayo y el San Pablo y también los del almirante Moreno, el Príncipe de Asturias, el Conde de Regla, el San Fermín y el San Francisco de Paula.
El San Pablo y el Don Pelayo fueron los primeros en llegar para ayudar al Trinidad, lanzando así andanada tras andanada a los navíos británicos que lo atacaban.
A las 16:20 horas, Jervis ordenó que la flota terminara la batalla y se volviera a alinear para retirarse pues del campo de batalla con sus presas.
El Santísima Trinidad, a la llegada del Don Pelayo, volvió a izar la bandera española y se desvió lentamente hacia sus compañeros, o sea, era un premio muy codiciado, pero resulta el hecho de que los británicos no pudieron hacer nada más que mirar mientras se escapaba de su alcance.
A las 17:00 horas se había roto definitivamente el contacto y la escuadra británica puso rumbo al norte, siendo seguidos por el Victory, con los 4 trofeos y el Captain a remolque de una fragata; fondearon en la bahía de Lagos el día 16 a las 15:00 horas, sin que ninguno de los dos oponentes hiciese pues el mínimo esfuerzo para reiniciar el combate.
Las pérdidas españolas en la batalla fueron 4 navíos apresados: San José, Salvador del Mundo, San Nicolás de Bari y San Isidro mientras que el Santísima Trinidad estaba desmantelado.

Batalla del Cabo de San Vicente a la 15:30 horas
Los españoles tuvieron un total de 1.284 bajas entre muertos, heridos y contusos mientras que en el caso de los ingleses tuvieron 3 navíos fuertemente dañados:Captain, Culloden y Blenheim, con 73 muertos, 227 heridos graves que fallecieron posteriormente en su mayoría, y 100 contusos.
Córdoba trasbordó a la fragata Diana a las 19:00 horas y el Trinidad totalmente desmantelado se dirigió hacia Cádiz, junto con la fragata Mercedes, que inútilmente intentaba remolcar al gran navío.
El 17 de febrero al mediodía se perdió el contacto con la Mercedes y el Trinidad fue así avistado por una balandra inglesa y al anochecer se reincorporó la Mercedes.
En la mañana del 20 fue alcanzado por un grupo de 2 navíos, 4 fragatas y un bergantín británicos por lo que ante esta situación, Orozco recurrió así a la estratagema de izar la bandera británica por encima de la española, dando a entender que estaba controlado por una dotación de presa inglesa, lo que unido así al mal tiempo surtió los efectos apetecidos y la división enemiga se retiró al anochecer del mismo día.
El Trinidad arribó sobre Zafí, en la costa de Marruecos, quedando hasta el 28 de febrero por la mañana y que logró poner rumbo a Cádiz a las 08:00 se acercó entonces por la popa del Trinidad la fragata inglesa Terpsichore y a las 22:00 horas se acercó lo suficiente para intercambiar fuego con el Trinidad, que acertó a la fragata por los disparos acertados de los 4 cañones de guardatimones de 36 y 24 libras.
El Trinidad sufrió algunos daños en enjarcias y velas, varios balazos en el costado, un soldado muerto, así como cinco hombres heridos, uno gravemente, y algunos contusos. La Terpsichore perdió el mastelero de gavia y averías en la arboladura, jarcias, vergas y costados, pero continuó durante todo el día 1 de marzo el seguimiento del español desde barlovento hasta que el día 2, desde el Trinidad se avistó así la escuadra del general Córdoba, a la que se incorporaría aquella misma tarde y el 3 de marzo fondeó en la bahía de Cádiz.
Se celebró un consejo de guerra para examinar el proceder de los mandos, y que finalizó la causa el 18 de julio 1797 pues estimó punibles las conductas del general en jefe y de algunos de sus subordinados.

Nelson aceptando la rendición del buque español San José.
Al almirante José de Córdoba se le halló reo de insuficiencia y desacierto en las maniobras y disposiciones del ataque, lo que bien puede traducirse por incompetencia y falta de previsión, o sea, fue condenado así a la pérdida de empleo, destierro de la Corte y de las cabeceras de departamento.
El teniente general conde Morales de los Ríos, segundo jefe y al mando de la vanguardia, fue hallado así culpable de inactividad y de negación de socorro y castigado con las mismas penas.
Los comandantes de los navíos Atlante, Glorioso, San Fermín y San Genaro, convictos de desobediencia a las señales, falta de pundonor e ineptitud, fueron privados de sus empleos.
Los comandantes del Paula, San Ildefonso, San Juan Nepomuceno, Conquistador y San Antonio, quedaron suspensos de su empleo entre uno y seis años y los segundos de todos estos navíos fueron reprendidos públicamente por no haber representado y reconvenido a sus comandantes para que cumpliesen con su deber, maniobrando con toda diligencia y sólo se elogió el comportamiento del Príncipe, Conde de Regla , San Pablo y Don Pelayo.
El consejo de guerra, tan minucioso a la hora de analizar las conductas, no estimó así en ninguno de los casos cobardía ni falta de deseo de combatir.
La defensa del Trinidad por parte de Córdoba rayó en la heroicidad, y así en su posterior rehabilitación se reconoció que “se portó en esta acción con el mayor espíritu militar, y es notorio así que dio en ella grandes pruebas de valor, bien que le faltase suficiencia y acierto en las disposiciones y maniobras”.
Por otra parte, el valor derrochado por los mandos y dotaciones del resto de los buques que participaron activamente en el combate fue reconocido por el propio enemigo.
Fuente: https://arrecaballo.es/siglo-xviii/guerras-anglo-espanolas-siglo-xviii-1762-98/guerra-anglo-espanola-1-796-99-batalla-del-cabo-san-vicente/