El Monasterio del Diablo de Carmona

Corría el año 1620 cuando se fundó un monasterio de monjes franciscanos dominicos en la localidad sevillana de Carmona con el nombre de “Huerta de San José” y siempre ha estado rodeado de un aura siniestra y misteriosa.
Sin embargo pocos o casi ningún documento existen en el Archivo Histórico del Ayuntamiento sobre la historia y existencia de este monasterio pues unicamente dos son los manuscrito que lo acreditan.
Se cuenta la historia de que en aquellos años, los monjes que habitaban el monasterio vivían inmersos en sus actividades de carácter espiritual a la vez que tenían que conseguirse el sustento cultivando un huerto, criando animales y mendigando limosna y comida por las calles de la localidad y por las fincas y huertas privadas que se encontraban en las cercanías.
Pero debido a la situación en la que se encontraban atentaron contra el séptimo mandamiento saliendo durante las noches a robar en las huertas cercanas para sobrevivir.
Se cuenta que al alba regresaban al convento con los harapientos hábitos desgarrados por las dentelladas de los perros de las huertas colindantes, y la carne llena de mordeduras.
Estos hechos fueron reiteradamente denunciados por los hortelanos ante el tribunal eclesiástico, y se ignora si éste ordenó el cierre del mismo, pero lo cierto es que sobre los años 50 el convento fue abandonado sin previo aviso y vendido en 1957.
Se cuenta que dicha venta fue el resultado vengativo de un prior que había sido trasladado al noviciado en contra de su voluntad, y en venganza juró que si algún día ascendía y llegaba a ocupar un alto cargo en la capital de España, vendería el monasterio.
Parece ser que llegó a cumplir su amenaza vendiéndolo todo salvo la edificación, que quedó en propiedad de tres monjes, fray Rafael, fray Luis y fray Manuel, quienes con gran esfuerzo lograron recomponer la edificación pero se negaron a su venta.
Sin embargo existe otra leyenda que da otra explicación al abandono del mismo, contada por un mando policial e hijo de alguien que trabajaba en el monasterio en dicha época.
Según esta declaración una mañana aparecieron los cuerpos de varios frailes degollados y colgados en los ganchos existentes en el techo del sótano.
Cuando se conocieron los hechos, la policía se personó en el lugar encontrando a un fraile asustado y escondido en un rincón, declarando que él había sido el causante de la matanza la cual le había sido ordenada por el diablo pero no era posible puesto que carecía de la constitución física suficiente para llevar a cabo tan macabra acción.
Pocos en aquellas fechas hablaban que en la Huerta de San José habitasen fantasmas o que se produjesen fenómenos extraños, aunque se hacía incapié en lo espeluznante que resultaban los ganchos para colgar comida que existían en la despensa subterránea del convento.
La existencia de aquellos tétricos ganchos en el sótano del monasterio corrió por todo el pueblo, siempre con la incertidumbre de la veracidad, hasta que salieron a la luz unos documentos que se encontraban en uno de los archivos históricos. Se trataba de dos manuscritos escritos en castellano antiguo y que fueron traducidos por un investigador.
En uno de ellos se habla de una donación de alimentos, por parte del ayuntamiento, para que los monjes no murieran de hambre. En el otro se narran unos hechos escritos por el Escribano José Díaz Alarcón y contados por el fraile dominico Juan Rodrigo Perea, que en presencia de aguaciles y fuerzas públicas y religiosas, contaba lo que le había ocurrido el día 25 de noviembre de 1680.
En la mañana del 20 de noviembre de 1680 acude al monasterio un joven aspirante a noviciado el cual se hacía llamar Don Jaime Maldivas, siendo aceptado por el prior del lugar pero nunca participaba en la vida en común del monasterio, pues presentaba una actitud distante y solitaria.
Los frailes dormían con las puertas de sus celdas cerradas bajo llave pero en una fría mañana de noviembre, uno de ellos despertó, y al ver que su puerta aún no estaba abierta, se puso a meditar pensando que era temprano. Después de esperar un largo tiempo, escuchó unos pasos que provenían del pasillo, y al poco tiempo, notó como su puerta quedaba abierta.
En ese mismo instante, salió y comprobó como el resto de celdas estaban vacías, lo que provocó un intenso estado de nerviosismo interior en el mismo. Rápidamente, acudió a la capilla, donde pudo comprobar que no había nadie y debido a ello empezó a escuchar lamentos a media voz que provenían de la cocina, los cuales se hacían cada vez más fuertes en cuanto se acercaba al sótano de la misma.
Entre la oscuridad, dicho fraile pudo observar como en los diversos ganchos que pendían del techo yacían muertos el resto de moradores del monasterio y entre los cadáveres, al fondo de la sala, según el relato del mismo, pudo observar la figura del mismísimo diablo, el cual le espetó: “Ve y di que Satán está aquí”.
Otra de las peculiaridades que se plasman en dicho documento es la relativa al enterramiento de los frailes que según el alguacil Alonso Sanz, en el momento de dar sepultura a los miembros de la comunidad en las inmediaciones del convento, fueron muchos los testigos del lugar que presenciaron un extraño oscurecimiento del cielo, del cual aparecían dos columnas de fuego, y entremedias, la visión de un rostro horrible en forma de alimaña. Acto seguido, cayó de manera fulminante un rayo de luz blanca del cielo con forma más humana y los allí presentes huyeron despavoridos.
La leyenda cobra más fuerza cuando en la actualidad se desciende al sótano donde supuestamente fueron colgados los frailes y se pueden observar unos ganchos como los que se describen en la historia.
Para terminar, es necesario aclarar que, los restos del convento que actualmente se mantienen a duras penas en la zona, corresponden a una edificación de los años 40 del siglo XX, ubicada en la misma zona que el desaparecido convento que databa del siglo XVII.
Desde entonces, psicofonías, apariciones fantasmagóricas y cambios de temperaturas atestiguan lo escalofriante de la zona.
Fuente:https://www.vavel.com/es/masvavel/2018/10/25/historia/952275.html