Apariciones marianas: La Virgen de las Lágrimas

En 1953, Angelo Lannuso y Antonia Giusto, dos jóvenes esposos que vivían en uno de los barrios periféricos de Siracusa, en la calle Degli Orti, se dedicaban a sus labores diarias.
El 29 de agosto de 1953, muy temprano en la mañana, Angelo se levantó y se dirigió al campo a trabajar y cerca de las 8.30 Antonia entró en una nueva crisis de nervios hasta que, repentinamente, una luz inexplicable atrajo su atención.
Por las mejillas de una imagen del Inmaculado Corazón de María, que colgaba sobre la cabecera de la cama, corrían lágrimas que brotaban de sus ojos una tras otra.
En un principio, la joven creyó que era víctima de una alucinación pero al cabo de un instante, comprobó que el fenómeno era real y que crecía en intensidad.

Antonia Giusto y su marido Angelo Lannuso
Fue entonces que, asomándose a la calle, llamó a vecinos y familiares para que presenciasen el milagro pues cuando los vecinos estuvieron frente a la imagen y vieron lo que sucedía, se pusieron de rodillas y, llorando de emoción, comenzaron a rezar.
La noticia conmocionó a la ciudad y se difundió por toda Italia, razón por la cual el Arzobispo de Siracusa, Monseñor Ettore Baranzini, decidió someter el fenómeno al análisis de expertos que determinaron que las lágrimas eran humanas.
Conocido el milagro, la gente, en gran número, comenzó a acudir a Siracusa para rezarle a la Virgen y pedirle su intercesión.
Uno de ellos fue Vincenzo Arico, un hombre humilde que había perdido la vista. Con la ayuda de su esposa llegó a la ciudad y una vez en la calle Degli Orti, se puso de rodillas y comenzó a orar pues casi de inmediato recuperó la visión, hecho del que fueron testigos numerosos peregrinos.
Por su parte, Giuseppe Caruso necesitaba muletas para caminar dado que padecía una enfermedad que le afectaba las piernas pues después de escuchar sobre aquella imagen que derramaba lágrimas, decidió acudir a ella para rezar.
En Siracusa presenció la cura de Arico y cuando regresaba a Catania, su ciudad, sintió fuertes dolores en el pecho y una vez en su casa, se hallaba orando frente a una réplica de la imagen cuando, sin darse cuenta, se puso de pie, caminó hasta una lámpara que allí había y la encendió…¡sin utilizar las muletas!
Estas y otras historias similares, fueron recogidas por Don Tomaselli, religioso salesiano que investigó el milagro.
En vista de tales acontecimientos, el Arzobispo de Siracusa presentó un documento al Tribunal de la Conferencia Episcopal de Sicilia reunida en Baghería, provincia de Palermo, donde el milagro fue confirmado. Luego peregrinó al lugar y a continuación, mandó edificar un santuario.
El 17 de octubre del siguiente año, S.S. el Papa Pío XII se refirió al prodigio a través de un mensaje radiofónico, recalcando que las lágrimas vertidas por la Santa Madre en Siracusa eran muestras de compasión por su Hijo Jesús y de profunda tristeza, por los pecados del mundo.
Fuente: https://carifilii.es/apariciones/listado-de-apariciones/la-virgen-de-las-lagrimas