La maldición del Zafiro Púrpura de Delhi

Cuando el conservador Peter Tandy descubrió una amatista púrpura sin importancia en un gabinete de piedras preciosas del Museo de Historia Natural, no tenía idea de la extraña historia que estaba a punto de desarrollarse.
Identificado incorrectamente como un zafiro en el Siglo XIX, el zafiro púrpura de Delhi había permanecido intacto durante treinta años después de su entrega al museo.
Una vez que Peter sacó la gema de su caja, encontró una nota escondida debajo, lo que esa nota reveló fue una increíble historia de tragedia pues fue descrita como “maldita” :
“Triplemente maldita y teñida con la sangre y el deshonor de todos quienes la han poseído. Quien sea que la abra, primero debe leer esta advertencia y luego hacer lo que desee con la joya. Mi consejo para él o ella es tirarla al mar”.
Muchos sospechan que la joya fue parte del tesoro sacado de un saqueo al Templo de Indra durante la Rebelión en la India de 1857 y luego fue llevada a Inglaterra por el Coronel W. Ferris, quien eventualmente quedó en bancarrota, al igual que su hijo luego de que heredara la joya.

Peter Tandy
Más tarde, fue comprada por el escritor Edward Heron-Allen, íntimo amigo de Oscar Wilde, quien señaló que solo obtuvo mala suerte con la joya y se la regaló a unos amigos que la devolvieron tras sufrir gran cantidad de desgracias, incluyendo una cantante que perdió su voz.
Convencido de que traía desgracia y mala suerte decidió arrojarla
al Regent’s Canal convencido de que no volvería a verla. Pero tres meses más tarde un tratante llamó a su puerta: se trataba de un comerciante conocido suyo que la había encontrado en el fondo del canal y sabía que era de su propiedad pues la colocó dentro de siete cajas selladas con aquella nota.

Edward Heron-Allen
La joya además fue enviada al banquero de la familia con instrucciones para que se quedara sellada hasta la muerte de Heron-Allen, quien en 1921 publicó El Zafiro púrpura, inspirada en sus propias vivencias como propietario de la gema.
En 1944, Heron-Allen murió y apesar de insistir en que la caja que contiene el zafiro de Delhi no debe abrirse durante 33 años después de su muerte, la hija de Heron-Allen se deshizo de ella con prudencia lo más rápido que pudo y la envió al Museo de Historia Natural.
Allí permaneció hasta 1972, languideciendo en un cajón hasta que el conservador Peter Tandy descubrió el zafiro y la extraña carta adjunta.
En 2004, se le pidió a John Whittaker, comisario del museo, que trasladara la piedra a una conferencia en la Sociedad Heron-Allen pues durante el viaje, Whittaker y su esposa quedaron atrapados en una terrible tormenta y escaparon de una lesión grave. La segunda vez que se le pidió que lo transportara, se puso violentamente enfermo y la tercera vez colapsó en agonía, solo para pasar un cálculo renal unas horas más tarde. ¿Maldición o coincidencia?
Fuente: https://laexuberanciadehades.wordpress.com/