«Vamos a morir a todos»: el enigmático puzzle que recorre las carreteras del planeta
Febrero de 1996. Un tipo que vive en Filadelfia sale de su apartamento por la mañana. El hombre vivía en la segunda planta, baja las escaleras, abre la puerta de entrada al complejo y se encuentra con la sorpresa. Alguien había incrustado sobre el asfalto una placa Toynbee junto al mensaje: “Vamos a morir todos”.
En un tiempo como el actual, con Internet como amo y señor para resolver cualquier caso por extraño que parezca, el enigma de las placas de Toynbee puede que sea uno de los últimos grandes misterios del siglo pasado. Un rompecabezas de alcance mundial sin necesidad de hallazgos arqueológicos o asesinatos sin resolver.
Cuando el tipo de Filadelfia acudió al medio local el periodista se puso rápidamente en contacto con el Baltimore Sun, quienes habían reportado un primer caso en 1994. Dos años antes, en 1992, un joven en Filadelfia llamado Billy O’Neill había empezado a notar una serie de extraños azulejos incrustados aleatoriamente en las carreteras locales.
TOYNBEE IDEA IN KUbricK´s 2001 RESURRECT DEAD ON PLANET JUPITER
Lo cierto es que las placas variaban un poco en cuanto al color y la forma, aunque todas estaban hechas de una misma sustancia dura no identificable, y la mayoría tenían notas tan extrañas como el propio mensaje original. Por ejemplo: “Asesinen a todos los periodistas, les ruego” o “Someter. Obedecer”. Algunas de ellas estaban acompañadas de largas y paranoicas diatribas sobre los medios de comunicación, los judíos o la mafia. Un sinsentido.
Billy empezó a preguntarse por la naturaleza de estos azulejos. Preguntó e intentó investigar pero nadie sabía nada acerca de su origen o significado. Unos meses después y con el tema dándole vueltas en la cabeza, decide montar una web dedicada a las placas misteriosas.
Al hacerlo obtiene el feedback que necesitaba pues no se trata de un fenómeno local ya que placas similares a estas han aparecido en muchas otras ciudades de Estados Unidos como Pittsburgh, Washington, New York, Boston o Baltimore. No sólo eso, algunas también han aparecido en Sudamérica, por ejemplo en Brasil, Argentina o Chile
De hecho, a los pocos meses Billy se da cuenta que existen más de 100 placas en el planeta, o al menos más de 100 descubiertas por anónimos que como él buscaban una respuesta. De alguna manera, alguien se ha dedicado a incrustar estas baldosas en las vías públicas de diferentes partes del mundo, y además lo ha hecho sin que nadie lo haya visto.
Aunque no tenían ni la menor idea de quién o quienes estaban detrás de este enigma, Billy y el resto de curiosos habían atado una serie de cabos. Todas las placas mencionan “Toynbee”, muy probablemente en referencia a Arnold J. Toynbee, un historiador religioso nacido en Inglaterra en 1889.
Pero habían más datos. Debido a la gran similitud en el estilo de la artesanía y la escritura entre ellas, lo más probable es que fuera el trabajo de un solo individuo. Sí, podía ser un perturbado, pero también podía ser alguien con un extraño sentido del humor.
De lo que no había ninguna duda era de que se trataba de alguien de lo más creativo, paciente y metódico, alguien que había invertido tiempo en hacer más de 100 placas a mano. Y dado los diversos lugares donde se podían encontrar, un tipo (o mujer) con los medios y el dinero para poder viajar.
El azulejo se aseguraba a la calle a través de un tipo de papel picado y acodado del alquitrán, luego pegado junto. Una capa de alquitrán crudo parecía estar debajo de la baldosa entera, como anclándola. Con el peso de los coches, a medida que pasaban sobre el azulejo, las fuerzas de las capas de papel de alquitrán impregnaban los espacios en las grietas de las letras.
Sobre la temática y su significado hay muchas teorías. La primera de ellas dice que la referencia de Toynbee proviene del cuento del escritor de ciencia ficción Ray Bradbury, The Toynbee Convector, el cual alude a la idea de que para sobrevivir, la humanidad debe esforzarse por encontrar su futuro, es decir, creer en un mundo mejor.
Para ello siempre debemos dirigirnos hacia un lugar más allá de lo “posible”. Siguiendo esta línea de pensamiento, el mensaje puede ser que la humanidad debería tratar de colonizar Júpiter. De hecho, El cuento corto de Arthur C. Clarke titulado Júpiter V contiene elementos en común con la película de Kubrick 2001 y varias menciones de Toynbee.
En cuanto a la pista más tentadora sobre el creador de estas placas ocurrió tras una entrevista en un periódico con un hombre que se llamaba James Morasco. El tipo, un carpintero de Filadelfia que tendría unos 70 años cuando comenzaron a aparecer las placas, afirmaba que Júpiter podría ser colonizado trayendo a la gente muerta de la Tierra hasta allí para que resucitaran.
Lo cierto es que Morasco murió el 15 de marzo del 2003, y las placas han seguido apareciendo. En el año 2003 el escritor y editor del periódico Kansas City Star,Doug Worgul, descubrió una placa de Toynbee en la esquina de una calle de la ciudad de Kansas. El hombre escribió posteriormente sobre el misterio de las placas en un artículo publicado en la web The Star.
La otra posibilidad que se baraja sobre la autoría de las placas la tenemos en el documental del 2011 Resurrect Dead: The Mystery of the Toynbee Tiles. En el mismo se presentan evidencias de que el creador era un residente de la ciudad de Filadelfia llamado Severino “Sevy” Verna, quien usó el nombre de “James Morasco” como un alias. Verna, supuestamente, colocaba las placas mediante un agujero en el piso de su coche para transmitir un mensaje sobre sus teorías.
Fuente: http://es.gizmodo.com/