La Dama de Elche. La mujer más hermosa del mundo
Manuel Campello Esclapez tenía 14 años cuando el 4 de agosto de 1897, hacia las diez de la mañana, se encontraba en Villa Illice –La Alcudia-, finca propiedad del doctor Manuel Campello Antón, donde su padre y hermanos realizaban trabajos de nivelado de unos bancales en la ladera de levante del promontorio que ocupó la ciudad antigua. El muchacho aprovechó el descanso de los peones para coger un pico y seguir con las labores. De pronto, la punta golpeó contra algo duro, que parecía una piedra. Al apartar la tierra quedó atónito: ante él apareció un rostro. Llamó a la cuadrilla, procediendo esta a descubrir toda la pieza que resultó ser un busto.
Pero cuando consiguieron sacarla observaron el bello busto de una mujer con fantásticos ornamentos. Al contrario de lo que Manuel esperaba, no se trataba de una pieza de características romanas. Era diferente. ¿Pero de qué época? ¿Quién la hizo?
El 11 de agosto llegó a la ciudad el arqueólogo francés Pierre Paris para asistir a las representaciones del Misteri d’Elx, invitado por el cronista y archivero municipal Pedro Ibarra y a requerimiento de éste vio el busto encontrado una semana antes. El erudito ilicitano había comunicado el hallazgo a instituciones y estudiosos de Madrid, Londres y Berlín, acompañando fotografías tomadas por él.
Manuel Campello Esclapez
El ilustre visitante, entusiasmado por la pieza, planteó aquel mismo día y los sucesivos al doctor Campello la posibilidad de comprar la obra para Francia, a lo que el propietario se negó, asesorado por Ibarra. Pero en esos días llegó protestada una letra girada al Museo Arqueológico Nacional como pago de la colección de antigüedades de Aureliano Ibarra, hermano del archivero fallecido siete años antes, que había sido vendida por su hija Asunción casada con Campello.
Pese a su holgada posición, el médico tenía comprometido el dinero para la compra de un terreno y aquella informalidad le causó un gran disgusto. Paris aprovechó el momento para mostrarle un telegrama del Museo del Louvre garantizando el pago de la pieza, y finalmente el día 18 se cerró la venta.
El arqueólogo francés le entregó 4000 francos, 5200 pesetas de la época (apróximadamente 31€). En 2006 a efectos del seguro para su traslado a Elche, fue valorada en 15 millones de euros.
El 30 de agosto partió el busto del puerto de Alicante hacia Marsella y desde allí a París. En el Museo del Louvre fue bautizada como Dama de Elche y pasó a ocupar el lugar más destacado de la sala de Antigüedades Orientales a finales de diciembre. Al estallar la II Guerra Mundial, en 1939, fue trasladada a un lugar más seguro, el castillo de Montauban, cerca de Toulouse.
Fruto de laboriosas negociaciones entre los gobiernos español y francés, el 8 de febrero de 1941 la Dama cruzaba la frontera de Portbou en tren camino de Madrid junto con otras obras artísticas y arqueológicas españolas, a cambio de varias piezas que se enviaron al vecino país e, indirectamente, de la reconstrucción de la sede de la Casa de Francia en la zona de la Moncloa, en Madrid.
Manuel Campello Antón El arqueólogo Pierre Paris
Instalada en el Museo del Prado, permaneció allí hasta marzo de 1971, acordándose su traslado al Museo Arqueológico Nacional, en el que permanece desde principios de 1972.
La primera vez que la Dama salió de Madrid fue en 1965, para volver a Elche con motivo de la celebración del VII Centenario del Misteri, organizándose un exposición de arte ibérico en el Museo Arqueológico del Parque Municipal. Llegó el 23 de octubre y estuvo apenas catorce días.
Tras todo este periplo, y desde entonces, el busto de La Dama de Elche ha sido objeto de estudio para averiguar su origen, su significado y su naturaleza, no sin polémica. Debido a la peculiaridad de su descubrimiento, en una zona agrícola y sin ningún tipo de información recogida del contexto arqueológico, era realmente complicado extraer algún tipo de información arqueológica.
Por fortuna, La Dama de Elche no es el único busto de estas características encontrado de la cultura Íbera pues también tenemos a La Dama de Baza o la del Cabezo Lucero, con sus diferencias, han permitido extraer más información sobre el significado y características de ella.
La cara de la figura, finamente pulimentada, hacía pensar que se trataba de la réplica de una mujer real, ¿pero qué mujer? ¿Una sacerdotisa?! ¿¡Una princesa? ¿Una diosa local? Y la cavidad de la parte trasera, ¿para qué? Las investigaciones sugieren que se trata de un agujero para introducir ofrendas o incluso para contener las cenizas (quizás de la propia mujer que representa la figura).
Busto de la Dama de Elche Indumentaria de la Dama de Elche
La figura es conocida en todos los rincones de Europa. Sobre todo reconocida por su curioso tocado y sus ropas. Además, en su época estaba pintada con colores muy vivos de los cuales sólo queda algún mínimo rastro (en los labios o en la ropa). Su tocado, las joyas y la ropa que lleva sugieren que se trataba de una mujer importante de alguna tribu de la cultura íbera del siglo V-IV a.C. De sus características físicas podemos destacar lo siguiente:
- El busto hecho en piedra caliza, data de en torno al siglo IV a.C. en plena cultura ibérica, antes de que diera comienzo la época romana de Hispania. Es evidente la influencia tanto fenicia como griega pero con peculiaridades propias de la cultura ibérica.
- Las facciones de la cara son finas pero a la vez muy marcadas, con una belleza y realismo impresionante. Se puede afirmar que la mujer es guapa. Sus penetrantes ojos dejan un espacio en las pupilas que pudo contener algún tipo de piedras preciosas incrustadas.
- La figura original estaba llena de colores: rojo, azul, rosa o amarillo formaban parte de la estampa polícroma de la pieza.
- Sobre la cabeza tiene un velo y una mantilla que la cubre hasta la espalda y una especie de diadema sobre la frente. En los laterales de la cabeza, sobre las sienes, tiene unas trenzas formando un círculo a modo de rueda, que pudieron estar bañadas en oro.
- Los collares, de tres tipos diferentes, son grandes y ostentosos cubriendo casi en la totalidad el pecho del busto. A esto hay que añadirle los pendientes, del mismo estilo, que le caen sobre los hombros.
- En la parte trasera tiene un orificio con una cavidad que pudo contener ofrendas o cenizas. Sin embargo, no se han conservado restos ni de una cosa ni de otra en su interior con lo que esto son meras conjeturas por comparación con sus “primas”.
Tanto la originalidad de la figura como su curiosa historia desde su descubrimiento han encumbrado a La Dama de Elche como una de las piezas más representativas de la Arqueología de la Península Ibérica. La Dama sigue siendo testigo de peregrinaciones por verla desde todas las partes de la geografía española. Quizás sucedía lo mismo hace más de 2.000 años, que fuera venerada y visitada por la multitud para contemplar su inmensa belleza y mostrar respeto a lo que fuera que representaba.
Mientras la Dama de Elche permanece en el Museo Arqueológico Nacional, en el lugar de su descubrimiento, el Yacimiento Arqueológico de L’Alcudia de Elche siguen los trabajos de campo que, año tras años, desentierran un poco más de la Historia de la Península Ibérica.
Fuente: http://arqueoblog.com/