Las 8 leyendas más terroríficas de Moscú

La ciudad de Moscú al igual que cualquier otra ciudad esconde una gran cantidad de leyendas sobre la presencia de fantasmas:
Los fantasmas del teatro Pushkin

En 1914, el famoso actor y director Alexandr Taírov inauguró el teatro Pushkin, que era una de las construcciones más emblemáticas de Moscú en honor a un gran poeta.
Para 1950, se planeó una serie de reformas para ampliarlo y fue así como algunas de sus alas empezaron a levantarse sobre lo que era el cementerio de Juan el Apóstol.
Al enterarse de esta profanación, Alisa Koonen, viuda de Taírov, lanzó una maldición sobre el lugar, que a partir de entonces fue escenario de diversas desgracias y protagonizó varios escándalos.
Muchos actores y puestas en escena fracasaron rotundamente al presentarse aquí por lo que la gente fue dejando de asistir progresivamente, ya que se sentía incómoda por el ambiente que se respiraba en el interior ya que los asistentes afirmaban que en medio de las obras, podían escucharse lamentos, sonidos, golpes, apariciones.
Se aseguraba que eran los espíritus de los muertos enterrados en el cementerio, quienes se habían apoderado así del teatro, al ver interrumpido su descanso.
Esta situación continuó hasta 1991, cuando se llamó a un sacerdote para bendecir el edificio y cuentan que en aquella ocasión, testigos vieron como una mariposa de impresionantes colores entraba por una ventana, revoloteaba encima de sus cabezas y desaparecía al instante, o sea, dijeron que fue una señal del cielo.
El libro negro de la torre Sújarevskaya

La plaza Sújarevskaya parece que no hay nada particular, pero es otro de los lugares marcados pues por el diablo en la capital.
Actualmente hay un monumento con la siguiente inscripción: «En esta plaza se encontraba la torre Sújareskaya en la que entre 1701 y 1715 se alojaba la Escuela de Navegación. Era dirigida por Yakov Brius, militar, astrónomo, químico y diplomático, protegido del Zar Pedro I».
Brius fue un inventor con talento y el pueblo inculto tomó los logros científicos por brujería pues así por las noches trabajaba en la torre, donde se construyó un observatorio.
Muchas personas creían que era ahí donde realizaba sus ceremonias diabólicas pues la leyenda dice que Brius tenía un ‘libro negro’ y que antes de morir emparedó el libro en los muros de la torre y entonces leyó en las estrellas la fecha de su muerte.
Catalina I intentó encontrar el libro pues según un leyenda de los años 30, el propio Stalin ordenó desmontar la torre de Sújarevskaya ladrillo a ladrillo en su busca pero no lo encontró y de la torre solo quedaron los cimientos.
La casa de Lavrenti Beria

Por otro lado, en el número 28 de la calle Málaya Nikitskaya hay una pequeña casa de estilo modernista donde a día de hoy alberga la Embajada de Túnez.
A principios del siglo pasado, aquí vivía el jefe del servicio de la Cheka soviética, Lavrenti Beria pues así hay numerosas leyendas acerca de esta casa y una de ellas habla de que en el jardín se encontraron cuerpos de muchachas muertas.
La reserva de Kolómenskoe

Una antigua residencia zarista construida en el siglo XVI, es otro lugar misterioso de la capital pues resulta que en el centro del parque hay una escalera de madera que lleva a un barranco de un kilómetro de largo en cuyo fondo brotan manantiales y se supone que el agua de los mismos posee propiedades revitalizadoras.
En varios manuscritos del siglo XVII se cuenta que cierto día, a las puertas del palacio del zar de Kolómenskoe se vio un pequeño destacamento tártaro vestido a la antigua usanza y apresaron e interrogaron a los enemigos que entonces así confesaron que, durante la batalla, intentaban esconderse en el barranco y escapar de sus perseguidores.
Lo cierto es que sí había habido una batalla en aquel lugar, pero ¡un siglo antes! y según las leyendas, en esta zona ha habido otros casos de ‘desapariciones’ en el tiempo.
En el barranco hay dos piedras donde los paganos ofrecían sus ofrendas a los dioses y se dice entonces el hecho que curan enfermedades y ayudan contra la infertilidad pues actualmente, hay gente que todavía se acerca hasta este lugar para tocar estas piedras y pedir deseos.
Los estanques del Patriarca

