La leyenda de la lámpara diabólica

En un pequeño poblado todo era apacible y tranquilo donde la vida transcurría lenta, pero segura pues casi todos los habitantes de Niquitao se conocían.
Alice, hija del pastor Alonzo una tarde estaba jugando cerca de la casa abandonada junto a Pedro, su mejor amigo, y consiguió una lámpara muy peculiar pues le llamó la atención sus mágicos colores.
Se la llevó hasta su casa para ver si funcionaba, la colocó en su cuarto y la encendió donde además de irradiar luces de colores, tenía melodía y giraba lo que hizo que cayera en un profundo sueño y al despertar, por los gritos de su madre para que bajara a comer, se dio cuenta que a su lado había un gato muerto y espantada lo echó por la ventana y bajó.
No fue la primera ni la última ya que todas las noches Alice encendía la lámpara para dormirse con su suave melodía y al despertar, al día siguiente, encontraba sangre en su ropa o algo extraño en su cuerpo.
En el pueblo se comenzó a rumorear que un monstruo diabólico rondaba atacando animales y asustando a los vecinos, o sea, fueron desapareciendo perros, mulas, gallinas y cuanto animal existía en Niquitao.
Nadie tenía una explicación ya que decían que el monstruo tenía pies de niño, pero garras de león y como consecuencia de ello nadie salía de su casa.
Mientras Alice seguía encendiendo la lámpara para dormirse hasta que finalmente un buen día Niquitao se convirtió en un pueblo fantasma.
Fuente: http://leyendasdeterrorcortas.net/la-lampara-diabolica/