María Angula: la leyenda de la «sabelotodo» de Ecuador

María había nacido en la ciudad de Cayambe (Ecuador) era la hija de un poderoso hacendado y muy querida entre la gente del lugar, pues era muy alegre y despierta, todo ese cariño que recibía le duraba muy poco debido a que María creyéndolo todo un juego decía muchas mentiras a las personas con las que vivía.
María se enamoró de un buen hombre, Manuel, quien era trabajador y muy sencillo, pues sólo le pedía que le preparara sus platos favoritos, una misión imposible para la perezosa joven.
Como consecuencia de ello, María se vio obligada a consultar a su vecina, doña Mercedes y que día tras día, María iba a la casa de la vecina que le explicaba las recetas, pero María siempre le decía: “yo ya sabía cómo se preparaba la receta” y se marchaba.
Un día la paciencia de Mercedes se le acabó y decidió darle una lección a la joven, fue así como María, como siempre, le consultó a su vecina como se preparaba el Puzún debido a que Manuel le había pedido que le preparará ese plato.
Mercedes le dijo que aquel plato era muy sencillo, sólo tenía que ir al cementerio y robar las vísceras de un muerto reciente. La impertinente María se pavoneo de conocer la mencionada receta.
Con la noche cubriendo sus pasos, María se acercó al cementerio, desenterró uno de los ataúdes con uno de los muertos más recientes y usando un cuchillo sacó sus intestinos.
Al día siguiente, le preparó el Puzún a su marido, quien no dejó nada en el plato y alabó las capacidades culinarias de María, que nuevamente se había salido con la suya.
Esa noche, cuando la joven pareja se encontraba durmiendo, María sintió unos llantos lastimeros y también oyó unos pasos pesados que subían por las escaleras y se detuvieron al frente de su puerta.
Horrorizada, María observó como un espectro de horrible apariencia entraba en su habitación y repetía: “María Angula, ¡devuélveme mis tripas y mi puzún que te robaste de mi santa sepultura!”, la joven se escondió debajo de las sábanas, pero la entidad la agarró de los pies y se la llevó arrastrada.
Cuando Manuel despertó, no encontró a su mujer y jamás volvió a saber de ella.
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