Gudrid Thorbjarnardottir y Snorri, el niño vikingo de América

La islandesa Gudrid Thorbjarnardottir exploró América casi quinientos años antes que Cristóbal Colón, alumbró al primer bebé europeo del nuevo continente, peregrinó a Roma y se hizo monja.
Una sombra se proyectó desde la puerta y una mujer entró. Llevaba una túnica negra y ceñida; era más bien baja y tenía una cinta en su cabello castaño (…). Caminó hacia Gudrid y dijo:
– ¿Cómo te llamas?
– Me llamo Gudrid, ¿y tú?
– Me llamó Gudrid–, contestó la mujer.
La conversación tuvo lugar en Norteamérica en los albores del siglo XI, casi quinientos años de que Cristóbal Colón llegara al mar Caribe protagonizada por la islandesa Gudrid Thorbjarnardottir y una india algonquina.
El bebé de Gudrid, llamado Snorri, el primer niño europeo nacido en América, estaba en la cuna y el contacto probablemente tuvo lugar en la isla canadiense de Terranova, en un asentamiento vikingo situado no muy lejos del construido antes por Leiv Erikson y primer escandinavo que colonizó Norteamérica.
El hecho se menciona en la Saga de los Groenlandeses, uno de los relatos legendarios de Islandia y otra narración, la Saga de Eric, describe a Gudrid como una mujer de belleza sorprendente con antepasado irlandés, el esclavo Vifil, que le transmitió claramente el cristianismo de raíz céltica.
Fue comerciante, madre y monja pero antes de irse a vivir a una iglesia había peregrinado a Roma, donde es posible que contara sus aventuras pues a esa conclusión llegó el escritor islandés Halldor Laxness, premio Nobel de Literatura en 1955.
Gudrid tuvo una vida azarosa y sorprendente para la época en que vivió pues en la Saga de los Groenlandeses Leiv Erikson cuenta la rescató en el mar a la vuelta de su expedición a América en el año 1000 formando así parte de un grupo de quince náufragos que habían encallado con su barco en la costa norteamericana y era la esposa del capitán.
Leiv Erikson los condujo a todos a Groenlandia, donde Erik el Rojo se había establecido con su comunidad y tras enviudar Gudrid volvió a casarse con otro hijo de Erik, Thorsteinn, que también murió.
Convertida en una mujer rica e influyente, se casó por tercera vez con el mercader noruego Thorfinn Karlsefni pues a instancias de ella, ambos decidieron viajar al poblado que Leiv Erikson había fundado en Terranova y buscaron sus propias tierras.
La expedición estaba formada por colonos de Groenlandia, esclavos irlandeses y ganado pues durante tres inviernos se dedicaron al trueque con los indios (cambiaron paños por cuero y pieles) y allí Gudrid dio a luz a Snorri y conoció a la enigmática nativa.
Al llegar a Terranova, Gudrid y Karlsefni permanecieron unos meses en el poblado de Leiv y luego fundaron el suyo donde según las crónicas dicen que la mujer india que contempló a Gudrid y a su hijo Snorri fue una «aparición»; pero Jonathan Clements, el autor de Breve historia de los vikingos (2008), cree que el encuentro no tuvo nada de especial, o sea, sólo podía tratarse de «una inquisitiva muchacha india que repitió las primeras frases en nórdico que había escuchado».

Rutas escandinavas a Groenlandia, Vinland (Terranova), Helluland (Baffin) y Markland (Labrador)
Fuera de la estancia donde se encontraron las mujeres, los colonos luchaban contra unos nativos porque les habían robado una espada donde el ladrón murió, sus compañeros huyeron y Jonathan Clements sugiere que la indígena de la historia también había intentado robar algo a Gudrid aprovechando el desconcierto general.
Los indios, reaparecieron en el poblado y fueron derrotados pero los colonos se hartaron del hostigamiento, sin olvidar que entre ellos apenas había cinco mujeres, de modo que regresaron a Groenlandia cargados de pieles y madera pues luego hubo al menos otro intento de colonización en Terranova, pero también fracasó.
Cuando Karlsefni y Gudrid regresaron de América, Snorri había cumplido tres años y la familia se estableció en una granja que el padre tenía en Islandia y más tarde, Snorri se casó y mientras la madre se encontraba fuera, fue entonces cuando Snorri construyó una iglesia en sus propiedades y a su regreso, Gudrid se quedó a vivir en ella como monja.
Cuatro obispos islandeses se encuentran entre sus descendientes, subraya Jenny Jochens, autora de una biografía de Gudrid que se incluye en el libro Hombres y mujeres de la Edad Media (2013).
Pero la autora cree que es plausible que Gudrid relatara sus viajes por Norteamérica cuando visitó Roma y si ello ocurrió, pudo ser la primera en divulgar fuera de Escandinavia la existencia de un “continente nuevo” y no es descabellado pensar que los clérigos medievales propagaran la noticia y la cotejasen con otras narraciones.
La primera mención que se conoce de Vinland es muy anterior a las sagas islandesas, escritas en los siglos XIII y XIV, o sea, data aproximadamente de 1070 y corresponde al canónigo sajón Adán de Bremen, que se apoya en la información estraida de un rey de Dinamarca, Svend II Estridson, para escribir: Muchos de sus hombres habían descubierto en este océano otra isla, llamada pues Vinland, porque la vid se daba allí espontáneamente. Noticia que debemos a un testimonio digno de fe de los daneses.
El religioso islandés Ari el Sabio, de la misma época que Adán de Bremen, menciona a los indios de Vinlandia e incluso los Anales islandeses hablan en 1121 de un obispo llamado Erik que partió hacia aquellas tierras.
La misma fuente relata la arribada a Islandia en 1347 de un barco que había zarpado originalmente hacia la costa americana y fue arrastrado por una tempestad.
Al recopilar estas informaciones, en un capítulo de la Historia universal de las exploraciones (1967), el historiador Michel Mollat no puede resistir la tentación de evocar al rey galo Madoc: Según la leyenda, marchó en 1170 al lejano oeste y que habría fundado una colonia de varios centenares de hombres, pero no habría jamás regresado.
Pero Gudrid Thorbjarnardottir sí volvió y se fue a vivir a la iglesia que le construyó su hijo y tuvo todo el tiempo para entretener a su familia y a sus visitantes con la historia de su vida, especula Jenny Jochens. ¿Quién más sino Gudrid habría podido transmitir tan bien esas historias?
Fuente: http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2014/12/gudrid-thorbjarnardottir-y-snorri-el.html