Eternizados por el célebre escritor ruso Mijaíl Bulgákov en su emblemática obra ‘El maestro y Margarita’, los estanques del Patriarca se han convertido en un lugar de peregrinaje para los amantes del misticismo ya que según la novela, es precisamente aquí donde Satán, disfrazado de Vóland, inicia su visita a la Unión Soviética ateísta.
Incluso en los tiempos de la Edad Media, este lugar era conocido como el pantano Encantado y se creía pues que aquí encontraban refugio las almas desamparadas cuyos cuerpos, en vida, fueron sacrificados por los antiguos paganos.
Con la llegada del cristianismo, en este lugar se estableció la residencia del patriarca y el pantano fue convertido en un estanque de donde especialmente se sacaban los peces que acababan en la mesa del máximo jerarca de la iglesia rusa.
Hoy día, el lugar es un hermoso parque para el disfrute de los moscovitas, muchos de los cuales afirman pues el hecho de haber presenciado cosas inexplicables en sus rincones.
El carruaje gris de Kuznetski Most

La calle Kuznetski Most es una de las más antiguas de Moscú y alberga un sinfín de historias pues así en los tiempos imperiales, en esta calle se ubicaban tiendas con objetos de lujo, clubes de caballeros y casinos.
Día y noche, por sus aceras caminaban aristócratas que resulta que lo habían perdido todo como eran los juerguistas, prostitutas, amantes decepcionados y todo tipo de estafadores.
Cuenta la leyenda que, desde entonces, por las noches, en esa calle aparece un carruaje gris y su cochero se ofrece a los peatones solitarios para llevarlos a cualquier lugar de la ciudad… pero si aceptan, nadie vuelve a verlos jamás.
Aunque después de la revolución bolchevique los casinos y burdeles desaparecieron, el carruaje gris aún sigue vivo en la memoria popular. Algunos incluso cuentan que su dueño cambió el viejo transporte por un auto moderno, pero del mismo color.
El fantasma de Zhuzha

Kuznetski Most protagoniza otra de las historias fantasmales de Moscú pues se rumorea que las noches veraniegas, por sus aceras, vuela un fantasma vestido de blanco.
Es Zhuzha, como llamaban cariñosamente a Josefina, una joven francesa diseñadora de sombreros que vivía en Moscú a mediados del siglo XIX y de la que estaba locamente enamorado el millonario y filántropo Sava Morózov.
Cuenta la leyenda que un día Zhuzha viajaba por Kuznetski Most cuando escuchó entonces a un pequeño vendedor de periódicos gritar que Sava Morózov se había suicidado. Tan pronto como la chica logró salir del carruaje para leer pues los detalles de la noticia, quedó atrapada bajo las ruedas de la diligencia y falleció.
Al día siguiente, el niño que vendía los periódicos fue encontrado muerto, estrangulado con una media de mujer, o sea como las que vestía Zhuzha en el momento de su muerte y sea coincidencia o no, más tarde uno a uno murieron pues los tres corresponsales que habían publicado la nota.
Cuenta el rumor popular que si una mujer ve el fantasma de Zhuzha, probablemente pronto perderá a un ser querido masculino. Y es mejor para los periodistas y vendedores de periódicos no detenerse demasiado tiempo en esa calle.
La casa de la ribera

La gran residencia ubicada en la ribera Bersenióvskaya del río Moskova se ha convertido en símbolo del gran terror de la época de Stalin. Es conocida como ‘La sonrisa de Stalin’, ‘La Bastilla de Moscú’, ‘La trampa de los bolcheviques’ o ‘La casa del arresto domiciliario’.
Construida en 1931, aquí vivieron numerosas figuras de renombre de la época soviética, como el héroe Alexéi Stajanov, los mariscales Gueórgui Zhúkov y Mijaíl Tujachevski, la hija de Stalin Svetlana Alilúyeva e incluso el primer secretario del Partido Comunista Nikita Jruschov.
El lugar en el que está ubicado el edificio tiene mala fama desde los tiempos de Iván IV, conocido también como ‘el Terrible’.
Ahí se ubicaba la casa de Maliuta Skurátov —uno de los líderes de los cuerpos represivos de la Opríchnina— con unos sótanos de tortura en su interior.
Más tarde, durante el reinado de Catalina la Grande, en este lugar fue decapitado Yemelián Pugachov, o sea, era así un impostor que se hacía pasar por Pedro III y que lideró la mayor insurrección en la historia del Imperio ruso.
En los tiempos de Stalin, cerca de un tercio de los habitantes de este edificio —principalmente funcionarios y también burócratas— pasaron por el proceso de represiones. La atmósfera en este edificio era tan pesada, que muchos de sus residentes terminaban quitándose la vida.
Según la leyenda, incluso hoy sus fantasmas pasean por las oscuras escaleras y pasillos del edificio en busca así de sus apartamentos.
Fuente: https://mundo.sputniknews.com/20170724/rusia-turismo-rumor-seguridad-fantasmas-mitos-1070996324.html