El asesinato de la familia Clutter

Los Clutter residían en una casa de campo ubicada en Holcomb, una pequeña ciudad perteneciente al estado de Finney, en Kansas (Estados Unidos).
Herbert William Clutter, padre de familia era un hombre muy conocido por su gran influencia en la zona además de ser el propietario de la granja River Valley.
Era un granjero que convivía con su mujer, Bonnie Fox, y sus dos hijos Nancy (16 años) y Kenyon (15 años) pues el día en el que lo asesinaron había firmado un seguro de vida por valor de 40.000 dólares (alrededor de 36.000 euros).
La noche del 15 de noviembre de 1959, sobre las 23:30 horas de la noche, Perry Smith y Richard Hickock, o Dick, asaltaron la granja familiar con el objetivo inicial de robarles.
Una vez dentro, los expresos inmovilizaron a los cuatro familiares que se encontraban allí y, tras no dar con la caja fuerte que contenía todos sus bienes, los asesinaron a todos de un disparo en la cabeza a excepción de Helbert, que fue degollado primero.

La familia Clutter
Ambos delincuentes se conocieron en la prisión de Lansing, en Kansas, donde acabaron por diferentes delitos y fue un compañero de celda, Floyd Wells, quien les habló de la familia Clutter y de la gran cantidad de dinero que supuestamente guardaban en una caja fuerte.
Deseosos de hacerse con su riqueza, decidieron unir fuerzas y atracar la casa cuando les concedieron la libertad condicional pero el único botín que Dick y Smith hallaron en la casa de los Clutter fueron 50 dólares y una radio de transistores.

La casa de los Clutter donde se produjeron los asesinatos
Cuando el jefe del departamento de policía de Garden City, Mitchell Geisler, llegó a la casa, encontró a Helbert tumbado sobre un colchón del sótano con heridas de apuñalamiento y un disparo en la cabeza y aún estaba en pijama.
Mientras que en el sofá del salón principal se encontraba Kenyon. En la segunda planta, en uno de los dormitorios, yacían Bonnie y Nancy donde todos estaban atados y con la boca amordazada con cinta adhesiva, salvo la joven.

Los culpables de los homicidios
Los agentes pudieron dar con los culpables tras encontrar una huella ensangrentada de una pisada y restos de ADN de Smith y siguiendo el rastro que Dick dejó al firmar cheques en blanco y empeñar los binoculares que sustrajeron del domicilio.
Después de cometer los asesinatos, ambos huyeron a México, aunque tuvieron que volver a Estados Unidos después de gastarse el poco dinero que poseían.

Richard Dick Hickock, saliendo de la prisión de Las Vegas en 1960
Finalmente, fueron detenidos en Las Vegas después de que Wells los delatara pues tras ello Hickock fue condenado a la pena de muerte por ahorcamiento el 29 de marzo de 1960.
A lo largo de los casi dos mil días que permaneció entre rejas esperando a su ejecución, Dick negó los hechos y acusó a su cómplice de ser el único autor de los asesinatos.
Lo sostuvo hasta el 14 de abril de 1965, cuando fue ahorcado y posteriormente enterrado en el cementerio de Leavenworth, junto al otro acusado y sus últimas palabras estuvieron dedicadas a Roy Church, el agente que colaboró en su captura: «Me estás enviando a un lugar mejor que este».

La huella ensangrentada de Smith
Perry Smith fue ejecutado en la misma prisión de Lansing tan solo 38 minutos después de que su compañero fuera ahorcado y mientras estaba esperando en el corredor de la muerte, el condenado conoció a Capote, a quien le concedió diversas entrevistas y cuyo testimonio fue clave en la elaboración de ‘A sangre fría’.
Sus últimas palabras fueron: «No creo en la pena de muerte, ni legal ni moralmente. Puede que hubiera podido contribuir en algo. No sirve de nada que pida perdón por lo que hice».
Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/2019-11-15/sucesos-20-anos-crimen-a-sangre-fria-capote_2339007/