El asesinato de Sam Cooke

El 11 de diciembre de 1964, Sam Cooke, la máxima estrella de la música negra, el cantante del que se decía había inventado el soul, cenaba con unos amigos en un club del downtown de Los Ángeles.
Según su asistente, entre los «amigos» que cenaban había ejecutivos de la compañía de Lawn Jockey, una especie de padrino de la música negra, a los que les dijo: «Prefiero llevar mis propios negocios».
Se levantó de la mesa, acompañado de una belleza euro-asiática, una tal Lisa Boyer que decía ser cantante y marcharon al club PJS donde estuvieron muy poco tiempo, porque Sam le sugirió a Lisa ir donde ya habían ido otras veces, al Motel La Hacienda, en South Figueroa.
Sam hizo el registró en el hotel a las 2.35 horas de la madrugada con el nombre de Sam Cooke y señora y pagó los tres dólares que costaba la habitación pero a las 3.08 horas la Policía recibió una llamada de Lisa en la que aseguraba que estaba «secuestrada».
Cuando llegó la Policía Sam Cooke estaba muerto, semidesnudo y sentado pero derrumbado hacia un lado, o sea, sólo tenía una chaqueta puesta encima y su cabeza estaba inclinada hacia la pared que daba a la entrada de la recepción del hotel donde descubrieron que tenía un disparo en el pecho y heridas por todo el cuerpo.
Bertha Lee Franklin , la encargada del hotel, se declaró autora de los disparos en el acto: «Sí, sí, he sido yo la que le ha disparado… tenía que hacerlo, creí que me atacaba…».
Mientras, la cantante Lisa cantó a la Policía: ella fue al hotel sólo para hablar de su futuro en la música porque Sam tenía un sello discográfico, pero no la escuchaba, sólo la quería desnudar y entonces dijo que se fue hacia el baño a refugiarse pero fue inútil, Sam ya se había desnudado.

Motel La Hacienda donde fue asesinado Sam Cooke
Lisa se escapó por una ventana, con la camisa, los pantalones y los calzoncillos de Sam en dirección hacia la recepción, pero encontró la puerta cerrada y se fue hacia una cabina de teléfono, desde donde había llamado a la Policía.
La Policía de Los Angeles se creyó la historia de las dos mujeres y rehusó a presentar cargos contra ellas hasta el punto de que el primer informe calificó a Bertha Lee Franklin como a una especie de heroína que se había podido liberar de Cooke, un probable violador negro.
El problema es que, después, el informe final de la Policía resultó aún más grotesco, o sea, según las pesquisas posteriores, la heroína Bertha había cambiado hasta cuatro veces sus declaraciones antes del juicio hasta el punto de que no se sabía si había sido un robo, un crimen pasional o un asesinato en defensa propia.
Y otra de las incocruencias redactadas en el informe final realizado por la policía es que tampoco se examinó el cuerpo de Lisa por si realmente tenía trazas de haber sido forzada.
La policía informó de que Sam Cooke había muerto a causa de varios disparos. El informe final demostró que Cooke sólo tenía un balazo en su cuerpo, justo entre la tercera y la cuarta vértebra, tan preciso que debió de matarlo instantáneamente, o sea, obra de un profesional.
Es poco probable que el disparo fuera realizo por Bertha Lee Franklin fuera tan bien dirigido y en cuanto a la heridas, a los golpes en todo su cuerpo, no había explicaciones. Sam Cooke tenía 33 años.

Elisa Boyer y Bertha Lee Franklin
Su mujer, Barbara Cooke, no quiso siquiera interponer una apelación, tras un juicio muy corto donde cuando se llevó a cabo la deliberación el jurado tan sólo tardó 15 minutos en decidir que Bertha Lee Franklin había matado a Sam Cooke en defensa propia. Barbara, curiosamente. se casó poco después con el cantante Bobby Womack, uno de los protegidos de su marido.
A pesar de todo, la familia materna del cantante contrató a una agencia de detectives, que descubrió bastante información valiosa.

Lugar donde la policía encontró el cuerpo sin vida de Sam Cooke
Primero: Cooke había estado saliendo con Lisa Boyer en las tres últimas semanas. ¿Por qué la quiso violar? Además, Sam salió del club con 3.000 dólares pero jamás se encontró esa cantidad.
Segundo: Lisa fue arrestada por prostitución un mes después de la muerte de Sam.
Tercero: Bertha Lee, la heroica vigilante, no tenía registrado el arma del calibre 22 con la que decía que había matado a Sam, o sea, sólo tenía registrada un arma del calibre 32 y Bertha Lee murió 18 meses después en un asesinato que todavía hoy día es un misterio.
Muchos años después, la maravillosa Etta James escribió en su autobiografía Rabia por sobrevivir, publicada en 1995, que pudo ver el ataúd abierto de Cooke antes de que se lo llevaran a Chicago y pudo comprobar que tenía las marcas de una paliza: la cabeza estaba casi despegada del cuerpo, las manos estaban completamente descoyuntadas, la nariz estaba hundida y tenía dos cicatrices tremendas en la cabeza.
¿Quién mató a Sam Cooke?. Las sospechas apuntan hacia la mafia de la industria discográfica pues poco antes de su muerte, el cantante había despedido a su mánager, J. W Alexander. ¿Saben quién fue su sustituto?. Ni más ni menos que Allen Klein, el mismo mánager de los Rolling Stones y de los Beatles. Por lo que la muerte de Klein también se lleva a la tumba una parte del misterio Cooke.
Poco después del triste asesinato, Barbara vendió a Klein los derechos editoriales de las canciones que había escrito su marido, por poco más de 100.000 dólares. En la actualidad, sus acciones generan de cuatro a cinco millones al año.
El viejo mánager de Cooke, J.W. Alexander, era uno de los asesores económicos de Malcolm X por lo que la así Nación del Islam también tenía motivos para matarle, dado que el cantante negó el acceso a sus negocios a los hermanos.
Sam Cooke está enterrado en el cementerio de Forest Lawn, donde el día de su entierro no paraba de sonar la canción What a wonderful world, la gran canción del hombre que había inventado el soul y Cooke así siempre creyó en que los negros pudieran disfrutar de un cambio y que este era realmente un mundo maravilloso.
Fuente: https://www.plasticosydecibelios.com/100777-2/