Vecinos del barrio de Añatuya aterrados por el Almamula
Los vecinos de un barrio periférico de Añatuya, en Santiago del Estero, padecen de un tiempo a esta parte una singular situación que los atemoriza e inquieta toda vez que extrañas circunstancias se manifiestan en la zona, en especial cuando cae la noche, y que algunos atribuyen a la presencia del Almamula.
La leyenda del Almamula, también conocida como la Mulánima, se erige en torno a una mujer que tuvo relaciones incestuosas con su padre y su hermano, y más tarde, incursionó en la alcoba del cura del pueblo donde residía, lo que le valió el castigo divino nunca redimido porque la pecadora jamás se arrepintió de sus faltas carnales.
Los gritos escuchados en distintos barrios de Añatuya tienen que ver con lo que el mito cuenta: la condena que cayó sobre esa mujer la convirtió en una suerte de mula de pelo color plomo que corre arrastrando dos cadenas como freno que le causan un dolor insoportable y dan motivo a sus escalofriantes alaridos. Por ello, la leyenda apunta que la enloquecida carrera del Almamula, en la que va echando fuego por la boca y los ojos, termina frente a una iglesia para desde allí, reiniciar su tormento eterno.
Aquella manifestación nocturna, según una crónica de Nuevo Diario, de Santiago del Estero, tuvo lugar en barrios como Obrero, Tiro Federal y Rosso, lugares en los que los viejos residentes aseguran que no es algo novedoso y que sí guarda similitud con los relatos que escuchaban los niños de sus mayores. Así pues, Walter Gómez, Luis Toledo y Carlos Quinteros Fernández dan cuenta de los temores que invaden al barrio a los que se suman otra característica no menos aterradora: una sombra indefinida que también en la oscuridad suele acechar a los atribulados transeúntes del lugar surcado por calles de tierra.
‘La sombra siempre te aparece de detrás y acá en el barrio queremos saber de dónde viene o qué es afirmó uno de los habitantes del lugar que aportó que más allá de la línea de casas, donde empieza a dominar el descampado, es el ámbito de donde suelen provenir los gritos desgarradores y los ruidos de cadenas que sugieren que el Almamula está por ahí, quizás mucho más cerca de lo que suponen.
Sin embargo, la situación en el barrio La Leñera, tiende a ser más grave. Allí los vecinos denuncian que no solo el grito desesperado del Almamula los perturba sino también la presencia de un animal de cuatro patas, como si fuera un perro negro de casi un metro de alzada, que se aparece de repente en la oscuridad con una postura amenazante.
Fuente: http://www.diariopopular.com.ar/